Estilo depurado, ritmo y la habilidad para llevar la trama por movimientos más poéticos y menos evidentes. Éste es el bagaje de la poesía que Ana Merino aplicó en El mapa de los afectos, una novela sobre los sentimientos.
Al final, ha acabado viviendo las elecciones de EE UU desde España.
Sí. A causa de la covid me he quedado en España y he estado haciéndolo todo telemáticamente en la Universidad [trabaja en la de Iowa]. Yo voto en EE UU, pero ha sido complicado el voto por correo porque estaba desplazada y hacer todo el papeleo ha sido difícil. A pesar de no haber estado allí, las he seguido muy de cerca. Me alegro mucho de los resultados y creo que ahora va a venir el camino de la reconciliación, de buscar el consenso y construir una sociedad mejor. Yo estoy muy esperanzada con Kamala Harris, es una mujer muy preparada, fue fiscal general en California, y tiene mucha sensibilidad. Ella es mi gran apuesta. Ahora se abre un periodo de transición que esperemos que sea lo menos traumático posible. Creo que será así porque el estadounidense pasa página en seguida pese a que las elecciones se vivan con mucha intensidad.
En Iowa, donde usted reside, habitualmente ganan el partido republicano.
Sí. Iowa es en realidad uno de esos estados cambiantes. Y donde se ha de analizar por qué votaron a Trump por ejemplo. Hay que acercarse a todos los votantes y dialogar. Yo creo que Kamala tiene ese tipo de actitud, sabe que hay que llegar a más gente. Biden también tiene mucho bagaje y conocimiento, y creo que va a saber trabajar con los republicanos también. Ahora se abre un periodo menos conflictivo y verbalizado hacia la agresividad, va a regresar un tono cordial del que los españoles deberíamos aprender.
Precisamente, en la novela con que ha ganado el Premio Nadal, se acerca a esa América rural, que vota republicano.
Así es. Pero lo hago a través de las miradas de distintos personajes. Creo que me acerco a todos los modos de vida que hay en los Estados Unidos de ese Medio Oeste. Es algo que conozco bien porque he vivido durante 25 años en esa zona. He residido en Carolina del Norte, en Nueva Inglaterra y ahora estoy en Iowa City, donde hay mucha energía intelectual pero estamos rodeados de pueblos de la América del votante republicano, que tiene una filosofía de vida y un concepto de libertad muy determinado. La novela está llena de personajes que experimentan el sueño americano de formas diversas. Aparecen muchos militares, el tema de la masculinidad, las olas de feminismo de distintas generaciones. Hay todo un flujo humano que se complementa.
«Estoy muy esperanzada con Kamala Harris, es una mujer muy preparada y tiene mucha sensibilidad»
¿Cómo están tratados los temas de actualidad?
Los grandes debates contemporáneos están tratados de forma velada. Si me acercara a ellos de forma directa estaríamos ante un ensayo. Y a mí me gusta dejar al lector pensativo. Hay por ejemplo una reflexión sobre por qué hay una generación de hombres perdedores que fueron a la guerra, la cuestión de la inmigración, el debate ecológico sobre lo orgánico y lo transgénico, etc.
La novela se titula El mapa de los afectos. Y se trata de afectos positivos. Usted hace una defensa de la bondad.
Así es. Los afectos positivos son los que mueven el mundo. Porque ha habido armonía el mundo es un lugar mejor. Los avances médicos o tecnológicos llegan porque ha habido un consenso y una ilusión. Esto es la bondad. A mí me interesa la bondad en todos sus pliegues. En la novela también hay impunidad, violencia, injusticia, pero el motor que hace que la novela tenga sentido y el lector se sienta empático es la bondad.
