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Cristina Goyanes: «Dedicarse al teatro siempre ha sido un ejercicio de valientes»

Protagoniza ‘Un marit fora corda’ este sábado y domingo en el Trui Teatre de Palma

La actriz Cristina Goyanes, ayer, en Ciutat Jardí. B. Ramon

Cristina Goyanes (Madrid, 1974) lleva la profesión en la sangre. Sus padres le inculcaron el amor por los escenarios mientras le advertían de sus peligros. Ahora está en Mallorca para actuar en su nueva obra, Un marit fora corda.

¿Cómo definiría esta obra? 

Se trata de un vodevil, una comedia ligera en la que encontramos los elementos típicos de este tipo de obras. Se plantea un tema que se empieza a complicar hasta el límite y presenta situaciones cómicas. Es una comedia blanca para todos los públicos en la que hablan todos en mallorquín menos mi personaje, que es extranjero. Esto hace que los enredos sean aún más graciosos. Aseguramos muchas risas, que nos hacen falta en estos tiempos que corren.

¿Cómo es su personaje?

Interpreto a la vecina del protagonista. Soy una actriz porno que desencadena todos los sucesos que van a ir ocurriendo durante la obra. La obra no tiene vocabulario soez o escenas subidas de tono a pesar del trabajo de mi personaje. El protagonista solo quiere descansar porque trabaja mucho, y yo me encargo de que no tenga tiempo para eso. Además, empieza a inventar y acabamos todos en una situación comprometida y divertida.

«A mis padres les dio un disgusto cuando se enteraron de que quería ser actriz porque sabían que era duro»

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«El directo tiene una magia especial. Esa sensación no la tienes en el cine»

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Viene de una familia muy ligada a la interpretación. ¿Hasta qué punto eso le ha influido en su carrera?

Me he criado encima de un escenario. Mi madre estuvo actuando hasta los ocho meses de embarazo. Era difícil que no amara esta profesión y lo tuve muy claro desde pequeña. A mis padres les dio un disgusto cuando se enteraron de que quería ser actriz porque sabían que era una profesión muy dura y difícil en ciertos momentos. No tienes estabilidad, pero te aporta otras cosas de las que no puedes prescindir una vez que lo has probado.

¿El teatro es un lugar único? 

Sí, porque es la madre de todas las demás artes interpretativas. A mí me encanta hacer cine, televisión, incluso doblaje, pero el directo tiene una magia especial. No solo para los actores, sino también para el público. Esa sensación única no la tienes en el cine, por ejemplo.

¿Hacer teatro ahora es un ejercicio de valentía?

Dedicarse a esto siempre ha sido un ejercicio de valientes. Hoy en día ninguna carrera te asegura tener un trabajo. Deberíamos preguntarnos qué no es valiente, porque poner un bar hoy en día es un ejercicio de valentía enorme. Los que abren negocios en estos momentos son unos héroes. En la vida hay que ser valiente, en todos los sentidos.

¿El erotismo sigue sorprendiendo?

Esta frase la dijo mi tía María José porque tenemos un espectáculo que se llama De amor y lujuria en el que recuperamos versos eróticos del Siglo de Oro. En ese espectáculo encontramos mucho erotismo. Son versos que rescató mi tía de bibliotecas privadas en los que vemos mensajes muy subidos de tono. No los publicaban y ahora los rescatamos. 

El Teatro Kamikaze de Madrid ha anunciado su cierre definitivo. ¿Cómo vive la pérdida de estos lugares tan importantes para la cultura?

Con una pena inmensa. Muchos espectáculos que tenían un trabajo enorme de preparación no han durado una semana. Ahora estoy en Mallorca, pero toda mi gente está en Madrid y me cuentan cosas que se me cae el alma a los pies. Los que podemos trabajar tenemos que darnos con un canto en los dientes.

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