“¿Quién es Piazzolla? Arriba del escenario es Dios. Y abajo un hijo de puta”. La contundente definición del gran compositor argentino es de Aldo Pagani, su representante. El hombre que le lanzó a la fama mundial, pero también el que le sometió a un contrato leonino que generó pleitos después de la muerte del bonaerense. Pagani maneja un argumento de peso para defender una descripción tan contundente. La prueba se desarrolla en unas fechas muy concretas: entre el 17 y el 19 de abril de 1975. En un escenario muy próximo: el Auditorium de Palma. En un evento tan espectacular como efímero: el Musical Mallorca.

Pagani narra la experiencia en el libro Astor Piazzolla, memorias del periodista Natalio Gorin, publicado por Alba editorial. “Todos los músicos que iban a actuar con él, más Gerry Mulligan, más Amelita Baltar, que entonces era su mujer, estaban citados en el escenario para hacer un ensayo de sonido. De pronto, sin ningún motivo, delante de todos, Astor me pegó un violento puñetazo en la cara mientras gritaba como un loco ‘yo soy un artista, nadie me hace esperar’... Todos quedaron pálidos ante ese comportamiento... Después me pidió disculpas muchas veces por este episodio”.

Astor Piazzolla (Mar de Plata, 1921-Buenos Aires, 1992) es uno de los grandes compositores del siglo XX. Logró sus éxitos con un instrumento poco habitual en la música orquestal: el bandoneón. Y se relacionó con una música propia de los bajos fondos bonaerenses: el tango. Sin embargo, orquestas clásicas de todo el mundo programan continuamente sus composiciones. Sin necesidad de ir muy lejos, la Orquestra Simfònica de Balears le incluyó junto a Vivaldi, Mozart y Brahms en sus primeros conciertos postconfinamiento celebrados en Campanet, sa Pobla y Pollença.

El Musical Mallorca, que trajo a Piazzolla a Palma y propició el puñetazo a su representante, fue un evento de promoción turística que se organizó entre 1975 y 1978. Tenía una parte competitiva y otra de presentación de nuevos trabajos de los artistas. Para comprobar el nivel del acontecimiento basta repasar algunos nombres de la primera edición: Henry Mancini, Helmut Zacharias, Paul Mauriat, Augusto Algueró, Juan Carlos Calderón, Waldo de los Ríos, Mirelle Mathieu, Domenico Modugno... En la jornada de presentación de canciones inéditas participaron, entre otros, Juan Pardo, Julio Iglesias, Cecilia, Mari Trini, Dona Hightower...

Piazzolla conoció a Carlos Gardel cuando era un niño. Ocurrió en Nueva York, ciudad a la que habían emigrado sus padres y tuvo un pequeño papel junto al cantante en la película El día que me quieras. Estudió composición con Nadia Boulanger y Alberto Ginastera. Se le considera un innovador del tango, algo que jamás le perdonaron los puristas, pero al mismo tiempo logró que este género entrara en los circuitos de la música culta. En palabras de Ernesto Sábato: “El tango de Piazzolla tiene los ojos, la nariz y la boca de su abuelo, el tango; lo demás es de Piazzolla”.

El periodista Natalio Gorin revela en ‘Astor Piazzolla, memorias’ el violento episodio del músico bonaerense

Adiós Nonino, compuesto como homenaje a su padre recién fallecido, María de Buenos Aires, Libertango, Balada para un loco, Tristezas de un doble A o Concierto para bandoneón y orquesta son algunas de sus centenares de composiciones que suenan a diario en algún punto del planeta. Piazzolla mantuvo una actividad frenética como compositor e intérprete hasta que sufrió un infarto cerebral en París el 4 de agosto de 1990 del que nunca se recuperó. Murió dos años después en Buenos Aires.

Se casó tres veces. A Palma vino para acompañar a su segunda esposa, la cantante Amelita Baltar. Ella interpretó el tema Los pájaros perdidos. Piazzolla dirigió la orquesta. Años después volvió a dar muestra de su carácter complicado cuando le preguntaron sobre una frase suya relativa a Baltar: “La única cantante que me gusta es Amelita Baltar”. Dos décadas después la despreció: “La opinión de la cantante bórrala. Como yo estaba en pleno metejón (enamoramiento apasionado en Argentina) no me daba cuenta de la voz que tenía. Dicen que el amor es ciego, y en este caso también sordo”.

El bandoneonista era consciente de su carácter difícil: “Yo puedo contar una historia de ángeles, pero no sería la verdadera historia. La mía es de diablos mezclada con ángeles y un poco de mezquindad”. Por cierto, en el Musical Mallorca de 1975, presentado por José Luis Uribarri, Marisa Medina y Mónica Randall, el tema de Piazzolla interpretado por Amelita Baltar quedó en cuarta posición.