El intérprete mallorquín Pep Tosar ha narrado seis obras de Federico García Lorca: Poeta en Nueva york, Mi pueblo y otros textos vegueros y cuatro conferencias inéditas hasta el momento en formato audiolibro, en las que el poeta recorre algunos de los eventos más importantes de su vida, como el homenaje al tercer centenario de la muerte de Góngora o su viaje a Nueva York durante el Crac del 29. Asimismo, Tosar también ha interpretado Sueños de sueños, de Antonio Tabucchi, y todas estas obras están a disposición de los lectores en las principales plataformas de suscripción de audiolibros (Audible, Storytel, Scribd, Spotify, Napster…), así como de venta unitaria (Google Play, Kobo, Audioteka, Apple Audiobooks, Barnes&Noble…)

Con estos títulos, el actor inaugura una serie de obras que registrará en formato audiolibro.

Pep Tosar empezó su carrera como actor en el teatro de Barcelona. Actuó en el Teatre Lliure, en el Grec, en el Romea…Y trabajó a las órdenes de Calixto Bieito, John Strasberg, Tamzin Townsend o Joan Ollé, con espectáculos como Macbeth o La tempestad. En los noventa fundó su propia compañía, con la que produjo y actuó en los espectáculos La historia del señor Sommer, de Patrick Süskind, Réquiem y Revés, de Antonio Tabucchi y El maestro y Margarita, de Mijaíl Bulgákov. A principios de siglo escribió, produjo, dirigió y protagonizó una serie de espectáculos biográficos sobre poetas, con los que consiguió numerosos premios y un notable éxito: La casa en obres, sobre Blai Bonet; Esquena de ganivet, sobre Damià Huguet; Tots aquests dois, sobre Guillem d'Efak, Poseu-me les ulleres, sobre Vicent Andrés Estellés, y Federico García, sobre García Lorca. También son de su autoría Muchos recuerdos para Ivanov, Premio de la Crítica Serra d’Or al mejor espectáculo, y Qui bones obres farà, sobre Chéjov.

En el cine ha trabajado en la serie Crematorio, de Sánchez Cabezudo, Miquel Bauçà, el poeta invisible y Pan negro, de Agustí Villaronga; La sombra de la ley, de Dani de la Torre, o Mientras dure la guerra, de Alejandro Amenabar. También en la serie de Sky tv, Little birds, de Stacie Passon, y Cannabis, para el canal Arte, dirigida por Lucie Borleteau.

Federico García Lorca viajó a Nueva York en el año 1929 queriéndose alejar de un desengaño amoroso que le había herido el alma. En la ciudad de los rascacielos vivió el crac financiero más demoledor que sufrieron los Estados Unidos en el siglo XX. Una situación que forzó a la ciudad a mostrar su cara más cruel, con suicidios constantes y unas situaciones de pobreza y caos nunca vistas anteriormente.

En Poeta en Nueva York, Lorca recoge todo este dolor y, contrastándolo con el suyo propio, lo imprime en unos versos que se convirtieron en una de las más resplandecientes obras maestras de la poesía de todos los tiempos. 

Este audiolibro reúne los textos en prosa que aparecen recogidos bajo el título de Mi pueblo y otros textos vegueros. Se trata de cuentos breves de naturaleza autobiográfica, en los que Federico, con su inconfundible fuerza poética, nos habla de personajes que poblaron su infancia en La Vega de Granada. Unas situaciones y un paisaje que marcaron de forma definitiva su personalidad, su alma sensible y su forma de estar en el mundo. Ese mundo rural de La Vega granadina que permanece enraizado en el sustrato de toda su obra.

El audiolibro incluye Alocución al pueblo de Fuentevaqueros, conferencia pronunciada con motivo de la inauguración de la biblioteca de su pueblo natal. Un texto al que pertenece la célebre cita lorquiana yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro.

En esta Charla sobre el teatro, el poeta expone su visión crítica sobre la tendencia del teatro de su época.

Lorca era ya un dramaturgo conocido en todo el mundo en el momento de escribir esta breve conferencia. Había cultivado un teatro que aún hoy nos sigue pareciendo vanguardista, con piezas como El público La comedia sin título y sus conocidos dramas rurales, en los que combina la prosa con el lenguaje poético, logrando piezas de un pulso dramático formidable. 

La casa de Bernarda Alba, Yerma o Bodas de sangre, son obras que se han estrenado, y se estrenan, en todo el mundo. No obstante, en esta charla, su análisis sobre el establishment teatral de su tiempo es profundamente pesimista y realmente visionario y escalofriante si lo observamos con la perspectiva de los casi noventa años que hoy nos separan de él.

A menudo los expertos en la obra de Lorca no dudan en señalar Teoría y juego del duende como una especie de credo artístico del gran poeta andaluz.

Federico sitúa al duende en el ámbito de lo mistérico, de lo telúrico. El duende como una especie de misteriosa energía que viene de fuera y que posee al artista en un momento dado, ofreciéndole la posibilidad de conectarse con lo esencial, con lo milenario, y generar una emoción que rechaza cualquier forma de artificio hasta llegar incluso a trascender lo humano. El texto, como todas sus conferencias, está dotado de una fuerza poética y una lucidez inconfundiblemente lorquianas.

Lorca relata anécdotas vividas en el mundo del cante y del baile flamencos, donde cita al duende como única explicación de momentos verdaderamente asombrosos.

