El dibujante Pau Rodríguez publica Curtiss Hill, la historieta que le valió el Premi Ciutat de Palma de Cómic 2019.

Como residente en Manacor, ¿cómo ha encajado este segundo confinamiento? 

Aceptablemente bien. Para mí no ha cambiado tanto la cosa. Los dibujantes ya vivíamos así antes y ahora todo el mundo se ha rebajado a nuestro nivel. 

La covid no le ha cambiado la vida, ¿y el Ciutat de Palma?

Me ha dado una estabilidad este año que no me esperaba. Con la pandemia me ha venido de perlas porque me ha permitido trabajar con más tranquilidad.

Poco después de ganar este premio confesó que se le hace «más caso fuera que aquí». ¿Hemos corregido ese defecto?

Cuando dije eso me refería a España porque en Mallorca sí que se me hace mucho caso. En España soy un completo desconocido. No sé si eso cambiará. Ahora lo sabremos, con la publicación del libro. En Francia se tiene más consideración por el cómic. 

El cómic entró recientemente en los Ciutat de Palma. ¿Ya está a la altura de otras disciplinas? 

En el Ciutat de Palma está menos considerado económicamente frente a otras disciplinas, cuando el trabajo es el mismo, o más. 

¿Qué editorial publica Curtiss Hill?

La mía, Escápula Cómics. Lo saco en castellano y en catalán, en agradecimiento a todos los lectores de habla catalana que apoyaron mi verkami.

A Pau nunca le han faltado lectores.

Siempre he tenido un público fiel, desde que iba al instituto y dibujaba cómics para una revista. 

¿Qué dibujaba en el instituto? 

Tenía un personaje que se llamaba Lou Cifer y torturaba a los profesores. Tuvimos un súper éxito con un álbum coleccionable de cromos, en cada número salían caricaturas de los maestros.

¿Cayeron en manos de los profesores?

Sí. Firmábamos con pseudónimo pero creo que sabían quiénes éramos. 

¿Hubo represalias?

Unos se lo tomaron bien y otros mal, según su humor. En mi caso no hubo represalias y en el del otro, Óscar, tampoco, que yo sepa.  

De Lou Cifer a Curtiss Hill, cómic que, según sus propias palabras, es el mejor guión que ha hecho en toda su carrera. ¿Qué hace bueno un guión?

Sobre todo que el final sea redondo. También se necesita emoción, grandes aventuras, intriga, giros sorprendentes, un dibujo bonito y tensión entre los personajes. 

¿Qué guionistas no han dejado de sorprenderle?

René Goscinny (Astérix) y Jean Van Hamme (Thorgal). En ambos casos los guiones están muy bien estructurados, con sorpresas, mantienen todo el tiempo el interés del lector y en el caso de Goscinny, hay humor.

¿En los cómics de Pau siempre ha tenida cabida el humor?

Sí, aunque cada vez hay menos. En Curtiss Hill el humor está representando a través de ovejas explosivas y tonterías relacionadas con el mundo de los animales. El humor gráfico sigo cultivándolo (en el suplemento dominical La Almudaina de este periódico) pero de modo semanal. Hacerlo todos los días fue una tortura, algo criminal. Eso no lo hecho de menos.

¿Cuándo nació su pasión por dibujar animales?

Cuando vi los primeros dibujos animados de Mickey. El dibujante japonés Tezuka, con sus simpáticos personajes en unas historias terribles, también me impactó mucho siendo niño. A mí me salen mejor los animales que las personas. Además, parece más fácil identificarse con ellos y te duele más lo que les pasa. 

¿Tiene animales en casa?

Toda la vida tuve perros y gatos, hasta que descubrí que era alérgico a estos animales. 

¿Aprendió algo de ellos?

La amistad incondicional y la fidelidad. Diría incluso que los perros me enseñaron a sonreír.

¿Reconoce ciertos paralelismos entre la saga Atlas&Axis y los cómics de Astérix y Obelix?

Cuando me dicen eso me lo tomo como un elogio, porque los cómics de Astérix y Obélix son un ejemplo en casi todos los sentidos. Yo aspiro a lograr unos cómics como esos, para todos los públicos, tanto adultos como niños. Me parece que lo he conseguido, porque son muchos los padres que me han confesado que sus hijos se engancharon a la lectura, de una sentada, con la saga Atlas&Axis. 

¿Curtiss Hill nace con el deseo de ser una saga?

Sí. Será saga si tiene ventas suficientes como para ganarme la vida con él. De momento los lectores están entusiasmados. Algunos dicen que es mi mejor cómic. Otros aseguran que he mejorado con el color, y eso que no tiene color, es sepia. 

La elección del sepia no es casual.

No, es sepia por consecuencia con la época en la que transcurren los hechos. Las fotos de aquel tiempo eran de este color. 

Ese tiempo del que hablan son los años 30.

Sí, una época en la que el automovilismo alcanzó unas cotas de popularidad que no se han vuelto a alcanzar. Había una gran competencia entre las marcas por la supremacía en las carreras. Y no había las restricciones que existen ahora. Los vehículos eran monstruosos y el ambiente era prebélico. Cuando pensé en esta historia sufríamos la crisis de 2008. Yo lo quise comparar con el Crack del 29, con paralelismos con la época actual. 

¿Qué define a los dos protagonistas, a Curtiss y a su rival, Rowlf Zeichner?

Curtiss es un caballero en las pistas, millonario, filántropo, un gentledog driver; mientras que Rowlf es un tipo que solo quiere ganar y le da igual cómo. Durante la historia veremos que fuera de las pistas no es oro todo lo que reluce. 

¿El cómic llegará a otros países?

Está apalabrado con Francia y ya es seguro que sale en Estados Unidos, en febrero con la editorial Dark Horse, una de las grandes. Estoy loco de ilusión. Puede ser que triunfe. Me conformo con que tenga la respuesta de Atlas&Axis, traducido a once idiomas: castellano, catalán, francés, italiano, polaco, holandés, alemán, ruso, chino, sueco e inglés.