Como cada año, llegan las jornadas de discusión literaria más emblemáticas de Mallorca. Formentor se convierte, desde hoy y hasta el domingo, en un espacio de debate sobre la lengua, la literatura, el pensamiento o la actualidad. Esta mañana ya ha tenido lugar el encuentro de editores independientes, y también se ha celebrado la rueda de prensa en la que Basilio Baltasar, editor, periodista y presidente de la Fundación Formentor, junto a Alexis Grohmann, catedrático de Lengua Española en la Universidad de Estrasburgo, y José Enrique Luis Domènec, escritor y académico ‑ambos miembros del jurado de esta edición‑, ha presentado al ganador del Premio Formentor 2020: Nees Nooteboom. El autor holandés no podrá asistir, esta noche, a la ceremonia de entrega del premio, algo que le apena mucho, tal y como ha comentado su traductora, Isabel-Clara Lorda: “Es la primera vez en 46 años que no puede ir a Menorca, isla que considera como su casa. Estaba muy ilusionado por venir, pero también muy asustado por la situación de pandemia. Le costó mucho tomar la decisión de no venir”. Judith Thurman y Alberto Manguel también han formado parte del jurado, pero la situación pandémica no les ha permitido llegar a Formentor.

Los protagonistas a la rueda de prensa han aportado algunas notas sobre Nooteboom, el escritor que hizo del viaje un estilo de vida, que supo ser paciente y que hizo una apuesta vital por el aprendizaje de idiomas, la lectura y la escritura. Su inquietud, el básico conocimiento del mundo clásico que le ofreció la educación ‑primero con los franciscanos, luego con los agustinos‑ y su interés por las lenguas y las historias de la calle, de las personas que se encontraba en sus viajes, le han hecho un gran conocedor de la cultura y literatura europea. “A él siempre le gusta recordar que su educación fue básica y que es autodidacta. Aprendió a hablar francés en las cabinas de los camiones con sus conductores”, ha comentado la Lorda.

En su literatura se distingue el dolor de quien ha sufrido por la guerra -­perdió a su padre en 1944­-, pero también la esperanza y afección por el proyecto europeo. Publicó pronto su primera novela de ficción, a los veintiún años, Philip y los otros. Nueve años después, en el 63, publicó El caballero ha muerto, una novela más experimental, por la que recibió tantas críticas como elogios. A su parecer, tal y como dijo la traductora del holandés, es su “gran fracaso”. En ese momento decidió apostar por la espera, y por el vivir. Nutrirse de las historias de sus colegas de viaje, escuchar, contemplar paisajes distintos. Empezó en ese momento a cultivar más el género del ensayo y la crónica de viajes. Diecisiete años después escribió Rituales; después de haber vivido. Según comentó Lorda, para Nooteboom es indispensable vivir, tener experiencias, para poder escribir.

Venecia es el próximo libro de Nooteboom que saldrá en espeañol este otoño, editado por Siruela. Un paseo por la ciudad italiana que, según Luis Domènec ‑que lo ha leído en alemán, porque aún no se ha publicado en castellano‑, es “una joya literaria, porque sintetiza todas las búsquedas de Cees, además de la belleza. En el laberinto de Venecia se encuentra a él mismo: vivir, escribir, leer. Tiene en cada una de sus palabras una riqueza memorable. Me curó la melancolía del confinamiento”.

Otra publicación, en este caso de la Colección Visor, es la del último poemario del holandés: Despedida. “Para mí ha sido un reto traducirlo porque no suelo hacerlo con su poesía”, ha comentado Lorda, “pero me parece una obra bella y dura, en la que se ve la guerra, un tiempo actual sin promesas… Es una despedida del mundo, me impresionó mucho”, ha apuntado.

La entrega del premio podrá verse en directo a través de IB3 Televisión y de la web de la Fundación Formentor, a partir de las 20 horas. Cees Nooteboom leerá su discurso de agradecimiento desde Alemania, donde se encuentra en estos momentos.