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Samantha Hudson, la diva travesti de Instagram

El nuevo icono queer, nacido en Mallorca, protagoniza un ‘podcast’ en Netflix

Cartel del documental ‘Samantha Hudson: sexo, fe y electro-queer’.

«Eres una top model. Eres una galerista belga, sí. Un portento de lesbiana de 40 años fulminando la fealdad del mundo con las pulsaciones electromagnéticas que desprenden estos pechos de androide». Con estas líneas casi almodovarianas, la travesti y performer Samantha Hudson (Magaluf, Mallorca, 1999) anunciaba su último trabajo, el podcast ¿Sigues ahí?, producido por Netflix y que protagoniza junto a Jordi Cruz (el de Art Attack, no el cocinero). Con solo dos capítulos estrenados (disponibles en Spotify), promete petarlo entre los millennials y centennials: apela a su nostalgia dosmilera con Cruz y, a la vez, da plataforma a Samantha, una de las personas más mamarrachas que te puedes encontrar en la escena online española.

Samantha Hudson, la diva travesti de Instagram

Samantha Hudson, la diva travesti de Instagram

Pero esta «galerista belga» es solo una de sus muchas personalidades. «Las piernas de España», «una policía vegana en busca de nabos», «una rubia de escándalo» o «una burguesa arruinada» conforman su lista casi interminable de alter egos caóticos y atrevidos. Y por muy surrealistas que suenen, la historia real de Iván González, la persona tras el personaje, no se queda corta.

Blasfemia

«Samantha Hudson nació para un trabajo escolar», ha recordado. Era 2015, tenía 15 años, y filmó un videoclip travestida de una canción autoproducida cuya letra rezaba «soy maricón y me encanta la iglesia, pero no me dejan entrar porque monto gresca, siempre llevo top y minifalda, soy muy fresca». El resultado, la diócesis de Palma la acusó de blasfemia.

Cartel del documental ‘Samantha Hudson: sexo, fe y electro-queer’.

Tras ese espectacular nacimiento, Samantha Hudson fue creciendo en notoriedad y petardeo. Componía música, hacía conciertos y amenizaba eventos públicos. De hecho, así tuvo otro de sus encontronazos con la opinión pública más conservadora: en un bingo popular, cuando salió el número 63, gritó: «Como la edad del hombre con el que perdí la virginidad». Alguien lo escuchó, lo denunció, y corrieron ríos de tinta. «¿Encima que me acuesto con el señor de 63 años y me cae la bronca a mí?», comentaba, de broma, a posteriori.

En 2019 sacó su álbum Los Grandes Éxitos de Samantha, un trabajo que la coronaba como icono de lo absurdo gracias a canciones como Chicote, una balada de amor dedicada al cocinero, o Seguros de moto, un tema que repite en loop «seguros de moto, desde 80 euros». Pero no fue hasta 2020 cuando profesionalizó esta faceta. Fichó por la discográfica Subterfuge y sacó el sencillo Hazme el favor (vente conmigo a bailar).

Actriz cómica

Y no es solo cantante, también actriz cómica. Ahora está trabajando en una película de Marc Ferrer, producida por Películas inmundas en colaboración con CANADA, pero sus principales éxitos se han dado en pequeño formato. Especialmente en Twitter e Instagram, con vídeos de apenas unos minutos que han logrado miles de visitas y que reflejan la esencia de su humor: chistes rápidos, juegos de palabras, poco filtro y un tono hiperbólico de seductora desquiciada.

Lo demuestra en Samantha Hudson House Tour, disponible en su Instagram, donde interpreta a una ama de casa con una personalidad rota al estilo de Cisne negro, pero de serie B. De hecho, después de años cosechando virales, no es de extrañar que Netflix se haya fijado en ella. Era hasta inevitable que una gran productora picase a su puerta.

Pero tras todas estas capas de surrealismo kitsch, hay mucho activismo. Entre las montañas de oneliners, suele dejar espacio para discursos contra muchos de los males que sufre la comunidad LGTBI, desde la plumofobia hasta el auge de la transfobia en los últimos años. Como ya advertía el año pasado: «A veces toca ponerse serias y recordar que el fascismo sigue viVOX».

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