Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Con Ciencia | Cooperación

Rata topo desnuda.

Darwin tropezó con un obstáculo importante a la hora de escribir su obra canónica, El origen de las especies, a causa del comportamiento extraño de los insectos sociales (abejas, avispas, termitas, hormigas...). Cuidan de forma extrema a la reina y a las crías; algo que chocaba de frente con la hipótesis de la selección natural, la de utilizar los recursos en favor de uno mismo y de su propia descendencia. Como es sabido, las obreras en los insectos sociales son estériles. ¿Cómo podría pasar a la siguiente generación ese tipo de conducta cooperativa? Y, por añadidura, ¿de qué forma habría evolucionado algo así por selección natural?

Se tardó un siglo en dar con la respuesta a través de la llamada «selección de parentesco» que propuso el biólogo William Hamilton en 1964 en un artículo sobre la evolución genética de la conducta social publicado en el Journal of Theoretical Biology. Hamilton cambió la unidad de selección darwiniana de los individuos a los genes. Serían genes compartidos por toda una colonia de hormigas, por ejemplo, los que imponen la cooperación de las obreras para que la reina pueda poner muchos huevos y cuidan luego de las crías. Con la particularidad de que el peculiar sistema de reproducción de los insectos sociales lleva a que las obreras compartan más genes con esos nuevos individuos que produce la reina que ésta con sus propios hijos. Dicho en términos estadísticos, si hubiese genes de control de la conducta cooperativa saldrían ganando cuando las obreras son estériles.

Con el tiempo fueron apareciendo otros ejemplos de animales con un grado muy alto de cooperación social, e incluso mamíferos. Bueno, nosotros somos a la vez mamíferos y cooperadores sociales extremos pero es un roedor, la rata topo desnuda (Heterocephalus glaber) la más cercana en conducta a los insectos sociales estudiados por Darwin y por Hamilton porque dichas ratas también forman colonias bajo el control de una sola reina, que además es la única que se reproduce.

Un trabajo de Alison J. Bar, investigadora del departamento de Neurociencia en el Max Delbrück Center for Molecular Medicine de Berlín (Alemania), y colaboradores aparecido en la revista Science, arroja una nueva y sorprendente luz sobre la rata topo desnuda. Los autores indican que esos animales usan vocalizaciones para transmitir información sobre la pertenencia al grupo, con «dialectos» propios de cada colonia. Los autores indican que los individuos responden con preferencia a su propio dialecto, y los cachorros procedentes de otras colonias que son adoptados a una edad temprana aprenden el de sus colonias adoptivas. Por añadidura, la reina lleva a cabo un cierto control del medio de comunicación, del dialecto, que entra en declive cuando ésta muere y sólo se recupera al ser sustituida por una nueva reina. Darwin y Hamilton se habrían fascinado ante algo así.

Compartir el artículo

stats