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Entrevista

Cuarteto Quiroga: «Beethoven estaría hoy en una comuna en Berlín experimentando con electrónica»

El cuarteto ha rematado la grabación de su nuevo disco en Holanda, en un «pueblo fantasma» a causa de la Covid

Aitor Heiva, Cibrán Sierra, Helena Poggio y Josep Puchaes son el Cuarteto Quiroga.

Formación de cuerdas. Aitor Heiva, Cibrán Sierra, Helena Poggio y Josep Puchaes, componentes de una agrupación que obtuvo el Premio Nacional de Música en 2018, actúan este viernes en la Església de Santa Maria dels Àngels de Pollença (21.30 horas), donde interpretarán obras del genio alemán

¿Qué proyectos les ha alterado la pandemia?

Precisamente ahora estamos grabando nuestro nuevo disco, que quedó a medio grabar por culpa del confinamiento de primavera. Estos días registramos lo que nos queda en Holanda. Es un álbum dedicado a dos autores fundamentales del cuarteto de cuerda como son Haydn y Mozart. Será un doble disco, con dos cuartetos de Haydn, uno de Mozart y un quinteto de éste último en el que colabora una de las grandes figuras mundiales, la violinista de Salzburgo Veronika Hagen. Esperamos publicarlo la próxima primavera.

Recuerden por qué son fundamentales Haydn y Mozart para el cuarteto de cuerda.

Haydn está considerado el padre del cuarteto, fue de los primeros en escribir para este género instrumental y lo hizo con un importante cuerpo de obras, consolidándolo y llevándolo a un nivel compositivo magnífico. Un camino que después su amigo y admirado Mozart decide continuar porque se da cuenta que el cuarteto de cuerda es algo esencial en la música. Digamos que representa la esencia de la armonía, del buen hacer, de la escritura. Con cuatro voces no hay donde esconderse y ahí es donde se ve la factura de una composición. Mozart, como todo lo que hace él, lo eleva a una perfección divina.

¿Qué ambiente están viendo, entre grabación y grabación, por las calles de Holanda, un país sacudido, como toda Europa, por la pandemia?

De ambiente nada. No vemos a nadie. Esto parece un pueblo fantasma, lo cual para una grabación tampoco nos va mal. Pero sí, la situación es muy dramática, como en España. Lo que sí percibimos es mucha menos preocupación en la población. Hay ciertas medidas de mascarillas que son un poquito más laxas que en España, donde la gente está más concienciada. Hemos dado algún concierto estos días en Bélgica y Holanda, y hemos visto medidas curiosas, como que nosotros íbamos con mascarilla, al tocar, y el público sin ella.

¿La mascarilla les resta comunicación sobre un escenario?

Sí. En el cuarteto cultivamos mucho la comunicación entre nosotros. Nos miramos muchísimo para poder entender qué es lo que estamos haciendo y evidentemente la mascarilla es un elemento que desgraciadamente no contribuye mucho a esa comunicación. Además alguno de nosotros llevamos gafas y se nos empañan. Pero bueno, llevar la mascarilla es algo que tenemos muy presente y la llevamos siempre, tanto en los ensayos como en los conciertos. Es fundamental para ponerle muros a la pandemia.

«La mascarilla es un elemento que no contribuye a la comunicación en un escenario»

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¿En qué ha ganado el Cuarteto Quiroga desde su última actuación en Mallorca, en 2016, en Formentor?

A uno le cuesta verse a sí mismo. Nos pasa a todos en el espejo: van pasando los años pero tu te ves todos los días y no te das cuenta del paso del tiempo. Quizá cada vez estemos más felices haciendo la música que hacemos, más a gusto con la comunicación que hemos establecido entre nosotros, todo es un proceso más natural. Cuando eres muy joven y estás empezando es cierto que hay un componente de voluntad y quizá hasta de orgullo que de alguna manera condiciona un poco tu comportamiento y a medida que pasan los años ves las cosas con una mayor serenidad. Ahora vemos la música con menos prejuicios e imperativos. Disfrutamos más con el proceso de la búsqueda de una interpretación compartida y el diálogo que tenemos entre los cuatro.

Cierran el Año Beethoven en Mallorca. ¿En qué momento tocaron a las puertas del genio alemán?

Beethoven ha estado en nuestro repertorio desde el primer momento. Tocar su música es un anhelo. Vamos aumentando más cuartetos en nuestro repertorio y siempre es un gozo y una responsabilidad volver a Beethoven. En Mallorca interpretaremos el Cuarteto de cuerda nº 15, op. 132, un cuarteto muy especial, por su composición y por la temática de su tercer movimiento, que Beethoven escribió después de estar muy enfermo durante un tiempo y que resulta muy apropiado para los tiempos de pandemia que vivimos. El otro cuarteto, el op. 135, es muy simbólico por ser el último que escribió y también muy especial porque no tiene nada que ver con los cuartetos previos de su última etapa.

«A uno le cuesta verse a sí mismo pero quizá ahora seamos más felices con la música que hacemos»

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¿Qué le preguntarían a Beethoven si lo tuvieran delante?

Nos gustaría que nos escuchara y nos dijera lo que le parece nuestra interpretación de sus obras, eso si nos dejaba tocar hasta el final (risas).

¿Creen que Beethoven se llevaría las manos a la cabeza viendo la música que se consume hoy?

Beethoven era un tipo que realmente rompió moldes de un modo muy extremo y con bastante poca diplomacia. Ya con sus primeros obras se ve que habla un lenguaje diferente, con una voz novedosa. Si Beethoven hubiera vivido en cualquier momento de la historia seguramente habría sido bastante abierto a la experimentación, poco amigo de los protocolos y las reglas establecidas. Sería muy interesante tenerlo aquí porque posiblemente a mucha gente estirada se le romperían determinados clichés. En el momento presente quizá estaría en una comuna de Berlín experimentando con música electrónica y cosas que no nos podemos imaginar, lejos del pedestal y el icono romántico y casi un poco sacralizado al que le hemos subido.

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