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Glòria Duque: «Podría escribir un libro solo con las anécdotas de mis pacientes»

«Siempre quise estudiar Medicina, pero no lo hice porque soy incapaz de trabajar con disecciones»

Glòria Duque.

¿Cómo empezó en el mundo literario?

Cuando era adolescente los profesores me pedían redacciones y las enviaban a concursos literarios. Casualmente siempre estaba entre las finalistas. De alguna manera eso me animó a escribir lo que realmente fue mi primera novela: una historia sobre un chico bosnio durante la época de guerra en la antigua Yugoslavia. Fue un relato que acabó segundo en un concurso autonómico. Dejé de escribir porque crecí y me fui becada como deportista de élite a Barcelona.

¿Y el detonante para empezar a escribir Un pez entre un millón?

Nunca tuve como objetivo editar el libro. Fue por clamor popular. Había escrito los dos primeros capítulos cuando un día, mientras realizaba una terapia a un paciente, vi a otro llorar. Estaba con unas corrientes y, debido a la evolución de su patología, rozaba la depresión. Para despejarle la mente le dejé el relato impreso en papel. Resultó que hablando de los personajes y de lo que podría suceder con ellos, otra paciente nos escuchó. Ella también quiso leer los papeles. En unas semanas había cincuenta personas enganchadas a una historia que yo iba escribiendo sobre la marcha. Aún no le había puesto el fin y todo el mundo me pedía convertirlo en libro. Simplemente, por todos ellos. En verdad le debo las gracias a ese paciente que cogió el relato por primera vez y se enamoró de una historia que tenía el final escrito desde la primera línea.

¿Cómo es Glòria detrás de la escritura?

Alguien muy familiar, que siente la necesidad de ayudar a los demás. Una intrépida a la que le encantaría descubrir el mundo con los ojos de una niña, como si todo fuera mágico y especial. Alguien que no se conforma, pero tampoco ambiciona. Que busca mejorarse cada día haciendo cosas que le hacen feliz y buscando la felicidad de los que ama. Alguien sencillo y normal, tanto como un pez entre un millón.

La protagonista es una médico cardióloga, la influencia sanitaria está muy presente en la historia.

Es una novela romántica cuya protagonista también es sanitaria. Pero en este caso, Mar es Cardióloga. Siempre quise estudiar Medicina, pero no lo hice porque soy incapaz de trabajar con disecciones. Nací para ayudar a la gente, no para cortarla en pedacitos. ¿Sabías que Mar debía ser cirujana cardíaca? No lo es porque cuando me documenté para el final, eso implicaba un último capítulo demasiado dramático para Arturo.

Los escritores mezclan y centrifugan sus recuerdos y las historias para crear personajes y situaciones. ¿Esto hace que su novela sea el reflejo de la sociedad actual?

¿Reflejo actual? Sí y no. Los príncipes azules como Arturo no existen, aunque recientemente conocí a alguien que es tal cual lo describí en el libro. La vida es así de caprichosa. Sí es cierto que es una historia que todo el mundo ha vivido alguna vez. Ese amor que aparece de repente y es tan intenso que tienes la obligación de experimentarlo pero que al final duele más que otra cosa. Ambos no son un amor imposible, ni tampoco tóxico. Los definiría como un amor que no pudo ser por las circunstancias. Al final del libro, las circunstancias cambian. ¿Será posible entonces o será demasiado tarde? Eso lo veremos en la segunda parte.

«Le debo las gracias a un paciente que cogió el relato por primera vez y se enamoró de la historia»

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¿Qué tiene Mar, la protagonista de la historia, de Glòria?

Mentiría al decir que nada, y mentiría de nuevo al decir que todo. Ambas sentimos el mundo de una forma muy intensa. Quizás ella es más melodramática. Es fuerte y sabe muy bien lo que quiere y cuáles son sus objetivos. ¿Sabes? Yo escribí la historia pensando en que el lector se interesaría por la desaparición de Arturo. Ya son muchos los que me reconocen que no es él quien atrapa sino la personalidad de Mar.

Arturo, su paciente, fue quien le inspiró para escribir esta historia.

Arturo… todo el mundo quiere saber quién es. No deja a nadie indiferente. O lo adoras o lo detestas. Pese a todo sigue en mi corazón. Una parte de él existió alguna vez. Fue alguien que un día necesitó mi ayuda y se la presté. Vino como una brisa y se fue como un huracán. Y hasta ahí puedo leer.

Podemos confirmar que está basada en hechos reales.

El libro lo escribí en base a un bautizo que realicé en las costas mallorquinas. Ese buceo fue un regalo que me hizo un paciente. Siempre había querido hacerlo y fue una de las experiencias más terroríficas y a la vez más gratificantes de mi vida. Pero algo sucedió en el fondo. A unos doce metros sentí que me iba a ahogar. Tenía un dolor intenso e insoportable en mis oídos y en el intento de compensar, la máscara se llenó de agua, así que dejé de ver. Entré en pánico y ya no podía respirar. Sentía que, si cogía aire, solo entraría agua a mis pulmones. Quería quitarme máscara, tubo y botellas y subir a la superficie volando, pero recordé que no podía sin dañar mis oídos. No soy muy buena apneísta. Tenía claro que de ahí no salía, al menos, consciente. Respiré hondo y dejé que mi instructor me sacara. Confié mi vida a un extraño al que apenas conocía, y me pareció el acto de entrega y de confianza más brutal que alguien puede hacer. Esa sensación tenía que contarla. ¿Y qué es el amor sino eso? Bueno, sí. El amor supone ese tipo de entrega. De ahí nació la historia de amor entre Mar y el buceador. Dejo a criterio de la imaginación del lector la veracidad de los hechos. Personalmente nunca confirmaré ni desmentiré nada.

El mar también está muy presente. ¿Viene de vivir en esta isla?

No, nací y crecí junto al agua. Vengo de un pueblo en la ribera del río Ebro, justo en su desembocadura al mar. Mis veranos de pequeñita los pasaba en la playa y sinceramente, poner los pies en remojo supone cargarme las pilas. Vine a vivir aquí porque Mallorca es un paraíso rodeado de mar. Vaya donde vaya, hay agua y me siento como en casa. Por eso el mar y el agua son el elemento de conexión entre los protagonistas. El agua es vida, al fin y al cabo.

De hecho, hay algunas reivindicaciones en su libro.

Muchas. De hecho, cada capítulo contiene una dentro de las conversaciones entre ambos. Arturo es un personaje muy proecologista. Pese a ser un señor acaudalado, su amor por el mar hace que tenga un inmenso respeto hacia la protección de la biodiversidad marina. No solo reivindican proteger nuestros mares y mantenerlos libres de plásticos, sino proteger especies en extinción como la posidonia, los atunes, los osos polares… Hablan de los efectos del cambio climático, del slow food o comida sostenible y de autoabastecimiento, y de temas varios como el cáncer de mama. La covid solo es un ejemplo de que se están haciendo las cosas mal. Ojalá mi voz contribuya en algo a mejorar la salud global de la gente y del planeta.

Estando en dos mundos profesionales como es la sanidad y la narrativa, ¿con cuál se queda?

¿Por qué debería elegir? Ambos son compatibles. ¿Te imaginas que vas a la fisio y es un personaje famoso? Sería la bomba, ¿no?

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