Enseñar a dibujar y mucho más
Acaba de editarse un libro que cuenta la historia de la Escuela de Dibujo de Palma, ahora Escola d’Art i Superior de Disseny

Una de las salas de dibujo de la Escola. / Pere Estelrich i Massutí. Palma
Pere Estelrich i Massutí
A principios del pasado siglo XX se construyeron en Palma unos edificios con fines educativos, que con el tiempo han adquirido la condición de emblemáticos. Estamos hablando de los que albergan hoy los Institutos de Educación Secundaria Ramon Llull y Joan Alcover, así como la Escola d’Art i Superior de Disseny de les Illes Balears.
Esta Escola de Disseny es mucho más antigua que el edificio en cuestión, se trata de una institución de más de doscientos años de existencia y que ha funcionado de manera continuada desde 1778, pasando, eso sí, por diversos cambios de denominación.
Para Pilar Rovira, profesora de Artes Plásticas y Diseño del centro y que ha coordinado la publicación del libro, «era necesario publicar esa historia, que es parte de la historia de Mallorca; hacía falta sintetizar esos doscientos cuarenta y dos años de una institución, por la cual han pasado muchos alumnos y que ha tenido como directores y profesores a personajes de mucha talla como Juan Muntaner, Ricardo Anckermann o Jaume Mir».
Respecto a las diferentes denominaciones por las que ha pasado el centro de enseñanza, Rovira aclara que «el centro ha sido conocido de múltiples maneras, ha tenido unas catorce denominaciones diferentes, una de las cuales es la que ha quedado en la memoria de muchas personas: Escola d’Arts i Oficis. Y pese a pasar a llamarse tantas cosas diferentes, nunca ha cerrado sus puertas. Por tanto, podemos decir que es una institución académica de las más antiguas de Mallorca y, en su modalidad, es la segunda de España, después de la Llotja de Barcelona».

Una de las salas de exposición de la Escola de Dibuix. / Pere Estelrich i Massutí. Palma
El artista Juan Muntaner, del que pueden verse cuadros de temática religiosa en algunas iglesias de Palma, fue el primer director de la entonces llamada Escuela de Dibujo de Palma que fue impulsada por la Societat Econòmica d’Amics del País, una institución cultural y económica creada siguiendo el modelo de otros lugares europeos y españoles, con las ideas de la Ilustración como eje transversal y con el fin de poder dar estudios a los hijos de familias obreras. «Durante los primeros años, se admitían alumnos de todas las edades», añade Pilar Rovira, «incluso algunos de entre seis o siete años, aunque una vez hecho el reglamento interno ya se puso una edad mínima algo superior. También se incluyó lo que hoy llamaríamos prueba de acceso, que inicialmente consistía en unos ejercicios para conocer las habilidades del alumno, aunque lo que más pesaba era el interés en aprender las técnicas artísticas».

La portada de la reciente publicación. | / Pere Estelrich i Massutí. Palma
Al principio se trató de una escuela de rango no oficial, pues había salido de la iniciativa privada, aunque muy pronto pasó a depender de la administración pública. «Ya desde el principio el presupuesto de la Escuela llegaba desde diferentes instituciones, algunas privadas y otras públicas, como el Ayuntamiento de Palma. Los alumnos pagaban una cuota según sus posibilidades, en eso también fue pionera; incluso a los que no podía pagar ni el material se les proporcionaba de forma gratuita», explica Rovira.

Las autoras del libro editado por Lleonard Muntaner. / Pere Estelrich i Massutí. Palma
Cuando el gobierno se hizo cargo de la escuela y dejó de tener aportaciones privadas se renovó el plan de estudios y se incluyeron algunas materias no directamente relacionadas con la enseñanza, ya que se intentó dar una educación más global a los alumnos.
¿Qué titulación se daba a los alumnos que terminaban los estudios en la Escuela? Es Rovira quien responde: «Hasta 1963, con la llegada de un plan de estudios que cambió muchos aspectos, no se daban titulaciones oficiales, sino que los alumnos salían con un certificado, dado por el gobierno, aunque no integrado en el sistema educativo, tal como lo conocemos hoy. Pero a partir del plan del 63 y de la Ley de Educación de 1970 empezó la homologación en el sistema de enseñanza español». Hoy la Escola d’Art i Superior de Disseny de les Illes Balears da titulaciones que van desde las propias de ciclos formativos, de estudios universitarios e incluso de postgrados.
Si bien la ubicación actual está en uno de esos edificios emblemáticos que rodean la Plaza del Tub de Palma, formando un mini campus, la Escola, desde su creación, ha pasado por diferentes espacios como el del Gremi de Teixidors de llana, les Cases de Cort, l’Estudi General Lul·lià, Montisión, etc.
El libro en cuestión contiene una muy amplia bibliografía, con la cual se da a entender que el centro aparece en muchos otros trabajos anteriores, de todas maneras, éste es el primer trabajo exclusivo en el que se explica la historia de la Escuela. Para Rovira: «Si bien en archivos y bibliotecas podemos encontrar muchos documentos que la citan, ésta es la primera monografía».
Además de Rovira, que ha coordinado durante tres años el proceso de la edición, elaboración y redacción del material, otras cinco mujeres, profesoras de la Escuela, han aportado sus conocimientos; ellas son Irene Mestre, Francisca Torres, Maria F. Abando, Margalida Canet y Maria del Mar Vilalta, algunas incluso antiguas alumnas.
Unos valores añadidos a la publicación son la cantidad de ilustraciones como fotografías y planos arquitectónicos que en ella aparecen, unas hechas por las autoras y otras tomadas de colecciones particulares, así como algunas del archivo del propio centro.
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