Veintiún años después, Palma elegirá hoy a un nuevo ganador del Concurs Pop Rock, un certamen que marcó a varias generaciones, dejó una huella imborrable en la memoria colectiva de una juventud deseosa de experimentar nuevas sensaciones y coronó a grupos que todavía hoy son recordados y aplaudidos. En un ejercicio de rebobinado, Diario de Mallorca viaja al pasado, hasta los primeros 80, para recordar con los protagonistas de aquella movida cómo nació un certamen que agitó corazones, desmelenó al público e ilusionó y enloqueció a los músicos.
El primer Concurs llegó en 1983, tras los festivales de jazz y de teatro. No fue un invento del ayuntamiento pero el grado de receptividad de los responsables de Cultura, con Colau Llaneras al frente, permitió sacar adelante aquel proyecto. «En aquellos primeros 80 no había nada, todo se estaba creando, con una generación que empezó a tomar conciencia de sí misma y advirtió que podía construirlo todo», recuerda el periodista musical Fernando Merino.
Juanjo Arzubialde y Carlos Goyarrola fueron los padres del Concurs, como también lo habían sido del festival de jazz. «Eran promotores que se sabían mover muy bien. Arzubialde siempre fue un gran negociante, tenía sensibilidad y ambición, y sabía llevarse el gato al agua», apunta Merino. Arzubialde y Goyarrola habían tanteado la Palma de los 80 con una serie de conciertos en Tagomago, con actuaciones a cargo de Radio Futura, Siniestro Total y Derribos Arias. «Ahí se empezó a crear un cierto ambientillo de grupitos que se iban formando en Mallorca. Para cualquiera de ellos trascender era muy difícil, pues no había un interés especial de los medios, ni posibilidades de tocar fuera. Como estábamos muy en contacto con Madrid por aquella época pensamos que una forma de ayudar a crear un ambiente que permitiera a la gente salir fuera era organizar un concurso con el ayuntamiento para que los que ganaran pudieran grabar un disco que se pudiera sacar fuera y ayudar un poco a la promoción exterior. No nos costó convencer a los del ayuntamiento», explica Arzubialde.
El 29 de julio del 83 el pleno de Cort dio luz verde a la celebración del I Concurs, con un presupuesto de 1.845.000 pesetas. Barbarela acogió las pruebas de preselección, los días 16, 17 y 18 de agosto, con 24 grupos inscritos, y la final tuvo lugar en la plaza del Tubo, el día 26. El jurado lo integraron Joan Bibiloni, Merino, Toni Orell, Montxo Algora, Marta Sierra, Pere Ferrando y Marta Vives, incorporándose en la final, en la que concurrieron seis bandas, Kevin Ayers, Mariona Sinfield y Jesús Ordovás. Ganaron Furnish Time, con 7,1 puntos y con un sublime Pere Pla al frente.
«Sin duda alguna hay un grupo que me marcó, los Furnish Time, pero también las diferentes formaciones que ha tenido Pere Pla: Forats Negres, Forats Naturals, Aereoplá o su última formación», confiesa el fotoperiodista Miquel Massutí, testigo no solo de aquella primera edición, también de las sucesivas. «El ambiente que se respiraba en las primeras ediciones destilaba ganas de participación por parte de los grupos y ganas de pasarlo bien por parte del público, con el aliciente de poder ver en cada edición a algún grupo puntero a nivel nacional y al ganador de la edición pasada», añade.
«Recuperar el Pop Rock no me parece mal, de hecho opino lo mismo que de las primeras ediciones, cualquier iniciativa que parta de las instituciones para ayudar a los grupos locales es bienvenida, aunque tal vez pierda el sentido que tenía en sus orígenes, que era la promoción; hoy en día todos los grupos tienen Instagram, Facebook, su canal de Youtube... Posiblemente el Pop Rock 2020 haya quedado un poco deslucido por culpa de la pandemia, pero hay que agradecer que no se haya suspendido. Tendremos que acostumbrarnos a estos nuevos formatos, aunque para una banda tocar sin casi público es frío y poco motivador», reflexiona Massutí.
