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Chanel, el regreso de la reina desaparecida del trap

La artista mallorquina Ayesha Chanel reside en París. EL PERIÓDICO

El trap, sonido de hombres en sus inicios, tuvo pioneras esenciales. A muchas las encasillaron en el género, aunque no era así. Trap acabó siendo una escena plural.

Tenía un papel protagonista y de un día para otro se esfumó. Desapareció, sin rastro, sin explicaciones. Una desconexión total del mundo y de sus seguidores con la que durante mucho tiempo se especuló. ¿Dónde está Chanel? ¿En la cárcel?, ¿¡muerta!? Nada de eso, solo un descanso necesario. Ayesha Chanel, el nombre artístico completo ahora de Tania (empezó con Chanel a secas), fue una artista pionera y personaje clave en la época de eclosión del trap en España.

La mallorquina suma ahora solo 20 años. En 2015 empezó a cantar y en 2016 era la reina del trap. Hagan cuentas. Una reina menor de edad que desarrolló su propia Constitución a base de canciones con sopapos como: «Yo tengo la corona / Letizia que se joda». «Llevo sangre azul desde que nací», dice en el mismo tema, La corona es mía. Rodilla al suelo. Su legado lo completan canciones como Manita de Fátima, Rihanna, No sabéis nada o Boulevard de sueños rotos. Temas que sumaban ya entonces millones de reproducciones en Youtube.

Tania regresa ahora después de tres años en silencio absoluto. Sin música ni redes sociales para saber por dónde andaba. Y lo hace afincada en París, desde donde ha reactivado su carrera unida al sello francés Noviceland. «Amo la música, no lo hago para llenar la nevera, lo hago porque me gusta. Con el confinamiento pensé que era un buen momento para volver», cuenta. Y regresa ambiciosa: «Vuelvo para ser la reina del trap otra vez. Vuelvo a por mi corona».

Su larga desaparición, explica, se debió a «problemas personales», a un desánimo que le impedía continuar. «Una mala racha, estaba en plena adolescencia. Necesitaba madurar un poco, estar estable mentalmente... No es fácil con 15 años, hay que saberlo llevar», desarrolla.

«Me he criado en la calle»

Las letras de Chanel no eran las de una chica de 15 años; su vida, tampoco. Había vivido mucho más de lo que dicen los números y no conocía la estabilidad. «Me he criado en la calle», explica la mallorquina, que se fue de casa a los 15. «Cuando entré en la música me alejé de la calle», replica. Cuando empezaba a sonar en la isla tras publicar sus primeros temas, Tania tuvo que ingresar en un centro de menores de Mallorca. «No creo que sea el mejor método. Yo no me arrepiento de lo que he hecho, es una experiencia más y gracias a eso soy lo que soy ahora», comenta sobre esa etapa. De hecho, su ingreso en el centro fue brusco. Tanto, que vio cómo se frustraba su primer concierto. La policía la fue a buscar y la llevó al centro justo cuando iba a subir a un escenario por primera vez en una discoteca de Palma.

Todo ese poso está en sus canciones, las antiguas y las de esta nueva etapa. «Creo que aporté realidad», responde sobre el impacto que tuvo hace un lustro. Y mucho más: «Creo que empujé a las mujeres a que no tuvieran miedo, que si quieren rapear, que rapeen... Que no tengan miedo a hacer algo que les guste». Esa es una de sus insignias. Fuerte, valiente, preparada, libre y embistiendo hacia donde sea. Y abriendo paso. «En la escena ahora hay más mujeres. Ya no afectan los comentarios machistas. Antes, madre mía, no estaban preparados los tíos», escanea. Considera que la escena ha mejorado mucho y que aún puede hacerlo más, con Francia -donde el rap tiene una industria amplísima- como horizonte.

Y Tania, ¿cómo ha cambiado? Dice que la gran diferencia con la artista que se esfumó en 2017 es que vuelve mucho más madura. Y conoce los límites: «Saber con quién trabajas, tienes que ir con cuatro ojos. En su momento fui un poco traicionada, ese fue uno de los motivos por los que lo dejé, también». Su regreso, en octubre de 2020, fue con el single Moto, que viene a contar todo esto: «Voy sola en mi moto / yo soy el piloto / nunca pierdo». La reaparición ha ido acompañada de dos canciones más y, a finales de año, publicó un EP (Destino 2020) de seis temas en los que, en varios ritmos, regala crudeza. «Yo nunca tuve juguetes / tuve cuchillos guardados / Yo nunca tuve familia / tuve mi sombra a mi lado», canta en Ándale. Para el verano promete un álbum sobre el que aún queda mucho por concretar. Batallando desde siempre, pero a por el trono.

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