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Francesc Casadesús: «Sócrates fue  la primera víctima de un fake»

El filósofo y profesor de la UIB llega a la edición número 25 del curso de ‘Pensamiento y Cultura clásica’ en el Caixafòrum de Palma. Estos días ha disertado sobre política, filosofía y educación en la antigüedad

El profesor y filósofo Francesc Casadesús celebra 25 años al frente de su curso en el Caixafòrum.

Realmente esas tres materias, Política, filosofía y educación, ¿pueden tratarse juntas cuando nos referimos a la Grecia antigua?

Ya desde los primeros filósofos se constata la importancia de la política, de tal manera que orientan todos sus sistemas filosóficos hacia conocer cuál es la mejor manera de gobernar. Y la conclusión a la que llegan es que no puede existir un sistema de gobierno justo si los ciudadanos no lo son. Por otra parte, primero Sócrates, pero luego Platón y Aristóteles dedican muchos esfuerzos a la educación, la Paideia. Así que afirman que no existe Politeia sin Paideia, es decir, ningún sistema político es válido si no va ligado a la educación.

¿Quiénes tenían acceso a la educación en la Grecia de Aristóteles?

Había una cultura elemental generalizada, aunque con matices según la ciudad/estado a la que nos refiramos. Ahora bien, a Homero lo conocían todos; todos los griegos aprendían La Ilíada y La Odisea.

En este contexto ¿dónde situamos la Academia de Platón?

Platón la fundó siguiendo las ideas de la escuela pitagórica, un tanto elitista, pero en la que se impartían conocimientos que hoy diríamos de nivel superior, de geometría, aritmética, astronomía, gimnasia y música, entre otras materias. Y ya en el nivel más alto, la dialéctica. Una especia de lo que en la edad media se denominó Quadrivium.

«Hemos perdido autonomía personal, todo lo tenemos archivado en elementos externos a nosotros»

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«Sócrates vivía de una manera curiosa, un tanto fuera del sistema. Hoy sería un friki»

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¿Podemos decir que muchos ciudadanos conocían la lectura y la escritura?

No exactamente. El aprendizaje en los niveles básicos era fundamentalmente oral. Y aquí es obligado citar a Sócrates, que nunca escribió nada y lo que sabemos de sus enseñanzas es a través de su discípulo Platón. Ejercitar la memoria era básico para aprender textos y poderlos recitar después. Lo contrario de ahora, que nuestra memoria está en el móvil de cada uno. De alguna manera hemos perdido autonomía personal, todo lo tenemos archivado en elementos externos a nosotros.

¿Qué representan Sócrates, Platón y Aristóteles?

Sin duda forman el triángulo fundamental de nuestra cultura. Pensemos que sobre esos tres elementos se configuran, entre otras cosas, las bases del cristianismo.

¿No ha perdido la palabra Filosofía parte de lo que significaba en sus orígenes como interés por el saber?

Totalmente de acuerdo. Encontrar hoy un filósofo en el sentido que tuvo la palabra hasta Hegel, es muy difícil. Podemos encontrar ensayistas, profesores de filosofía, pero filósofos en el sentido que indica la propia palabra, no tantos. Ahora bien, una cosa muy interesante es la actitud filosófica, estar abierto al mundo. En el origen había una distinción muy clara entre sabios y amantes de la sabiduría. Los sabios son los que tienen el conocimiento y los filósofos son los que aprenden de ellos.

«Sócrates fue  la primera víctima de un fake»

«Sócrates fue  la primera víctima de un fake»

Ha citado la escuela pitagórica. ¿Por qué es importante?

Pitágoras fue un personaje singular, era matemático, astrónomo y músico. Y tenía una cualidad muy importante, incluso hoy en día: era tolerante y sentía enorme curiosidad por las demás culturas, le gustaba viajar, de hecho, conoció, de primera mano, prácticamente todo el mundo de su época. Pitágoras, en sus viajes, adquiere conocimientos nuevos y cuando vuelve a Grecia los reformula.

Algunos estudiosos han hablado del Milagro griego ¿en qué consiste?

Es esa capacidad de intentar conocer lo que hay más allá de sus territorios, conocer nuevas maneras de vivir y de pensar, para luego hacerlas suyas y reelaborarlas.

En resumen: el “Solo sé que no sé nada” socrático.

Sócrates, por una parte, se siente seguidor de esos filósofos anteriores, llenos de curiosidad y por tanto no se considera sabio sino una persona interesada por el saber. Un saber que se puede adquirir a través del diálogo, una palabra que en su origen significaba transmisión del saber. El conocimiento no es de uno ni del otro sino un elemento que nos atraviesa a los dos. Sócrates es consciente que por sí mismo nunca llegará al conocimiento máximo pues siempre va a necesitar del otro. Pero por otra parte en la famosa frase hay también ironía, cierta actitud defensiva para hacer creer que el otro sabe más, para luego acabar refutando sus tesis.

