Blai Bonet dejó sus señas más experimentales y radicales en una novela que ahora recupera AdiA Edicions: Si jo fos fuster i tu et diguessis Maria. Este «artefacto literario» sólo contó con una edición comercial, la primera, en 1972. Lo lanzó Antoni Serra desde la colección Turmeda. «Luego salió en una no venal con el Diari de Balears, pero nunca más se había vuelto a publicar comercialmente», explica el responsable de AdiA, Pau Vadell, coautor del epílogo de la novela de Bonet junto a Lucia Pietrelli y Jaume C. Pons Alorda.

«Este libro [estará en las librerías a partir del 15 de marzo] es una suerte de bisagra y de transición entre las novelas y los dietarios posteriores del escritor de El mar. Es una ficción muy fragmentada, con escenas muy potentes, cinematográficas, y que sólo cuando acabas de leerlo vislumbras las diferentes tramas y la cosmogonía que esconde», refiere Vadell.

«Siempre se ha considerado este libro como un trabajo menor de Blai. Algunos críticos consideran que la escribió en un momento de cansancio del formato novelístico y que se abrió con él a una escritura más experimental, la que daría paso después a los dietarios», considera Pons Alorda. «Decir que Si jo fos fuster... es una novela es problemático. Porque no sigue ninguna lógica tradicional, hay una preponderancia de los diálogos y podríamos decir que Bonet se inventa una lógica nueva, una estructura nueva más fragmentada que es un reflejo del tema del libro, que se resume en la búsqueda de una nueva identidad, de una nueva masculinidad y una nueva feminidad, podríamos decir que una nueva identidad mezclada, mestiza. Blai era un escritor trans total», exclama el también poeta.

Hay partes de la novela que están escritas bajo el influjo del modernismo brasileño. «Seguramente influido por las recomendaciones de sus discípulos o por Pier Paolo Pasolini, quien en sus películas africanas buscaba precisamente un nuevo mestizaje», apunta Pons Alorda, quien cree que es importante subrayar «lo divertida que es esta novela». «Hay un pasaje en que un capellán revolucionario quiere crear una orden nueva para reeducar a los jóvenes y la monta en un piso de una mujer del Eixample de Barcelona. Este episodio es importante porque para Bonet la educación es un acto de colonización y él decía que debíamos desaprender para volver a la esencia originaria».

Pijos de Barcelona

Otro de los atractivos del texto «es que habla de los pijos de Barcelona. Aquí no tenemos al Blai rural, santanyiner, el de los desarraigados. Es un Blai que habla de la burguesía bienestante barcelonesa, a la que conocía muy bien. Cuando habla de ella hay un punto de esperpento, pero también de tragedia. Eso es porque hace un retrato complejo pero profundo de la misma», apunta.

«Esta recuperación es una oportunidad para releer a un Blai diferente y de difícil acceso. Es un libro que llevaba muchos años agotado», agrega el poeta.

Para Lucia Pietrelli, la otra mano que ha escrito el epílogo, Si jo fos fuster... es un texto «donde puedes subrayar muchas cosas, muchas revelaciones y flashes que hacen de Bonet un autor muy moderno».

El diálogo es otro de los recursos explotados por el autor de El mar en la novela, «ya lo hizo en Míster Evasió, pero yo veo aquí una puesta en escena teatral total. De hecho, en toda su narrativa hay mucho teatro y también en su poesía. Recordemos que a Blai le gustaba romper los géneros y contaminarlos».

Por último, Pau Vadell confiesa que en AdiA son «adictos» a Blai Bonet. «Iremos publicando todo lo que podamos de él. Lo próximo, en unos meses, será su obra de teatro Parasceve. Ya editamos en 2018 el Memorial de Setmana Santa», apunta.

Portada de 'Si jo fos fuster i tu et diguessis Maria', una publicación de AdiA Edicions.

Portada de 'Si jo fos fuster i tu et diguessis Maria', una publicación de AdiA Edicions.