El fundador de ACA Antoni Caimari abandonó ayer por la mañana la sede de la Fundació ACA, donde reside, para ingresar en la residencia de sa Pobla, en una plaza temporal, a la espera de conseguir una fija. «Respetamos la decisión de la familia de llevar a Antoni a una residencia, donde estará muy bien cuidado y atendido, sobre todo teniendo en cuenta sus necesidades», comentó el secretario de la Fundació Miquel Àngel Tortell. «Cumplen con su obligación que es hacerse cargo del cuidado de su padre, que es algo que recoge el código civil», apunta. «Hay que recordar que le llevan a una residencia gracias a que su entorno y amigos de Toni y del Patronato hicieron el trabajo de tramitarle la ley de dependencia», señala. «Asimismo, el gasto mayoritario de la residencia lo asumirá la administración pública, es decir, las instituciones que tanto critica la familia». Desde la Fundació reiteraron que no pueden asumir «como patronato ni como fundación un gasto para atender a una persona dependiente porque la ley no lo permite, en concreto los artículos 11 y 12 de la Ley de Fundaciones», puntualizó Tortell.

«Queremos recordar que hubo patronos que se ofrecieron a título personal a poner dinero para esta atención de Toni», añade. «Lamentamos que se denigre así la figura del fundador y nosotros trabajamos en el sentido contrario, que es preservar, promover y potenciar la figura y la obra de Antoni Caimari como de la misma fundación. Y nosotros seguiremos trabajando en esta línea, como hicimos en 2020 y haremos en 2021», zanjó el secretario.