La precariedad laboral, el modelo turístico o el acceso a la vivienda, tres problemáticas que han saltado de la calle y de los hogares de Balears al escenario. Los dramaturgos locales han mirado a su alrededor y se han dejado interpelar por esta realidad social. El resultado son una serie de montajes teatrales en los que desde el humor, la crítica feroz o la frialdad se repasa la actualidad.
«Hemos tolerado muchas cosas, nos hemos vendido y no hemos hecho crítica», dice Miquel Mas
«El panorama es davastador, la gentrificación está muy ligada al turismo», apunta Marina Salas
Marina Salas (Las primas de Bárbara), autora y directora de Rent me bitch, admite que se acercó a la cuestión del acceso a la vivienda porque ella misma lo padecía. «Me culpaba a mí misma por haber elegido esta profesión, por no tener un trabajo «decente» que me permitiera pagar el alquiler. Después vi que el problema era muy extenso». La autora ha elegido la comicidad y una estética trap para retratar esta situación. «Nos daba miedo ser panfletarios o juzgar a la gente que tiene alquileres turísticos. A lo mejor necesitan de esos ingresos para vivir», reflexiona. A sus 24 años, Rent me bitch es la primera obra que Salas lleva al circuito profesional. El montaje se estrenó ayer en el Teatre Mar i Terra donde se podrá ver hoy y mañana. «Tengo la sensación de que tenemos cosas que decir, motivos para hablar. El panorama es devastador, la gentrificación está muy ligada al turismo y todo esto nos ha venido dado», argumenta.
Miquel Mas Fiol, también de 24 años, no se conforma con una crítica velada al modelo turístico que impera desde hace una década. «Es extremista, radical y hemos metido el dedo en la llaga». Mas se refiere a Souvenir, la obra que ha escrito junto con Joan Fullana. Estrenada el pasado 4 de octubre, la obra estará en el Teatre Xesc Forteza en marzo de 2021. Según relata el autor, Souvenir se compone de pequeños relatos de la Mallorca que se escapa de las guías turísticas: «No deja de ser un montaje que habla de nuestra identidad, de cómo este turismo afecta a nuestra visión del mundo». Mas no deja títere con cabeza. Por el escenario pasan desde el Rei en Jaume a Maria Antònia Munar, Madó Pereta o el Casta. «Hemos intentado ser fríos, mostrar la realidad pero no empatizar. En ningún momento hemos querido dar pena sino más bien distanciamiento científico». Mas cree que faltan miradas «diferentes» que hablen de esta cuestión y considera que «hay que dar un paso más y dar un golpe encima de la mesa». Dice no estar contra el turismo pero sí del «mal turismo» y tiene algo que decir sobre los mallorquines: «Hemos tolerado muchas cosas, nos hemos vendido y no hemos hecho crítica de lo que está pasando. Ahora lo cuestionamos porque hay una crisis», opina.
«Hago teatro documental, basado en hechos reales». Rafel Gallego estrenará el próximo mes de marzo Kelly, obra con la que aborda el día día de las camareras de piso de los hoteles. «En tiempo de crisis es más fácil reaccionar con propuestas creativas contundentes. Se puede hacer teatro ligero, de entretenimiento, pero a mí como escritor y como espectador no me interesa», dice el también periodista que añade: «No estoy en contra del humor, pero sí de la vacuidad». A su entender montajes como el suyo son una respuesta al «colapso, ha llegado un momento en que ya es suficiente». El autor celebra que las artes escénicas se posicionen ya que a su entender, «el arte es un diálogo para remover al público».
