Con ciencia
Madres e hijos
Que las madres cuiden de sus hijos más allá de la época infantil, cuando son adolescentes, es una conducta bastante común entre los mamíferos. Pero lo sorprendente es que esos cuidados maternales se prolonguen hasta la edad adulta. Así sucede en unos grupos particulares de chimpancés comunes (Pan troglodytes) pese a que en esa especie sean dominantes los machos, que mantienen lazos sociales muy estrechos entre ellos.
Rachna Reddy, del Department of Human Evolutionary Biology en el Museo Peabody de la Universidad de Harvard (Massachusets) y Aaron Sandel, del Department of Anthropology de la Universidad de Michigan (Ann Arbor; Estados Unidos en ambos casos) han publicado un estudio en la revista Behavioral Ecology and Sociobiology que analiza el alcance de esos vínculos materno-filiales en la comunidad de chimpancés de Ngogo, un conjunto de entre 180 y 219 individuos que viven en libertad en el Parque Nacional Kibale de Uganda. A lo largo de tres años, los autores observaron la conducta de 29 machos adolescentes (de entre 9 y 15 años) y adultos jóvenes (de 16 a 20 años) y tomaron nota de sus relaciones sociales específicas. En el comentario realizado en la revista Science por la periodista científica Isabella Backmann, ésta ha destacado entre los comportamientos examinados por los autores los de aseo personal y en gestos reconfortantes como son los de tomarse de la mano o darse palmadas en los hombros, mirar hacia atrás o esperar a otros individuos, ofrecer apoyo durante los conflictos y sentarse cerca uno del otro.
Reddy y Sandel indicaron como conclusiones de su trabajo que, en contra de lo esperado, los chimpancés hijos continuaron manteniendo relaciones estrechas con sus madres tras entrar en la edad adulta, aunque tales relaciones diferían de las mantenidas durante la adolescencia. Los chimpancés adultos no acudían a sus madres en busca de amparo con motivo de las peleas que sostuviesen con los compañeros de su edad.
Pero los adultos jóvenes buscaban a sus madres como compañeros sociales ocasionales y un tercio de ellos mantuvieron una relación social tan estrecha como la que se daba en el caso de los adolescentes.
Los autores aventuran que puede que las condiciones favorables de vida de los chimpancés de Ngogo, que permiten a las hembras una longevidad inusual, pueden ser las que favorezcan esos lazos sociales entre machos adultos y sus madres acercando en cierto modo su conducta a la de la otra especie de chimpancé, los bonobos (Pan paniscus), en la que los hijos y sus madres mantienen relaciones muy estrechas durante toda su vida hasta el extremo de que éstas les ayudan a la hora de intentar el apareamiento. Entre todos los mamíferos hay sólo otra especie de simio que conserve semejantes lazos materno-filiales: la nuestra.
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