Federico García Lorca, a la vez que poeta y dramaturgo, fue un excelente músico. Desde muy niño tuvo un contacto directo con la cultura y la música popular. No solo a través de su madre, que era maestra, sino, principalmente, a través de las criadas que trabajaban en su casa y a través del contacto directo con la tierra y el mundo rural, que le ofrecía el hecho de vivir en proximidad con el campo.

En esta maravillosa conferencia, Lorca eleva sus conocimientos musicales de niño al ámbito culto logrando un estudio comparativo del género de la canción de cuna, no solo sobre las diferencias que éste suscita en los diferentes pueblos de España sino también en el ámbito europeo. Federico nos asombra una vez más, imprimiendo a este ensayo su inconfundible fuerza y naturaleza poéticas para ofrecernos una prosa brillante e inteligente, llena de luz, de ritmo y de una formidable fluidez que la convierten en una pieza imprescindible, casi adictiva.

La corriente poética conocida como Generación del 27, a la que Lorca perteneció, se llamó de ese modo a causa de la conmemoración que este grupo convocó los días 16 y 17 de diciembre de 1927, para celebrar el tercer centenario de la muerte del poeta Luís de Góngora, fallecido en Córdoba, su ciudad natal, en la primavera de 1627.

Un homenaje que la Academia había rechazado por considerar a Góngora un poeta delirante cuyo hermetismo estilístico convertía su obra en un magma aburrido e impenetrable. Una valoración que chocó de frente con los contemporáneos de Federico García Lorca que, en una abierta declaración de intenciones, bautizó su identidad colectiva de modo que siempre fuera identificada por su defensa acérrima del gran poeta de Las Soledades.

En La imagen poética de Luís de Góngora, García Lorca se suma a las muestras de compromiso que sus compañeros de generación también habían manifestado en diferentes publicaciones para reivindicar la figura de Góngora. Federico, en un alarde de conocimiento minucioso de la obra gongorina, con su inimitable tono poético, despeja en esta conferencia cualquier duda sobre el valor incalculable que posee la obra de Luís de Góngora, no solo como referencia maestra de la Generación de 27, sino como un gran clásico de la poesía de todos los tiempos.

Federico García Lorca

Fue poeta, dramaturgo y prosista. 

Como poeta tuvo una primera época muy ligada a la canción popular, a la que pertenecen El romacero gitano o Poema del cante jondo. Pero más adelante crearía obras cercanas al surrealismo, a las que pertenecen Poeta en Nueva York o El diván del Tamarit.

Como dramaturgo empezó escribiendo obras de carácter surrealista, dotadas de una fuerza poética formidable, como El públicoLa comedia sin título o Así que pasen cinco años. Después escribió sus dramas rurales que le han hecho famoso y admirado en el mundo entero: La casa de Bernarda AlbaBodas de sangre y Yerma, son, quizá, las más representadas.

Pero su obra en prosa, aunque menos popularizada, es igualmente brillante, dotada de la misma e inconfundible naturaleza poética. Muchos expertos en su obra no dudan en señalar su conferencia Teoría y juego del duende.

Fue asesinado por los fascistas el 18 de agosto de 1936. Tenía 38 años.

El sueño es un escenario recurrente en la obra de Antonio Tabucchi. Un territorio literario que el autor de Réquiem manejó con una habilidad maestra.

En Sueños de sueños, Tabucchi reúne a veinte personalidades de todos los tiempos que proceden de los diversos ámbitos del arte, desde Dédalo hasta Freud - a quien consideraba un auténtico novelista -, pasando por Ovidio, Rabelais, Caraveggio, Goya, Rimbaud, Debussy o Federico García Lorca. Artistas por los que, sin duda, sintió algún tipo de admiración.

Tabucchi, que también nos ofrece una pequeña biografía de cada uno de los artistas reunidos en este libro, combina algunas de las huellas que marcaron su existencia con la naturaleza de sus obras más reconocidas, alterando sus realidades de una forma que solo podemos reconocer a través del desatado lenguaje de los sueños. En estos sueños ajenos, Tabucchi hace uso de su inteligente ironía con la que convierte estos cuentos breves en piezas de una deliciosa y elevada calidad narrativa y literaria.

Antonio Tabucchi 

Durante mucho tiempo vivió la mitad del año en Lisboa y la otra mitad en la Toscana. Sus obras han sido traducidas a más de veinte idiomas. Obtuvo el Premio Medicis por Nocturno Indú y el Campiello por Sostiene Pereira, ambas llevadas al cine.

Algunos de los temas más recurrentes en su obra están relacionados con la búsqueda de la identidad y su ocultamiento, el viaje, el paso del tiempo y la muerte, la memoria y el recuerdo, el sueño y el mundo onírico, el juego y sus equívocos. Hay que destacar al Tabucchi de los cuentos entre los que se encuentran verdaderas joyas como El ángel negroDama de Porto Pim, Pequeños equívocos sin importanciaSe está haciendo cada vez más tardeSueños de sueñosEl juego del revés.

Tabucchi ha sido considerado como una de las voces más destacadas de la literatura europea de los últimos tiempos.

Escribió hasta su último aliento. La noche antes de morir, dictó un último cuento a su hijo. Era la noche del 25 de marzo de 2012, en el hospital de la Cruz Roja, de Lisboa.