Pendents que arribin els conqueridors es la primera incursión del músico Miquel Serra (Eivissa, 1975) en el terreno de la narrativa, un volumen que sale este miércoles a la venta. La prosa de Serra oscila entre lo real y vivido en primera persona- la infancia, la adolescencia o el oficio del músico-, y la ficción teñida de un intenso humor negro.

¿Pendents que arribin els conqueridors es un título para poner al lector en estado alerta?

No, como éste es un libro de relatos que no están unificados o escoges el título de uno de ellos o te decides por otra cosa. Normalmente cuando pongo títulos, a los discos o a las canciones, procuro que sean abiertos, que tengan varias interpretaciones y que sean sugerentes.

Dice que los relatos no tienen ningún nexo, pero en casi todos surge la idea de la muerte.

No es algo que haya buscado, pero ahora que lo dices sí que me había dado cuenta de que todo acaba igual. Me parece que de alguna manera sirve para acentuar el papel ridículo de todas nuestras ambiciones: queremos ser súper escritores o hemos hecho una serie de cosas para salir adelante, pero todo se frustra porque siempre está ahí la muerte que te impide llegar donde querías. Es lo que le pasa a ese hombre que no ha podido conocer a Barbra Streisand y le deja la casa en herencia, se refiere un poco a esto, a nuestro papel ante la omnipresencia de la muerte.

¿Quiere decir que si pensáramos más en la muerte viviríamos de otra manera?

No quiero establecer conclusiones. Es una reflexión que utilicé para poder llegar a que puede ser que, si fuéramos conscientes del valor que tiene el presente, haríamos otras cosas o las haríamos de otro modo, pero sin querer dar ninguna directriz.

Escribir narrativa y escribir canciones, ¿son oficios totalmente diferentes?

Escribir es mucho más difícil que hacer música. Con la música, cuando encuentras una idea que consideras que tiene mérito y peso, y si tú tienes un poco de experiencia, la vas a poder defender. En cambio la narrativa es tan difícil y hay tantas variables, la perspectiva del que cuenta la historia, el formato, todo lo que pasa, el ritmo, el vocabulario. Escribir es un desafío brutal.

¿Cómo ha llegado a enfrentarte a este reto?

Cuando empecé no sabía que sería tan difícil. Iba teniendo ideas y paralelamente iba leyendo diferentes autores que me gustan y me iba animando, muchos relatos quedaron por el camino y algunos son estos que se han publicado. Ha sido algo que he ido haciendo durante los últimos años.

A pesar de la dificultad que dice que le ha supuesto escribir narrativa, ¿Desea continuar?

Sí, es muy estimulante. Me dejo contagiar fácilmente por los escritores que me gustan. Intento adaptar esa manera, ese estilo de contar las cosas, es difícil pero también disfrutas de ir redondeando un relato con tu propia voz. Es un placer, cuando crees que lo has logrado. Una cosa la cierras cuando le has dado luz. Escribes porque buscas empatía con el otro o buscas gustar o porque sabes que pueden proporcionar este placer de lectura. No tiene sentido no intentar publicarlo.

¿La narrativa le ha abierto nuevos caminos de expresión?

Son dos vías diferentes. Con la música está muy limitado por el tiempo y muy sujeto al aire de esa melodía. Con la narrativa no tienes este condicionante. El relato puede ser muy diverso. Son cosas paralelas que se alimentan de manera recíproca. El relato corto es el formato en el que me encuentro cómodo, al igual que con la canción breve, es lo que me gusta, la síntesis.

¿Por qué combinar el relato autobiográfico con la ficción?

La elección viene desde la editorial, Empúries. De todo lo que les presenté esto es lo que quedó. Ellos tenían preferencia por las narraciones autobiográficas y yo hice un poco de contrapeso con lo demás, por que la parte autobiográfica es más pesada emocionalmente y yo quería contraponerla con la ficción que es una idea sencilla y excéntrica. Y cuando digo pesados quiero decir que tienen un componente emocional más alto y está muy bien oponerlos a los otros.

Reserva el Mediterráneo para sus relatos autobiográficos y los paisajes nórdicos para la ficción, ¿Por qué?

Es verdad, no lo había pensado. Polonia, Rusia, Dinamarca, Noruega... Pues no había caído.

Incluso la manera de narrar es más densa y elaborada frente a la intuición a la pincelada rápida de lo vivido en primera persona.

La parte autobiográfica deja transcurrir el pensamiento, las evocaciones y los relatos de ficción son como pequeñas pruebas que he ido haciendo para contar esa idea que tenía. Que los haya situado en lugares fríos ha sido totalmente involuntaria, aunque creo que debe de haber algún motivo. Lo que sí que no quería era contar historias enmarcadas en un mismo territorio o aquí en Mallorca, me apetecía mucho ubicarlas en otro país y también es verdad que hay otros relatos que no están en el libro que no tienen este componente nórdico.

Conserva la mirada del niño, parece que no le cuesta observar con esos ojos su pasado en esa Mallorca perdida.

Cuando ya hay tanta distancia recuerdas las situaciones, pero la lectura que haces es, más que un ejercicio de evocación, un ejercicio de interpretación: por qué hacíamos aquello o por qué me sentía así. El relato Cooperativa quería que incluyera mi visión actual tal como me percibía yo hace treinta años. Darle una lectura, desde mi manera de pensar de ahora a todas estas experiencias vividas.

En cambio en la ficción parece que su mirada se vuelve más oscura.

Hay una intención de acabar ridiculizando los anhelos que puedas tener, es una manera de rebajar esa importancia con las que todos nos sentimos respecto del mundo y lo hago conmigo mismo, en el último relato que hablo de la música, cómo intento salir adelante con mi mínima audiencia. Es una visión que se plantea durante todo el libro lo que pasa es que le pongo humor porque, pese a seamos conscientes, se ha de rebajar la tensión que yo pueda crear. Ocurre sobre todo con ese personaje que ha estado toda su vida aspirando a convertirse en un gran escritor y por una tontería su obra se pierde. Incluyo este humor negro, que a mí me gusta lo encuentro muy real. Podemos tener muchas aspiraciones, pero a la hora de la verdad se acaban borrando o tienen una fuerza sobre ti que no podrás controlar nunca. Pero bueno, yo no hago este análisis. Yo tengo ganas de contar una idea y tiro para adelante.

Ser músico también tiene su dificultad a juzgar por lo que explica en el último relato

Quería dar una visión desmitificada de lo que supone la vida de un músico. Y sobre todo quería subrayar que esto no conseguirá terminar con el gusanillo de la música. De un lado digo que es una incomodidad y cuento algunas cosas que nos pasan, pero por otro lado todo este relato supura la necesidad que tienes de hacer música. Esto es lo que quería explicar. Y si viniera más gente a los conciertos lo disfrutaría más, pero lo que es el placer de hacer música que es lo que se basa el relato, no depende de esto. El momento bueno es el de la composición.