En el 50 aniversario del inicio de su carrera en solitario, que despegó tras su etapa en los Z-66, repasa su trayectoria, reflexiona sobre su oficio y anuncia nuevo disco y una última gira que arrancará en Santa Maria
Los Bravos regresaron a lo grande en 2019. ¿Nunca pensó en resucitar a los Z-66?
No. Ya lo hicimos en 1992, en el Auditorium de Palma. Vicente (Caldentey) y Manolo Marí aún estaban vivos. Quisimos seguir, teníamos algunas canciones nuevas, y pensábamos que podíamos hacer un disco nuevo, pero nada. Es muy difícil que todos los miembros de un grupo tengan una visión igual. Fue la última vez que se planteó.
No hay mallorquina que no tenga una conocida enamorada de usted. ¿Ellas también le volvían loco?
Nunca me hicieron perder el control. Mi obsesión era la música. Las chicas estaban ahí pero yo nunca me lié con una, eran ellas las que se liaban conmigo. Lo que quería yo era cantar.
¿Qué fue lo más atrevido que sus fans hicieron por usted?
No te lo voy a contar aquí. Cuando escriba mis memorias ya se sabrá.
¿Está en ello?
Estoy recopilando cosas pero soy un poco vago. Debería grabar todo lo que viví y recuerdo, escribirlo me cuesta más.
En lo que sé que trabaja es en una segunda parte de su disco rockero Pell de Gallina (2012).
Así es. Del disco anterior me sobraron unas cuantas canciones y ahora estoy buscando cuatro o cinco más. Pero voy muy poco a poco, para acertar en una canción necesito tiempo. A mí hace falta que me empuje alguien, y lo del Premi Enderrock me está sirviendo para ponerme otra vez en marcha.
¿Por qué no monta una banda con 20 músicos detrás? Habría quien se pegaría por tocar con Llorenç Santamaria.
Ya tuve una experiencia en este sentido, con La Locomotora Negra, una big band de Barcelona. Tuve el placer de cantar con ellos en el Palau de la Música. Nunca lo he dicho, pero me encantaría grabar un disco con ellos. Cuando suenan sus 17 músicos... eso sí que te pone la piel de gallina.
¿Para cuándo el gran concierto con invitados en su Santa Maria natal?
Estaba previsto para el verano pasado pero lógicamente se aparcó. Si el Ayuntamiento quiere, como parece que quería, lo haremos el año que viene. Sería un gran concierto de despedida, con amigos, y grabado en directo. Solo es un proyecto.
¿Está diciendo que piensa en colgar el micrófono?
Quiero empezar a despedirme y si alguien quiere verme, que me contraten. La idea es empezar en Santa Maria, en mi pueblo, donde comenzó todo, una gira de despedida.
«En un año llegué a hacer 150 actuaciones pero el dinero, como la fama, también desaparece»
¿Qué le pedirá al 2021?
Que se vaya el bicho, lo más lejos posible, tener salud y poder seguir viviendo con el máximo de felicidad, rodeado de gente. En Navidades me reuniré el día 24, con unos cuantos, el 25, con otros cuantos, y el 26, con otros pocos más. No hay otra solución.
