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Carlos Hipólito: “‘Cuéntame’ es la ficción más adecuada para contar el covid”

“Llevo siendo el narrador de la serie desde hace veinte años y ahora es la primera vez que salgo en pantalla”

Carlos Hipólito

Carlos Hipólito (Madrid, 1956) se encuentra de gira con el espectáculo "Granada', en el que interpreta a Manuel de Falla.  Entre sesión y sesión, hablamos con él de la obra y nos adelanta algunos detalles de la nueva temporada de 'Cuéntame cómo pasó, la serie TVE que desde 2001 repasa la historia de España desde finales de los años sesenta hasta la actualidad.

–¿Pues Cuéntame?

–¿Qué quieres que te cuente?

–¿Cómo llega Carlos Hipólito a ser Carlos Alcántara en “Cuéntame” y después Manuel de Falla en la zarzuela?

–Empecemos por el final. “Granada”, la zarzuela que traemos a Oviedo, es un espectáculo de dos piezas de asunto granadino. Por un lado, está “La Tempranica”, de Gerónimo Giménez, y, por otro, “La vida breve”, de Manuel de Falla. Con eso se armó un espectáculo dirigido por Giancarlo del Mónaco para el teatro de la Zarzuela de Madrid.

– Y usted es Manuel de Falla.

–Cuando me llamaron me pareció una idea estupenda, son dos obras breves pero muy interesantes musicalmente. Había una peculiaridad. “La vida breve” se interpreta tal cual fue escrita, pero en “La Tempranica” pensaron que el nivel musical era muy superior al libreto, así que decidieron hacer una dramaturgia que permitiese contar la historia evitando las intervenciones habladas. Se la encargaron a Alberto Conejero, que se inventó tres diálogos entre Falla y Giménez, y ahí es donde entro yo.

–¿De qué hablan Giménez y Falla?

–Hay tres diálogos en tres momentos distintos de sus vidas. El primero es un encuentro en el teatro de la Zarzuela después del estreno de “La Tempranica”. Falla es un joven que va a decirle a Giménez el talento que tiene y cómo admira su obra. En el segundo encuentro, Falla está empezando a destacar y Giménez empieza su declive. El joven le cuenta que ha escrito “La vida breve” inspirado por “La Tempranica”. El tercer encuentro refleja a un Giménez ya casi olvidado y a un Falla en pleno éxito que le dice al maestro que, aunque pasen siglos, su música se seguirá escuchando, y que si algún elogio merece la música de Falla es gracias a Giménez.

–Usted es Falla.

–Así es. En esa dramaturgia de Conejero es donde entramos los actores. A mí me ofrecieron hacer de Manuel de Falla y me pareció muy bonito porque es un personaje extraordinario. He hecho muchas obras con recitador y orquesta, alguna zarzuela de joven y algo de teatro musical, me gusta mucho trabajar con orquesta y siempre que me lo ofrecen digo que sí.

–Dice que hizo alguna zarzuela de joven; en una de ellas conoció a su esposa, Mapi Sagaseta.

–Pues sí. Sabe usted muchas cosas. Nos conocimos en 1985 haciendo “Bohemios”, de Amadeo Vives. Era un montaje espectacular en los “Veranos de la Villa” (de Madrid) que dirigía Miguel Narros. Ella era bailarina y yo hacía de tenor cómico. Luego ella dejó de bailar y es actriz. Ahora mismo estamos haciendo una obra juntos, “Rita”, que precisamente estrenamos en Asturias, el septiembre pasado, en el teatro Palacio Valdés de Avilés.

–Es un hombre de escenario, de cine y de televisión, pero es curioso que hayan tenido que pasar más de veinte años trabajando en “Cuéntame cómo pasó” para salir en pantalla. El covid le ha puesto cara al Carlos Alcántara adulto después de tantos años.

–Ha sido muy especial, de alguna manera pisaba por primera vez los platós que había visto tantas veces. Llevo veinte años de narrador en la serie y ahora ha sido muy bonito interpretar en pantalla a Carlos Alcántara, aunque ha sido muy breve.

–¿Cómo surgió la idea?

–Ante lo tremendo y lo insólito de lo que estaba pasando (la pandemia del covid-19), los productores y los guionistas pensaron que “Cuéntame” era la ficción más adecuada para contarlo. Se inventaron un paralelismo entre 1992 y 2020 y el hilo conductor era Carlos Alcántara, quien con 60 años regresa a cuidar a sus padres, nonagenarios. Me ofrecieron hacerlo y me pareció estupendo.

–El año pasado fue tremendo, pero usted no dejó de trabajar y además le concedieron la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.

–Siempre he tenido suerte y me han ido llamando para trabajar, sin intervalos, ligando un trabajo con otro. Me siento un absoluto privilegiado. El año pasado, con el estado de alarma, estuvimos seis o siete meses con todos los teatros cerrados y sin trabajar, pero después he podido ir colocando cosas que se habían quedado en el tintero. Y el público responde y llena todas las funciones. Ha quedado claro que hay mucho público que necesita el teatro para su vida cotidiana. Respecto a la medalla, fue un regalo de fin de año que compensó muchos disgustos. Primero fue una gran sorpresa y luego una enorme alegría.

–Será por premios.

–Ya. Tengo muchos más de los que merezco. A veces es un poco abrumador. Tengo ocho premios de la Unión de Actores, tres premios “Max”... Demasiadas cosas. Reconozco que los recibo con gratitud, los premios son algo que a todos nos gusta mucho porque con ellos compruebas de alguna manera que lo que estás haciendo funciona.

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