En la ruta histórico-literaria de las Germanies realizada ayer se hizo spoiler: «A Joanot Colom lo apalean, lo degollan y matan, lo cortan en cuatro trozos, que son esparcidos, y cuelgan su cabeza dentro de una jaula en la Porta de Santa Margalida, donde estuvo tres siglos». «Como las películas que comienzan por el final y van hacia atrás», la actividad cultural organizada por la librería Embat y el divulgador de Fita a Fita, Joan Carles Palos, se inició en el lugar del asesinato, enfrente del único elemento patrimonial que queda que lo recuerde, los restos de la muralla medieval donde estaba la puerta de entrada a la ciudad. Allí degollaron el 3 de junio de 1523 al líder de la revuelta popular de los agermanats de Mallorca contra los poderes feudales.

El cinéfilo Palos guió a los seis asistentes (el aforo máximo) por el casco antiguo de Palma en un itinerario «que es una precuela de las Germanies para que la gente conozca el contexto en el que se desarrollaron durante tres años los acontecimientos que acabaron con la muerte de Colom». Ayer se celebraron dos rutas de Pac qui deu, mori el mal govern! La Palma dels menestrals, y habrá dos más el próximo sábado para conmemorar el 500 aniversario del comienzo de las Germanies, el 7 de febrero de 1521.

Los libros de la revuelta

El recorrido comenzó en Embat Llibres, uno de los «pequeños templos donde el conocimiento se ofrece al público» y en el que estaban expuestos los títulos más significativos de «la revuelta más importante vivida nunca en la isla». El cicerone recomendó tres: las novelas Pac qui deu, de Antoni Rodríguez Mir, Temps de prodigis, de Sebastià Manresa, y La diabòlica secta colombina, de Guillem Morro, de donde leyó el pasaje que explica cómo matan a Joanot Colom. Del primer libro destacó «la conexión que realiza el autor con el republicanismo en la Guerra Civil y el franquismo», debido a que en ambos casos hubo «cientos de ejecuciones y personas que tuvieron que acabar exiliadas», recordó Joan Carles Palos. La dueña de la librería, Glòria Forteza-Rey, avanzó que a finales de mes habrá dos nuevos ensayos para ampliar la historia sobre este acontecimiento.

Tras la primera parada de la ruta en «el último escenario de la película», el recorrido continuó por Sindicat, que «desde la Edad Media era un camino intramuros de 500 metros que se iniciaba en la Porta de Sant Antoni y suponía la conexión entre la producción de materias primas procedentes de la Part Forana, la proveedora, y su transformación en productos elaborados en los obradores de la ciudad». El guía resaltó que la «dualidad entre Palma y el resto de la isla fue una de las causas de tensión, aunque no la única, que llevaron a la revuelta». Y se paró frente al lugar donde estaba la sede del Sindicat Forà, «el punto neurálgico de los artesanos de la Part Forana en Ciutat».

Resumió los cuatro motivos básicos que provocaron el levantamiento de les Germanies con las proclamas: Visca el rei, Pac qui deu, Fora la molitja i el segell y Mori el mal govern. La primera se debe a que, «ingenuamente, los agermanats creían que les haría caso, pero Carlos I tenía la cabeza en expandir sus territorios»; el «pague quien debe está claro»; mientras que la tercera arenga se refiere a los nuevos impuestos que gravaron aún más a payeses y artesanos; y con el «mal gobierno» señalan a la oligarquía, que está «exenta de pagar impuestos y por supuesto reniega de cualquier cambio en su estatus».

La ruta prosiguió por las plazas Mercadal y de la Quartera para terminar en el Banc de s’Oli, todos ellos escenarios que reflejan la gran importancia de las materias primas de la Part Forana. Tras dos horas de paseo y aprendizaje, los asistentes se llevaron como conclusión que «las Germanies no hubieran sido posibles sin unos artesanos, sin una sociedad civil, harta y bien organizada».