El cantante Gerard Quintana ganó ayer la XLI edición del Premi Ramon Llull de novela en catalán, dotado con 60.000 euros, por L’home que va viure dues vegades (El hombre que vivió dos veces), una historia sobre sueños, segundas oportunidades y amor incondicional.

Quintana, conocido por ser el cantante del grupo Sopa de Cabra, admitió ayer que estaba viviendo una sensación de «irrealidad y alteridad», porque todavía debía acabar de metabolizar y asumir que era el ganador del premio. Explicó que ha pasado con esta historia «entre treinta años y nueve meses» puesto que la semilla empezó a crecer cuando era joven e iba a la librería Geli de Girona que regentaba su tío Pere Ponsatí, a quien le debe el amor por los libros.

La novela empieza en Eivissa, donde Quintana reside, en el año 1999, en una pequeña cala, en la que el lector encontrará a tres personajes, Maria Ponsa y sus hijos Àngel y Alba, de cinco y siete años, que llegan hasta allí, tras saber que el vuelo en el que iba su padre, Salvador Martí, ha sido cancelado, y que llegará en el último de la noche.

Sin embargo, en la cala ocurrirá un hecho que «lo cambiará todo para siempre». Salvador Martí es el protagonista del relato, «el hijo que deberá luchar contra el destino cuando reciba una herencia envenenada de su padre, alguien que, avergonzado del mundo, encontrará pronto refugio en las páginas de los libros».

Para Quintana, la obra es «un canto a la vida, en la que se desdibujan las fronteras entre realidad y ficción, entre dios y el diablo, una historia en la que se borran los límites entre la vida y la muerte, que, al final, son las caras de una misma moneda».

A pesar del momento de felicidad y emoción que está viviendo hoy el músico, ha aprovechado su comparecencia para hacer referencia al difícil momento que atraviesa el mundo de la cultura, especialmente la música, las artes escénicas o el cine, aunque tampoco ha olvidado las librerías.

Ha opinado que, mientras se mantiene a las «librerías castigadas, podemos ir a una tienda de electrónica, pero cuando llegamos a la franja de libros no hay acceso. ¿Cuál es el peligro?», se ha preguntado, mientras recibía los aplausos de algunos de los miembros del jurado.