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Con ciencia

Inmunidad de rebaño

Entierro de una víctima de la covid-19 en Manaos. SCIENCE

A partir del mes de marzo del año pasado, cuando la pandemia que lleva el nombre técnico de síndrome respiratorio agudo severo coronavirus 2 (SARS-CoV-2) se convirtió en una amenaza tan grave que ni los ministros se atrevieron a negar —por más que lo hubieran hecho hasta principios de ese mes para permitir las celebraciones multitudinarias—, aprendimos bastantes expresiones nuevas. Entre ellas la de «inmunidad de rebaño», que aparece cuando el nivel de inmunidad de una población es tan elevado que el virus no se propaga con facilidad porque no hay suficientes individuos capaces de contagiarse. Cómo alcanzar esa situación ideal fue desde el principio una de las cuestiones más importantes para quienes, desde los gobiernos, tuvieron que tomar decisiones para frenar el avance de la enfermedad.

Algunos países como Gran Bretaña, Estados Unidos y Brasil apuntaron con más o menos fuerza la idea de que no hacer nada era lo mejor para conseguir que un número importante de personas se contagiase y, tras vencer los síntomas, adquiriese gracias al funcionamiento de su sistema inmune los anticuerpos capaces de impedir un nuevo contagio. Semejante opción fue descalificada de inmediato por los especialistas, que advirtieron de la catástrofe en términos de vidas humanas perdidas a la que podría llevar. Ante tal situación el Reino Unido, por ejemplo, cambió de estrategia pero otros países, como Brasil, no lo hicieron; al menos no con la suficiente fuerza. Y es ahora, medio año después, cuando se cuenta con una evidencia científica sobre los resultados.

Lewis Buss, investigador del Departamento de Enfermedades Infecciosas y Parasitarias en la Facultad de Medicina de la Universidad de Sao Paulo (Brasil), y sus colaboradores han publicado en la revista Science un análisis de lo sucedido en Manaos, la capital del Estado de Amazonas al norte de Brasil. La epidemia se propagó sin medidas de contención —de acuerdo con la estrategia decidida desde el gobierno para alcanzar con rapidez la inmunidad de rebaño— y los autores del trabajo han calculado cuál era la situación alcanzada un mes después del pico epidémico. Como indican Buss y colaboradores, el 44% de la población de Manaos mostraba en junio de 2020 anticuerpos detectables. Si se corrige esa cifra para incluir los casos indetectables, la estimación alcanzaría un 66% de infectados en junio y un 76% en octubre. El cálculo hecho por Devi Sridhar y Deepti Guardanasi, comentaristas del artículo de Buss y colaboradores en la misma revista, expone que Manaos tuvo una tasa 4,5 veces superior de muertes respecto el mismo periodo del año anterior y elevó a cinco veces más el número de víctimas comparadas con las del Reino Unido. Como concluyen Sridhar y Guardanasi, el trabajo de Buss et al. demuestra que la inmunidad de rebaño por contagio masivo no es una estrategia a tener en cuenta.

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