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El amplificador

Abriendo puertas

No cerrarse a nada y probarlo todo, experimentar. Esa es la máxima que sigue desde que despegó con Satellites, el grupo al que pertenece desde hace más de 20 años. Las bandas sonoras, el rock psicodélico de Jose Domingo y el rap de Rabah Ourrad le mantienen últimamente tan ocupado como ilusionado

José Miguel Puigserver, en su estudio Palam, en Son Dameto. Guillem Bosch

Cuando no está encima de un escenario, a José Miquel Puigserver (Palma, 1976), Puter en el mundo de la música, se le puede encontrar en Son Dameto, el barrio en el que nació y donde tiene su estudio, o en Sineu, donde vive desde hace unos siete años, entre pimientos, berenjenas y coles que él mismo cultiva. Eso si no está viajando, descubriendo nuevas culturas, nuevos sabores, abriendo puertas, que dice él, siempre deseoso de experimentar.

No estaba escrito, o sí. En su casa de Son Dameto la música sonaba con fuerza, con rabia. Los Stones y Deep Purple eran dos de los grupos de cabecera de su hermano, catorce años mayor que él, y aquellas canciones se le quedarían grabadas para siempre en la memoria. Fue la primera puerta que atravesó. La otra se la abriría el bajista Pep Estrada, vecino suyo, que ensayaba por entonces con Trinidad, banda en la que militó tras hacerlo en Avalon y mucho antes de formar parte de grupos históricos como Daniel y la Quartet de Baño Band (hoy es integrante de Roulotte). «Recuerdo que siendo un niño el disco que yo me ponía siempre era uno de Mocedades. Mi madre le decía a mi hermano: ves, este chico es más sensible. Con el tiempo pasaría de Mocedades a Cerebros Exprimidos», sonríe. Lo que hoy es su estudio fue en su día el sótano, la parte de la casa a la que siempre iba, para jugar, para abstraerse de la realidad. «Cuando falleció mi hermano lo convertí en un sitio para estar solo y pensar, en un refugio», confiesa. Su juventud transcurrió entre las clases de Pío XII, colegio del que guarda buenos recuerdos y al que también van sus dos hijos, y la guerra, la que montaba su pandilla contra otra usando excrementos de oveja, porque «antes de que hicieran la vía de cintura, Son Dameto era lugar de pasto», apunta.

«Me encantan los errores, son parte del progreso. Por errores caes en procesos que te llevan a un gran acierto»

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Gual Permanent fue el primer grupo que tuvo, y con él estaba cuando conoció a Jordi Herrera, un músico que desde entonces siempre ha estado ligado a su carrera. El encuentro tuvo lugar en el Carreró, junto a la calle Concepció, y allí se encendió la chispa de lo que luego sería Satellites, banda que se completa con el nombre de Joan Toni Seguí. Empezaron ensayando en el Caserón, frente a la Cruz Roja, y acabarían ganando un Concurs Pop Rock, actuando en el Festimad, abriendo el festival de Benicàssim del 98 y girando por Inglaterra. «Con Satellites he podido disfrutar de la música y vivir las experiencias que te reporta. Fue y sigue siendo un vehículo para proyectarme», afirma. Londres y Barcelona han sido dos ciudades que le han marcado. En la primera tocó con otro grupo, Demeter, que toma su nombre de la diosa griega de la agricultura, y allí también se aficionó a la cocina. Harto de comer mal, decidió entregarse a los fogones un día a la semana, junto a su compañero de piso, un finlandés, Antti Koskinen. «Con él aprendí a cocinar platos como el salmón ahumado o el kalakeitto, una sopa de pescado con patatas, zanahoria y nata». Un arte, el culinario, que todavía practica, en Sineu, con las habas y brócolis que le da su huerto, o con los asados que se monta con Jose Domingo, músico con el que toca, junto a Herrera y Mané Capilla, este último en su agenda desde que grabó con Satellites su primer disco.

Por Palam, que es el nombre de su estudio-refugio de Son Dameto, han desfilado un sinfín de bandas, entre ellas Beach Beach, Da Souza, Trance, Aspirina Infantil o Escorpio, el grupo en el que toca la bajista Sofia Ramis, ganadora de la última edición del Concurs Pop Rock, una artista «con mucha intuición». Es un estudio pequeño, pero lleno de historias y de tesoros, como un viejo armonio de la iglesia de Sant Felip Neri que el mismo Puter ha restaurado y hace servir para los trabajos que realiza como compositor de bandas sonoras. Una faceta en la que sigue una regla, practicar el error. «Me encantan los errores. Son parte del progreso. A veces por errores caes en procesos mentales que te llevan a un gran acierto. En la música los propicio siempre que puedo», subraya. Entre sus trabajos en este campo, el de las bandas sonoras, destacar algunos títulos, como De fòssils i fotografies, cinta producida por La Perifèrica que se proyecta en la presente edición del festival Evolution.

Argelia ha sido su último descubrimiento. De allí es Rabah Ourrad, rapero del primer grupo de hip hop en árabe que existió. Toda una figura en su país. Militó con Asian Dub Foundation y estuvo con Island Records, el sello de Bob Marley. Ahora trabaja con Puter, en un disco que pronto verá la luz y en el que también han dejado su impronta Àngel Garau de Da Souza, Juanmi Bosch de Cerebros y Jordi Fornells, entre otros. El grupo que han creado se llama Muqawama y promete.

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