Los hermanos Javier y José Antonio Bizarro se han sumergido en la cultura urbana y digital que marca el paso de las nuevas generaciones. Han adoptado y aprendido las herramientas de esos lenguajes para dar vida a tres historias (acaba de publicarse la primera) protagonizadas por el rapero Pedroloko y su crew de amigos. Estas historias en forma de novela ilustrada, editadas por Planeta en el sello Destino, «van dirigidas a chicos y chicas que tienen a partir de ocho años. Podríamos decir que están en la frontera entre la literatura infantil y juvenil», explica Javier Bizarro a este periódico.
«Este personaje, Pedroloko, encarna el espíritu que mi hermano y yo tenemos en cuanto al tema de la creatividad. De pequeños ya éramos muy creativos y es algo que queremos trasladarle a la juventud, la importancia de la creatividad, el gran valor que supone», apunta. «Nosotros hemos querido trasladar ese espíritu que siempre hemos tenido a la actualidad y pensamos que podíamos hacerlo a través de la cultura urbana, que conecta más con los jóvenes -indica-, y por eso Pedroloko es hip hopero y grafitero. Y tiene unos valores que nos gusta representar».
Las tres novelas corales de esta serie (la tercera la están elaborando en estos momentos) tienen lugar en la ciudad inventada de Torombolo, «hemos creado un universo surrealista, donde suceden cosas fantásticas». En esta primera entrega (¡Rodrigo mordió la luna!), el alter ego de Pedroloko, Rodrigo, «ha mordido la luna porque está a dieta y en una noche de mucha hambre le ha dado un mordisco», relata Bizarro. «Como siempre, Pedroloko tiene que ingeniárselas para sacar a sus amigos de los desaguisados. Entonces organiza un evento donde participan Bruce Springsteen y Rosalía con el fin de sacarlo de la celda», continúa. «Es una novela que hemos pretendido que sea muy loca pero con un personaje muy cuerdo, Pedroloko».
Los hermanos Bizarro, nacidos en Barcelona pero desde muy pequeños residentes en Mallorca, aseguran que no son el típico dúo que trabaja en un libro ilustrado, «porque uno no escribe todo y el otro se dedica sólo a dibujar, sino que compartimos todo el proceso, a mí se me ocurren dibujos cuando suelo escribir, y viceversa, mi hermano que toma la iniciativa con la ilustración también aporta ideas para la narración», revela Javier.
Además del valor de la creatividad, la amistad es otro de los puntales de estas historias en blanco y negro y de estética grafitera, con más de 200 páginas cada una de ellas. «Aparte de reflejar las peleas de gallos, los skaters o la música urbana, también nos hemos adentrado en el mundo de Instagram, Tik Tok, Twitch y los videojuegos», concluye.
