El Còmic Nostrum empezó ayer en Palma su edición más atípica con un objetivo claro: reflexionar sobre la calle y los espacios urbanos. Lugares reconocidos de la ciudad como el Casal Solleric o el Passeig del Born albergan diversas exposiciones, pero la organización también ha querido reivindicar la importancia de las calles como lugar de encuentro. Para ello, han creado una exposición llamada Racons en la que se han ubicado diferentes obras en localizaciones concretas de la capital balear. Los cómics estarán disponibles desde el 15 de octubre al 15 de noviembre. El trayecto abarca unos cuatro kilómetros.

Trece artistas han querido contar historietas para que sean leídas o disfrutadas al momento, a pie de calle. Los organizadores explican que se trata de historias “evocadoras, reivindicativas, divertidas, nostálgicas y emocionantes”. Los participantes en esta iniciativa son: Canizales, Linhart, Enriqueta Llorca, Flavia Gargiulo, Álex Fito, Vaquer, Bartolomé Seguí, Margalida Vinyes, Feliu Renom, Guillem March, Tatúm, Nívola Uyá, y Eva Barceló, en un proyecto comisariado por Juan Roig.

Recorrido de Comic Nostrum.

Bartolomé Seguí ubica su obra en la calle Santo Domingo. Tenía, igual que los otros artistas, libertad total para contar una historieta sobre el lugar elegido. En su caso, el cómic refleja la idea de salir a la calle después de mucho tiempo -como si el confinamiento hubiera durado mucho más tiempo- y encontrarse la ciudad vacía y desgastada. Eso sí: siempre teniendo presente que el virus sigue allí, no se ha ido.

Juan Roig, comisario de la exposición, habla sobre la necesidad de buscar rincones “fuera de lo comercial” y contar pequeñas historias: “La gente está pasando muy rápido y con la cabeza agachada, y queremos que levanten la vista y se fijen en las obras”. Cuenta que debería haber una obra más, que querían situarla en sa Feixina, pero no consiguieron los permisos. “Queríamos recuperar la calle como espacio después de tanto tiempo encerrados, porque es un lugar donde ocurren cosas”, dice Roig.

Cuatro kilómetros de Palma con 13 guiños al mundo de la historieta

Enriqueta Llorca expone su cómic en la calle Jaume II. Llorca cuenta la historia de su abuela, una mujer que trabajaba haciendo paraguas y acudía siempre a la mercería Ángela, situada en esa misma calle. Se trata de una historia personal, relacionada con la memoria, y con un gran componente de vinculación a la comunidad. Una defensa de los comercios locales. Es el más pequeño de todos.

Cuatro kilómetros de Palma con 13 guiños al mundo de la historieta

Por otro lado, encontramos el cómic más grande, de unos cuatro metros de altura, situado en el Parc de la Mar. El concepto principal del autor, en este caso Feliu Renom, era el agua: “Esta parte de Palma, que antes estaba llena de agua, sirve como lugar para hablar sobre la relación entre el agua y las religiones”. Se trata de una asociación de ideas para hablar sobre lo que podría haber sido o lo que podría ser. “Uno de ellos, en el que salen las góndolas, es más actual y los personajes llevan mascarilla”, explica Renom.

Margalida Vinyes eligió el Carrer dels Apuntadors por razones personales: “Cuando era joven venía mucho a esta zona. Yo vivo en Binissalem ahora, pero escogí este lugar por su componente emocional”. En su juventud, cuenta, venía con sus amigos y se subían a los tejados para ver la ciudad desde arriba. En el cómic, el personaje principal está representado por su hija y su gato, haciendo referencia a los recuerdos de su etapa juvenil.

En el interior de sa Llotja, se encuentra la viñeta de Guillem March. En este caso, se trata de una historieta relacionada con su reciente obra Karmen. Cuenta el caso de una chica que, tras haber ingresado al principio de la pandemia y haber fallecido a causa del covid, se despierta un día y vaga por la ciudad. Se da cuenta de que la gente lleva mascarillas y no hay extranjeros, lo que le extraña mucho.