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Simón Andreu: «Con 80 años un actor tiene más trabajo que con 40»

El actor de sa Pobla reflexiona sobre su oficio, hace balance de su prolífica carrera y analiza su futuro a pocos días de su aniversario, el próximo 1 de enero. «Voy a aprovechar bien el tiempo lo poco que me queda»

Simón Andreu, en el papel de Simónides, el personaje que interpretó para la serie ‘Ben Hur’.

¿Me deja cantarle un cumpleaños feliz? 

Oye, que aún faltan quince días. A ver si llego. Esto está peligrosísimo, muy jodido.

No fastidie. Claro que llegará.

Yo voy a intentarlo. Llevo la mascarilla puesta. 

¿Cómo afronta un 80 aniversario con la que está cayendo?

Como me estoy haciendo viejo, lo estoy afrontando con la filosofía de los viejos, es decir, voy a intentar aprovechar lo poco que me queda. Pero pienso aprovechar bien el tiempo, así que cuidaré mi salud. Hoy mismo tenía una cita en el tanatorio porque un amigo mío del coro en el que cantaba ha fallecido. He pedido que den el pésame de mi parte porque yo no estoy para salir a ningún sitio. Yo camino por donde no hay nadie. No puedo juntarme con 30 personas, ni en el tanatorio ni en el coro. No estoy yo para pillar un virus. Mi amigo me diría: «Eres tonto, quédate en casa». Que también es lo que diría yo a los que quisieran venir a verme. De todas maneras mi mujer, y mi hija lo sabe, tiene prohibido anunciar mi muerte hasta después que hayan quemado mi cuerpo y las cenizas estén ya en s’Albufera. No quiero dar el coñazo a nadie. Ir a un funeral es un coñazo.

Sobre todo siendo uno el protagonista.

De protagonista no, porque no te enteras. Hoy en día está tan bien inventado, y con la ley de eutanasia estará todavía mejor, que te mueres y no te enteras, ahí sedado. A mí la muerte no me da ningún miedo. A mí me da miedo pillar una enfermedad de esas que hacen padecer. Ya se lo he dicho a mi hija: «Como no me desenchufes, te desheredo». Yo no quiero estar enchufado.

Dejemos la muerte en paz. ¿Cómo piensa celebrar el cumpleaños?

Entre poquitos. Seremos cinco y un bebé. 

Veo que la salud y, sobre todo, el buen humor le siguen acompañando.

Espero que dure. Hay que ser optimista, y morir riendo, coño. 

« Espero que el buen humor me siga acompañando. Hay que ser optimista y morir riendo, coño»

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¿Qué cosas buenas da la edad, la longevidad?

El tener menos preocupaciones, por ejemplo, de cosas relacionadas con el negocio. Los actores siempre lo hemos tenido muy bien porque tenemos un representante que es el que habla de dinero y tal, pero después en los asuntos personales, lo de la administración de tu casa, de la casa de verano en Mallorca, de tus cositas, de eso ya no quiero saber nada. Juro que no sé ni entrar en mi cuenta corriente. Lo hacen mis hijos, porque mi mujer tampoco sabe. Y si no lo hacen bien, es su problema, porque se quedarán sin herencia. 

¿Todavía conserva el niño que fue?

No, porque solo se es niño cuando se es niño. Lo que pasa es que cuando ves a los nietos que crecen alrededor tuyo te vienen recuerdos de tu niñez. Ahora estoy leyendo un libro precioso, El infinito en un junco, de Irene Vallejo, en el que te explica el conocimiento y la transmisión de este. Ser niño es ser un junco que después se va a convertir en un papel en el que habrá ideas plasmadas, pasamos de junco a libro.

¿Con los años uno se hace más escéptico y descreído?

Por supuesto. En cuanto tienes capacidad de análisis te conviertes en un descreído a menos que te niegues a analizar. Dejas de creer en fantasías.

¿Se vacunará contra la covid?

Claro. Ya lo he hecho con la gripe. Creo en la ciencia, no en los gurús ni en los profetas.

«No he ganado ni un Oscar ni un Goya, pero sí el afecto de infinidad de gente con la que trabajé»

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¿Y en los políticos?

Sí, y también en el presidente de la comunidad de propietarios, y en el jardinero. 

Seguro que un nacido el 1 de enero tiene alguna anécdota al respecto.

Que solo te hacen un regalo en navidades. Reyes, cumpleaños y Papa Noel son tres en uno.

Al Pacino, Pelé, Ringo Starr y Andrés Pajares también tienen 80 años. ¿Con quién se tomaría unas cañas?

