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Música crítica

Crítica de música | Tres instrumentos, dos artistas

Empezar interpretando, y con enorme musicalidad, el solo de corno inglés que Wagner escribió para Tristán e Isolda y casi a oscuras, ya daba indicios sobre una cierta originalidad, como así fue, tanto en la elección del programa, como en la de la alternancia de instrumentos: primero corno y luego oboe, con el piano como elemento aglutinador.

Ese elemento teatral del inicio, solamente estropeado por algún melómano insensible y poco respetuoso, tuvo una segunda parte a través de la versión para piano solo de Quejas o la maja y el ruiseñor de la ópera Goyescas de Granados, también interpretada a media luz.

En esas dos obras para instrumento solo, Bruno Lucas y Magí Garcías demostraron valentía, sin duda, pero también talento. Unas cualidades que aumentaron a través de las sinergias que supieron crear cuando, ya juntos, abordaron un repertorio, cuyas obras merecen ser mucho más programadas.

Sí, tanto ese Homenaje a Bellini para corno y piano de Antonio Pasculli (quien curiosamente murió el mismo día que el del concierto, pero de hace noventa y siete años) como las transcripciones de las 6 canciones opus 13 de Clara Wieck y la Sonata de Saint-Saëns (escrita hace justo cien años), éstas últimas para oboe y teclado, todas ellas deberían constar en el repertorio habitual de la música de cámara. Así que, además de aplaudir el buen hacer de esos dos intérpretes, debemos agradecerles ese punto de pedagogía musical al mostrarnos obras injustamente arrinconadas.

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