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Entrevista

Toni Rodríguez Pujol: "Estábamos acostumbrados a ver disturbios en la clandestinidad, pero no en democracia"

“La pureza ideológica también es peligrosa y puede ser estéril” - “Veo que la gente joven tiene ganas de cambiar el mundo y empiezan modificando su propia vida”

El escritor y periodista Toni Rodríguez Pujol.

La lucha antifranquista de un grupo de estudiantes universitarios, los hechos de Sant Adrià del Besòs en 1990 y un joven periodista que decide investigar, ya en el siglo XXI, qué ocurrió con esa ‘colla’ de idealistas. Toni Rodríguez (Barcelona 1946) tenía previsto presentar Aquella colla de fills del 68 mañana en Palma, pero el acto ha sido aplazado a causa de la covid-19. Con esta obra el escritor cierra la trilogía iniciada con Quatre carpetes marrons (Leqtor Universal, 2009) y la Cinquena carpeta (La Magrana 2012).

¿Es amarga su mirada sobre ese grupo de jóvenes que olvidaron sus ideales?

Es una mirada comprensiva, sí que hay una cierta amargura pero también hay condescendencia. Nadie es perfecto todo el mundo se puede equivocar, todos aflojamos poco a poco … tampoco puedes tener una actitud demasiado severa cuando estás juzgando según qué hechos. Ahora, en general, digamos que sí que hay una cierta crítica, aquella pureza ideológica que había en esta ‘colla’ poco a poco se va diluyendo y pervirtiendo.

¿Quiénes son esos hijos del 68?

Es un grupo de gente intensa, muy comprometida de joven, muy revolucionaria y con muchas ganas de cambiar el mundo. Hicieron la revolución política y la revolución sexual porque, de hecho, cada vez que hay una revolución política y social la sexual va paralela, ligada. Después la vida los va ablandando y los va apartando de sus ideales, pero que a pesar de sus diferentes trayectorias vitales, conservan los vínculos que tuvieron de jóvenes, la amistad y el cariño .

Y la historia se repite. Jordi Martínez, el joven periodista, prevé que su evolución vital será similar.

Son circunstancias diferentes porque está en otra época pero sí que él era un hombre que se rebelaba y se resistía a cumplir con una serie de rituales sociales establecidos, pero ve que tendrá que ir cediendo y que la pureza ideológica también es peligrosa y puede ser estéril.

Cada vez que hay una revolución política y social, la sexual va paralela, ligada

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¿Es pesimista respecto al futuro?

No quiero ser negativo. Sí que creo, más allá de esta novela, que el progreso nunca es lineal, avanza y retrocede y mientras demos dos pasos adelante y uno atrás iremos bien. El día que demos dos atrás y uno adelante, iremos mal. Pero creo que estamos en la otra fase.

¿Qué aportan a su novela los hecho históricos recientes que cita?

Estos hechos y muchos otros que no aparecen, marcan la trayectoria vital de estas personas y de toda la gente contemporánea. He situado el contexto histórico y reconocible porque acompaña la explicación de la deriva vital de esta gente y muchos lectores se sentirán identificados. El gran mensaje es crítico, en algunos momentos es una crítica feroz. Por eso he buscado una persona de otra generación, más joven, que aun no está contaminada y que puede hacer esta crítica, pero también está esa mirada compasiva.

¿Coincide en que los jóvenes no son tan idealistas como en el pasado?

Cuando tienen un motivo para ser idealistas se apuntan lo que pasa es que faltan motivos y falta liderazgo, seguramente. Veo que la gente joven tiene ganas de cambiar el mundo y empiezan cambiando su propia vida, su escala de valores. No sé si de manera consciente están cambiando la escala de valores que nosotros tuvimos.

No creeríais el grado de represión y de falta de libertad que había. Era brutal

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Quizás se enfrentan a problemáticas distintas.

Son épocas y problemas diferentes, no se pueden comparar. Nosotros veníamos de muy abajo. No creeríais el grado de represión y de falta de libertad que había. Era brutal. Haber hecho todo este cambio pues también tiene su mérito. Que ahora ya está caduco seguramente, pero en su momento fue importante y se ha de reconocer.

¿Por qué elige la llamada ‘intifada’ de Sant Adrià del Besòs como uno de los puntos clave de su historia?

En primer lugar porque la viví como comunicador. Por otro lado, porque fue la primera batalla campal que hubo en la calle y la primera sorpresa de que esto podía pasar en democracia. Estábamos acostumbrados a ver disturbios y manifestaciones en la época de la clandestinidad, pero en democracia no. Vimos que bajo esta capa, bajo esta apariencia, también había muchas cuestiones no conocidas o resueltas que podían influir en la vida social de la gente hasta el punto de provocar un estallido tan bestia como aquel. .

Parte de la acción transcurre en Mallorca. ¿Por qué ha elegido este escenario?

Hay dos motivos especiales. Uno es porque quiero mucho Mallorca y creo que la conozco bien, sobre todo la zona de Tramuntana. El otro es porque es una especie de huida. Pujol i Alemany, uno de los personajes, está muy agobiado y decide cambiar de ambiente, tener unas vacaciones vitales porque necesita paz y calma. Una vez allí se pone en contacto con Jordi Martínez y le dice que vaya a Banyalbufar porque va a explicarle la verdad. Allí es donde interactúan más y se conocen mejor. Para Pujol i Alemany Mallorca es el escenario donde va a buscar la paz y la conciliación, porque también aparecen sus otros amigos, y para Jordi Martínez es una aventura que no conocía, tan cerca, pero tan diferente.

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