Al Pacino que se quede en Nueva York con El Padrino, que no es mi película favorita. Pelé me gusta, muchísimo más que Maradona. A Maradona no le admiro, me da pena, lo maltrataron. Ringo Starr me da envidia, porque no podría cantar con él, no tengo calidad suficiente. Y Andrés Pajares, pobrecito, se ha puesto tantas veces en ridículo que también da pena. Así que me las tomaría con Ringo y con Pelé, uno tocando la batería, el otro dando patadas y yo en medio, cantando.  

Halle Berry dispara a Simón Andreu en ‘Muere otro día’

¿A los 80 hay trabajo en el cine?

A los 80 hay más que a los 40. A los 40, al pasar de galán a señor maduro, si no te conviertes en empresario, como hicieron Arturo Fernández o Xesc Forteza, no te contrata ni tu padre. Bueno, Arturo Fernández hizo un par de series, una de ellas con Paco Rabal, en las que estaba fenomenal. Pero esto es esporádico. Luego tienes que esperar diez años para que te vuelvan a llamar. Yo estuve en la primera temporada de Amar en tiempos revueltos, en 140 capítulos, y tuve que esperar casi seis años para que me volvieran a llamar. En el fondo, o tienes un rinconcito o te vas al ostracismo.

Su último trabajo para el cine fue con Muero por volver, un cortometraje de Javier Marco. ¿Está ansioso por volver a ponerse delante de una cámara?

No. Como económicamente no lo necesito y artísticamente creo que he cumplido más que de sobras... no he ganado ni un Oscar ni un Goya, bueno, sí gané uno o dos de aquellos premios que daban antes de la Academia, el Sindicato de Actores, pero me da igual, porque he ganado el afecto de infinidad de gente con la que trabajé. 

¿Por qué no le han dado ningún Goya?

Porque a lo mejor no estaba en la película en la que tendría que haber estado. Además, me han borrado de la Academia, y no sé el motivo, quizá por falta de pago. Cambié de dirección y, como no saben si existes o no, de repente se dieron cuenta que les debía dos años. Que me lo hubieran reclamado en su momento. «Ya te llamaremos», me dijeron. De eso hace unos diez años. No sé si pertenezco a la Academia.

«He rechazado muchos papeles a lo largo de mi carrera, sobre todo si estaban mal pagados»

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¿Cuándo fue la última vez que pisó una alfombra roja?

En Tarazona, cuando me dieron el premio al mejor actor en el festival de cortos por Muero por volver.

¿Cómo le gustaría que le recordara el público?

Viendo películas en su casa, porque ahora ya no hace falta ir a las salas para ver cine. No hace falta que me recuerden, tienen que ver cosas nuevas. 

¿A usted le asaltan los recuerdos?

Yo recuerdo a mis abuelos ahora más que nunca porque los dos pobres murieron en 1918 en la pandemia de gripe, el mismo día, uno por la mañana, el otro por la tarde. Juan y Leonor. Mi pobre madre tenía solo un añito y eso le traumatizó toda la vida. No conoció a sus padres y eso es una pena.

¿Cómo se ha visto en The Mallorca Files, la serie de la BBC rodada en Mallorca?, ¿se ha gustado?

No me he visto. Normalmente no veo lo que hago. Lo primero que hizo Netflix en España fue Las chicas del cable, serie en la que estuve en los seis primeros capítulos. Pues esa tampoco la he visto, porque no estoy abonado ni tengo tiempo. Salgo a caminar, estudio, leo... No tengo tiempo para Netflix. 

¿Tampoco le pone sus películas a sus nietos?

No, ni las pienso poner. Con mis nietos me hago selfis y nos grabamos cantando canciones. Eso sí lo vemos juntos. Mi nieta me canturrea «abuelote, abuelote, mi abuelote es cojonudo, como mi abuelote no hay ninguno». Eso lo vemos cuatro o cinco veces.

¿Ha rechazado muchos papeles a lo largo de su carrera?

Muchos, sobre todo si estaban mal pagados.

¿Cómo entró en su primera película?

Fui de visita a los estudios Cinearte, en el centro de Madrid, con un amigo, y por casualidad me hicieron una prueba y me cogieron. Yo había ido a ver a Jorge Mistral y Paquita Rico.

En ‘El sacerdote’, de Eloy de la Iglesia.

¿En qué ha cambiado el oficio desde entonces?

La técnica ha cambiado muchísimo. Antes se necesitaban, como mínimo, ocho semanas para hacer una película medianamente potable, y ahora en ocho semanas pueden hacer tres películas. Hoy, con una cerilla iluminas un decorado, y antiguamente para iluminar una cara necesitabas cinco focos, y si la cara era la de Sarita Montiel tenías que usar ocho focos y una media para difuminar las arrugas. ¡Pero sin con un teléfono hoy te hacen películas!

