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«La gracia de vivir es cambiar, la nostalgia puede dejarte anclado»

«La infancia es nuestra patria, para bien o para mal. Como escritor, la cuestión es llegar a subvertirla. La literatura te da esa posibilidad»

"La gracia de vivir es cambiar, la nostalgia puede dejarte anclado" Diego Piccininno

Andreu Gomila, (Palma, 1977) es periodista cultural y escritor. Con su último poemario, Felanitx, acaba de ganar el Premi de Poesia Sant Cugat a la memòria de Gabriel Ferrater. Gomila propone un recorrido por los paisajes de su infancia y adolescencia al tiempo que rinde homenaje a un lugar que para el escritor tiene un significado mítico.

P. Es fácil para alguien ajeno a Felanitx identificarse con la memoria de su infancia. ¿Por qué cree que es así?

R. Trabajas con un material que son los recuerdos, que al final son los mismos o muy parecidos para toda una generación. Hay un imaginario colectivo, sobre todo en un lugar tan pequeño como Mallorca, aunque tú estés hablando de ti como niño. Con los años, mi referente ha dejado de ser Palma, porque mi madre hace más de diez años que decidió ir a vivir a Moscari y al mismo tiempo yo recuperé Felanitx y Portocolom. Cuando tenía entre nueve y catorce años, pasaba allí una tercera parte del año. Tengo amigos en Palma, pero los que conservo ahora con 43 años son del Port y yo creo que esto al final es determinante. No es tanto para mí haber vuelto allí sino las circunstancias vitales. Felanitx para mí es un reservorio, un lugar de posibilidad. Además, literariamente, para mí tiene un significado mítico. Es la tierra de uno de los poetas que más admiro, que es Miquel Bauçà, y también de Miquel Barceló. Es un lugar que para mí tiene unas resonancias telúricas y míticas importantes.

P. ¿La infancia siempre acaba saliendo a la superficie?

R. Al final la infancia es nuestra patria, para bien o para mal, porque no todas son felices y dulces. Como escritor la cuestión es llegar a subvertir esta infancia. Como escritor y también como persona no puedes quedarte anclado en ella por más feliz o desgraciado que hayas sido. La literatura te da la posibilidad de transformarla o de subvertirla, de ponerle cara y también de olvidarla. Una vez que lo has plasmado, ya está. A mí me ha costado mucho hacer este libro. Sí tenía claro que quería hacer un poema largo sobre Felanitx, explicarme el yo de ahora a partir de mi yo pasado sin mirar al futuro. Al final la niñez es determinante. Hay gente que no lo supera, que le marca tanto que la vida adulta es una decepción absoluta o una liberación. 

P. El paisaje de su infancia tiene una fuerte presencia. ¿Lo ha idealizado? 

R. Mi yo de ahora, de 43 años, y mi yo de diez años, que son personas diferentes, conectan a través del paisaje. Una de las cosas que tiene gracia de Portocolom y de Felanitx es que no han cambiado tanto. Han cambiado, sí, tampoco tenemos que ser ilusos, pero en el poema aparece una situación real y es que yo le digo a mi hija: «Mira esta calle, cuando tenía tu edad era igual», y esto en Mallorca es casi imposible que ocurra. Los paisajes van cambiando, pero a veces hay que tener paciencia para que vuelvan. 

P. Además de su yo pasado y su yo presente, recurre a otras voces para componer este paisaje. 

R. Lo que quería era crear diferentes planos o relatos paralelos para que el lector no se cansara de mi voz personal. En poesía también puedes hacer flashback o crear un montaje paralelo y al final este poema lo es. Se podría filmar en imágenes, sin palabras, y se entendería, ésta era mi intención. Las estrofas, que son muy largas, están separadas en secuencias que al final son diferentes escenas de una misma película donde hay un personaje que soy yo, que también soy el director de la película, y otros personajes que van pululando.

P. El escritor felanitxer Miquel Bauçà es uno de esos personajes. 

R. Le hago un homenaje que no es explícito, que es a nivel formal. Él no escribió nunca un poema tan largo hablando de su pueblo y yo, seguramente, puedo hablar de Felanitx porque no es mi pueblo, lo he adoptado o el pueblo me ha adoptado a mí. Él era un gran estilista y llegó un momento de su vida en que decidió escribir solo con pentasílabos y el poema Felanitx está escrito en su forma métrica preferida. Bauçà, que fue un escritor muy incomprendido y no suficientemente reivindicado, es complejo y seguramente ha escrito algunos de los mejores libros de la literatura catalana. No solo te enseñan un mundo muy personal sino que al final su poesía va más allá. A nivel filosófico no concuerdo con él, pero formalmente es una pasada.

P. ¿Cómo mantiene a raya la nostalgia?

R. La nostalgia hay que ponerla en formol, sin enamorarte. Es peligrosa si te paraliza. Yo quiero volver a mis 15 años y estar un día, pero ahora estoy bien. La nostalgia de cuando eras joven, de hace veinte años, es la menos peligrosa porque te queda muy lejos, ves fotos y parece mentira que seas tú. Yo creo en la identidad que evoluciona. Tengo el mismo nombre, en principio soy el mismo pero no estoy seguro de serlo. Eres en el presente lo que has sido en el pasado, pero la gracia de vivir es la capacidad de ir cambiando y la nostalgia puede dejarte anclado. Yo creo más en la saudade portuguesa, que tiene un componente más lírico.

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