La terapeuta pedagoga Emma Torres ha impulsado el proyecto de terapia canina inclusiva que pone en marcha el centro Guillem de Montgrí (Ibiza) este curso. Cada semana los alumnos se beneficiarán de las sesiones con Nara, una labrador de tres años que ya es una estrella en el colegio.

Cuando Nara llega al colegio Guillem de Montgrí se convierte de inmediato en el centro de atención de los niños que apuran los últimos minutos de recreo. Esta perra labrador, de tres años de edad, protagoniza el programa de terapia inclusiva que ha puesto en marcha este curso este centro de Sant Antoni, junto a Belén Arganza, especialista en asistencia con perros.

Belén y Nara empiezan el trabajo con Aira y dos de sus compañeros, José y Míriam, todos ellos de cuatro años de edad. Los tres pequeños siguen con atención las indicaciones para ponerle el peto a la perra, peinarla o guiarla en unos paseos por el patio. Pero, sobre todo, para interactuar juntos con la labrador, que ha sido instruida en una escuela de formación asturiana bajo el Método Pellitero.

Los alumnos pasean a Nara

Las características del labrador son idóneas para estas labores, ya que «es una perra que transmite calma». «Los niños la ven y se tranquilizan, incluso los que tienen miedo, y proyecta mucho amor», destaca Belén.

Ellas ya llevaron a cabo un programa con una decena de alumnos con necesidades especiales en Formentera en el curso 2018-2019, donde «una niña empezó a hablar interactuando con Nara». El año pasado pasaron por tres centros de Ibiza, Sa Graduada, Portal Nou y el IES Sa Colomina.

Para esta temporada, el Guillem de Montgrí se beneficia de Nara gracias a la iniciativa de Emma Torres. Torres, que ahora desarrolla su labor en el IES Sa Serra, fue impulsora de un programa de equinoterapia en 2007 en el mismo Guillem de Montgrí, donde entonces ejercía como docente. Un año después, los alumnos con necesidades especiales del centro también participaron en unas sesiones terapéuticas con delfines en Marineland, en Mallorca.

Múltiples beneficios

«Tanto la equinoterapia como la terapia canina consiguen un desarrollo global positivo, que puede ser tanto a nivel motriz como sensorial o para desarrollar habilidades sociales», detalla Torres. En el caso de su hija, que muestra una absoluta confianza y complicidad con Nara, la terapia «le ayuda mucho en la estimulación del lenguaje».

Pero quizá el principal valor que se pone en marcha en la escuela es que se trata de un programa inclusivo, en el que los niños con necesidades especiales comparten la terapia con uno o dos compañeros de clase, que se van turnando en cada una de las sesiones semanales.

En total, seis niños con necesidades especiales van a estar con Nara cada semana, combinándose con sesiones en un aula de estimulación multisensorial del centro. La tutora del aula Uecco de Educación Especial del Guillem de Montgrí, Iria Convalia, destaca que el trabajo con la perra se enfoca especialmente para cada niño, bien en función de objetivos para mejorar su conducta o para ayudar con los contenidos curriculares.

Los alumnos interactúan con Nara