Si hay una idea que ha cogido fuerza en los últimos meses es la de que una renta básica universal mejoraría no solo la vida en general, también las condiciones en las que se crea cultura. Así lo defiende un manifiesto impulsado por Nativa que asegura que sería «la mejor política cultural posible», y al que se han adherido más de mil artistas y agentes de la comunidad cultural, muchos de ellos de Mallorca.

El profesor e investigador cultural Jaron Rowan indica varios factores a la hora de explicar por qué el ámbito de la cultura está crónicamente precarizado: «El despliegue miope de planes de industrias culturales que no se ajustan a la realidad del sector, la incapacidad de distinguir la creación de la producción cultural, la falta de valorización social de la cultura, las corruptelas y amiguismos que han predominado en la institucionalidad cultural, etcétera». Ante semejante panorama, asegura que la renta básica universal «es una herramienta necesaria no solo para contribuir a dignificar la vida de todas las personas, también se presenta como un excelente recurso para quienes se dedican a la práctica cultural de forma activa».

No obstante, advierte que no sería la panacea para los problemas y malestares que aquejan al mundo de la cultura. Nada se solucionará sin «un marco sólido de políticas destinadas a dignificar y promover una vida cultural rica, sin pensar en programas y acciones para garantizar los derechos culturales de toda la ciudadanía, sin trabajar para cambiar la percepción social del valor e importancia de la cultura».