¿Por qué condenaron a Sócrates?

La biografía de Sócrates está bien documentada, a través de Platón o Jenofonte, entre otros. Y por lo que a su muerte se refiere podemos decir que Sócrates fue la primera víctima de un fake, de una falsedad, la de una acusación falsa, según la cual fue condenado por introducir cambios en las divinidades. Y es aquí donde entra otro personaje en discordia, Aristófanes, el comediógrafo, que en su obra Las nubes critica las enseñanzas de Sócrates. La falsa imagen del filósofo que crea Aristófanes es decisiva a la hora de acusarlo.

Así que podemos decir que Sócrates era un personaje popular.

Muy popular. Vivía de una manera curiosa, un tanto fuera del sistema. Hoy sería un friki. Mucha gente le seguía diariamente para escucharle. Tenía muchos fans, incondicionales, pero también muchos enemigos.

Y ¿qué hay de cierto sobre la teoría de que hubiera podido salvarse?

Es cierta. Cuando Critón le planteó la posibilidad de huir de la cárcel, entonces Sócrates le amonestó diciéndole aquello de «prefiero ser víctima de una injusticia que cometerla».

¿Cómo se veían a sí mismos Sócrates, Platón y Aristóteles?

Platón seguro, pero incluso diría que los otros dos también, se sabían seguros de sí mismos, pensaban que sus enseñanzas eran transcendentes. Lo vemos de forma clara en La República platónica, un texto que recomiendo a todos mis alumnos.

Y ya que estamos en Platón ¿qué hay del mito de la caverna?

Schopenhauer ya lo calificó como el «gran mito de la filosofía». Todos deberíamos conocerlo. Según ese mito, la sociedad vive en la ignorancia, en la cueva y uno de sus miembros puede salir al exterior y ver el sol. Cuando regresa debe explicar a los demás que él posee la verdad y ellos viven engañados. ¿No es eso lo que deben hacer hoy los científicos e investigadores? Los que descubren deben ilusionarnos con sus conocimientos.

¿Con qué mirada debemos leer hoy esos textos de Platón y Aristóteles?

Debemos leerlos no como textos arcaicos sino como libros que pueden aportar mucho a nuestro tiempo. Mire por ejemplo lo que nos enseñan sobre la comunidad: por muy importante que sea un individuo, sus intereses nunca deben ponerse por encima del bien común. ¿No es eso actual?

Pero no todos los pensadores han visto a Platón con los mismos ojos.

En efecto, pensemos en Karl Popper, que, en un libro también muy recomendable, La sociedad abierta y sus enemigos, critica y mucho, al filósofo griego.

¿Quiénes son los Sócrates y Aristóteles de hoy?

Pues creo que esos grandes pensadores no están en las aulas ni en las instituciones académicas, sino que son esas personas que viven en el campo o alejadas de los centros de decisión, los que tienen contacto directo con la naturaleza, con la fisis. Aristóteles es el gran valedor del estudio de la naturaleza. Así que cualquier persona que sienta pasión por lo natural, por mirar el cielo y contemplar lo que pasa a su alrededor, para mí es un filósofo. Ahora bien, entre los nombres académicos consideraría grandes pensadores nuestro tiempo a Einstein, Sroedinger, Hawking. Pensemos que, en el origen, la filosofía nació de una curiosidad científica. Lo que hace grandes a los pensadores griegos, empezando por Pitágoras, el inventor de la palabra filosofía, es el interés por la ciencia natural.

Usted ha estudiado mucho el mito de Orfeo, el personaje que puede hacer volver de la muerte a su amada.

En Orfeo se dan muchos elementos que son la base de las creencias en el más allá. Y ya desde muy antiguo. En Atapuerca se han encontrado piezas con símbolos que señalan la creencia en un alma. En el inicio de toda religión está la pregunta ¿qué hay después de la vida? Pitágoras, en sus viajes, recoge tradiciones orientales sobre la inmortalidad del alma, incluso sobre el hecho de que todo animal posee alma y que ésta puede pasar de unos a otros al morir.

La base del budismo.

Sí. Y es que entre el siglo VIII a C. y el II d C. en todas las culturas se genera una revolución en el pensamiento que va en esta línea, la de la inmortalidad del alma y por tanto cualquier animal tiene que ser respetado. Detrás del mito de Orfeo está la base de este paradigma. Y con un elemento cultural apasionante, que también recoge Pitágoras: el del enorme poder que tiene la música para apaciguar a los seres. Con la música, piensa Pitágoras, podemos transmitir la harmonía del Cosmos a nuestra propia alma.

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