 ¿Qué es lo más bello que le ha dado el cine?

Algunos papeles bonitos. Una cosa curiosa, yo en el cine aprendí a hacer teatro. Pasé del cine al teatro, al Teatro Eslava, con una función impresionante de Tomás Moro, Un hombre para la eternidad, dirigida por Luis Escobar. Al cine le agradezco eso, haberme enseñado a hacer teatro.

¿Qué papeles le cambiaron la vida?

Ninguno. Mi vida la ha cambiado la gente con la que me he relacionado: mi mujer, mis hijos, mis amigos. De todos ellos he aprendido. 

¿Qué películas considera claves en su filmografía?

Las que fueron un imán para llevarme a otras. Por ejemplo, el director Luciano Ercoli me vio en una película que no tenía ningún valor especial y estando en la oficina del productor soltó: «¿Este actor no es el que estaba en aquella película? Pues yo lo quiero para mi película que haré en Roma». Esas películas son las que influyen en tu vida, las que ven otros directores con autoridad para decir: «Quiero a este». 

Revisando su trayectoria, ¿se arrepiente de algo?

Quizá de alguna película que dije «no» y tendría que haber dicho «sí». Recuerdo no hacer una película de Josefina Molina porque pagaban muy poco y opté por una coproducción en Barcelona en la que pagaban muchísimo más. Hoy nadie se acuerda ni de una ni de otra, pero gracias a eso me pude ir de vacaciones con mis hijos. 

Este 2020 nos dejó Sean Connery, el primer 007, saga en la que usted también participó, en Muere otro día, junto a Halle Berry. ¿Fue el actor escocés el mejor James Bond?

Fue mi preferido pero también hubo grandes actores en la saga. Con Daniel Craig trabajé, compartimos camerino, para una serie que hice en Rusia en 1992, Sharpe, en la que también estaba Assumpta Serna. Me pareció muy simpático, y muy buen actor. 

Se ha puesto a las órdenes de Eloy de la Iglesia, Fernando Fernán Gomez, Agustí Villaronga, Milos Forman, Paul Verhoeven y otros grandes. ¿Qué aprendió de ellos?

Con esta gente lo aprendes todo. Cuando estás con Villaronga, por ejemplo, y le ofreces el abanico de posibilidades que puedes hacer, «a, b y c», él te dice, «pues hazme d». Y dices, «hostias, este tío me ha abierto una puerta nueva». Ellos amablemente rechazan lo que les ofreces de entrada y te hacen hacer otra cosa en la que ni siquiera habías pensado. Me pasó con Milos Forman. Yo pensé que mi papel, un director de un manicomio, tenía que estar un poco loco. Él me dijo, «es verdad, pero si está loco tiene que estarlo mucho, mucho.» Hicimos un ensayo solos, él dándome la réplica, y cada vez la locura era más grande. Milos cogió el reto y lo multiplicó por dos. 

En una película, The Cold Light of Day, en la que interpreta a un policía, llegó a coincidir con Bruce Willis. ¿También fue una experiencia marcada por la locura?

No llegué a trabajar con él, y me alegro, porque creo que es insoportable. El director y los compañeros se volvieron locos con él. Me dijeron: «Qué horror este tío, qué angustia». Estamos en la misma película, pero gracias a dios, no juntos.

¿Se ha topado con muchos divos y divas?

Sí, lo que pasa es que no hacer aprecio es el mayor desprecio. 

Hablando de gente insoportable, usted lo vio venir. «Nada bueno traerá Trump», avisó. ¿De Joe Biden espera algo?

A mí los Estados Unidos de América me dan muchísimo miedo. Me parece una sociedad peligrosa. Las guerras injustas de EE UU no solo las han hecho los republicanos. 

¿La España de Sánchez y Podemos también le tiene atemorizado?

Me da menos miedo que la otra, por supuesto. Sánchez, gracias a dios, necesita coaligarse con cinco o con seis mentalidades distintas, y eso es bueno. Que podamos convivir gente que no pensamos lo mismo, está bien, y debería ser obligatorio. 

¿Simón Andreu tiene patria?

Sí, la humanidad, la gente, las personas, los derechos humanos son mi patria. 

¿Seguirá el discurso de Felipe VI en Navidades?

No. Ni el del VI ni el del VII, ninguno, no me interesan. A mí las Navidades me tocan un poco los cojones. Solo podré comer con cinco familiares y si encima me meten un discurso...

¿Está a favor de una república?

Yo soy ácrata, a mí eso no me importa, me da igual. Yo ni pinto nada ni quiero saber nada. Si me piden que vote, estaré por algo que se pueda elegir. La monarquía no la elegimos, nos la impusieron.

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