-Debuta en la novela con "De miss a más sin pasar por Albacete". ¿Cómo decide escribir este libro?

-Es la progresión lógica después de escribir monólogos y ver que la gente se ríe con ellos. He descubierto que soy muy feliz cuando hago reír a la gente. Por otro lado, mi marido siempre me decía que escribiera. Yo me levantaba y veía encima de la mesa la libreta y el boli, porque yo escribo a bolígrafo, si no no puedo. De repente pasó algo: lo que no consiguió mi marido lo consiguió Instagram. Escribo posts largos y con sentido del humor. Había gente que me pedía más. Eran muchas señales y no las podía obviar. Un día vi la libreta, me senté, cogí el bolígrafo sin saber lo que iba a escribir y empecé como si estuviera poseída. A las dos horas puse punto final al primer capítulo. Me obsesioné con las tramas y personajes y no pude parar. Luego pensé en buscar editorial y un día mi representante recibe un mail de Planeta diciendo que les gustaban mis posts y le pidieron que escribiera una novela para ellos.

-La novela tiene mucho de monólogo y viceversa.

Sí, se empatiza mucho cuando hablas de tú a tú, por eso el libro está escrito en primera persona. Es también muy teatral. Podrían ser fragmentos de monólogos o de una película. Qué pena que -yo no sea J. K. Rowling. En esta época la gente necesita algo que le resetee el cerebro, necesitamos algo que nos haga salir de tanto horror. Para mí es un privilegio hacer reír a la gente.

-¿Cuanto hay de Beatriz Rico en Rita, la protagonista del libro?

-Mucho. Siempre se dice que la primera novela es autobiográfica. Cuando escribes por primera vez vuelcas lo que tienes dentro. Los pensamientos de Rita son muy míos, pero las cosas que le pasan algunas me las han contado o me las he inventado y otras son mías. No te voy a decir cuáles porque me da mucha vergüenza y me gusta que el lector juegue a descubrir la verdad. Y la realidad siempre supera a la ficción.

-Imagino que familiares y amigos más íntimos sí habrán descubierto qué es verdad y qué ficción.

-Mis amigos se pueden imaginar quiénes son. Es un juego divertido.

-¿Quién fue la primera persona que leyó su libro?

-Mi marido, Rubén, porque me lo pasa todo a ordenador con muchísima velocidad y es el único que entiende mi letra de médico. También la leyó mi amigo Jean Paul, que me iba corrigiendo.

-Si por algo destaca este libro es por el humor.

-El humor es lo mejor para todo, aunque el libro cuenta también cosas muy duras. Hay cosas ante las que la gente se puede ofender, pero con humor entra mejor. Tú puedes decir cosas muy duras pero si lo haces con educación y respeto no haces daño. Desde que era pequeña uso el humor como herramienta para hacer las cosas. Me ha funcionado y ahí sigo.

-¿Y en redes sociales?

-La gente en redes sociales se enfada mucho. Es un coñazo, están todo el día enfadados. Ya vale. Hay cosas que la gente hace mal, pero vamos a quitar tanto peso y mala leche, que eso parece el muro de las lamentaciones.

-Su carrera ha evolucionado mucho desde sus comienzos. Siempre con el humor por bandera.

-Me he dado cuenta de que a las chicas que son guapas les da vergüenza descomponerse, ponerse bizcas y hacer el tonto delante del público. Me encanta Patricia Conde porque tiene una pérdida de sentido del ridículo maravillosa, que es lo mismo que hacía Lina Morgan.

-¿Qué suele leer en su tiempo libre?

-De todo. Encima de la mesilla de noche tengo como 12 libros: Joël Dicker, Shari Lapena, Ramón J. Sender, Laurent Gounelle, Asa Larsson, Carmen Mola , un libro de meditación... Los libros los devoro.

-Ha hecho televisión, música, literatura. ¿A qué podría renunciar?

-Estoy lista para renunciar a todo. A lo que no quiero renunciar es a la salud de mi hijo que es lo que me obsesiona. Mientras él esté bien lo demás es accesorio. La interpretación es vocacional, escribiendo soy muy libre y con el rock liberas una adrenalina que no puedes describir.

-¿Tiene algún otro libro en mente?

-Ya tengo algo escrito. "De miss a más" termina, pero no hay punto final.