Diario de Mallorca

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Entrevista

Elvira Lindo: “El amor siempre tiene algo de toxicidad”

"Mallorca fue el descubrimiento de la belleza mediterránea, de la sensualidad y de la modernidad”

La escritora Elvira Lindo, ayer, en la librería Rata Corner.

La autora y periodista presentó ayer en los jardines de la Misericòrdia, en un acto organizado por Rata Corner, su última novela, ‘A corazón abierto’, donde transforma en ficción la memoria de sus padres.

P ¿Por qué sintió la necesidad imperiosa de escribir sobre sus padres?

R Yo siempre había querido escribir sobre mi padre, desde siempre había querido hacer cuentos sobre él. Él era muy extravagante, expansivo, una persona con una vida agitada, nómada y dado a tener amigos, de estar en los bares y en la calle. Era un hombre con opiniones distintas a las que solían tener otros padres y también tenía un físico interesante. De pronto, empecé a bucear en la memoria fotográfica de la familia y vi unas fotos de cuando mis padres se conocieron en los años 50. Parecían salidos del neorrealismo italiano: dos personas queriéndose y pasando un día en el campo. Entonces vi que esa relación tenía que ser el motivo central del libro. 

P ¿Bucea bien entre tanto recuerdo?

R Más que un libro de recuerdos yo quería que el libro fuera como un puzzle y que el lector encajara las vidas de esos dos personajes. En vez de recordar a mis padres lo que hice fue colocar “Mallorca fue el descubrimiento de la belleza mediterránea, de la sensualidad y de la modernidad”me en el presente de ellos. Ya fuera cuando yo tenía 9 años, o ya de adolescente o incluso cuando todavía no había nacido. Es un libro muy literario en el que trato de contar dos vidas a través de varios momentos. 

P ¿Ha conseguido retratar moralmente a toda una generación?

R A ver, mis padres pasaron la guerra teniendo niños, tuvieron una familia numerosa, se trasladaron de un lado a otro dentro de la geografía española. Mi padre trabajó en muchas obras públicas. Era un hombre que quería progresar. Las suyas son vidas que acaparan muchos asuntos que marcaron este país. El libro abarca desde 1939, cuando mi padre era un niño y llegó a un Madrid gris y trágico para ir a vivir con una tía, hasta 2013, que fue cuando él falleció en un hospital de Madrid. Murió de EPOC, ahogándose, con un respirador, pero pudo morir acompañado por sus hijos y sus nietos. Ahora, con la pandemia, la gente está muriendo en completa soledad. Esto es doblemente injusto para una generación que padeció muchos acontecimientos.

Desde que ha entrado el lenguaje psicológico, nos concedemos traumas y diagnósticos

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P Usted deja claro que es una generación poco victimista pese a la guerra que vivió. 

R Sí ahora somos más victimistas. Desde que ha entrado el lenguaje psicológico, le ponemos nombre a todo y nos concedemos traumas y diagnósticos. Esa entrada del lenguaje psicológico hace que llamemos a ciertas cosas que nos pasan como enfermedades. 

P ¿Encontró algo oscuro en el pasado de sus padres mientras preparaba el libro? En todas las familias hay secretos. 

R Al contrario, todos esos reproches que uno puede tener contra sus padres cuando es muy joven, de pronto los entendí. Entendí a dos seres humanos que han actuado como han podido en cada momento. Al revivir ciertas cosas desagradables del pasado cuando hacía este libro, viví una especie de conexión con ellos muy grande. Tampoco buscaba idealizarlos, yo quería quererlos tal y como habían sido. Quererlos como son. También quería construir dos buenos personajes de novela, convertirlos en grandes personajes. Mi padre, con todos los defectos de un hombre de la época, tenía un gran espíritu de resiliencia pese a vivir el desamparo emocional desde niño. Ese desamparo es lo peor que una persona puede vivir nunca. Esa experiencia que vivió él solo, de niño, en Madrid, le debió causar un gran trauma. Mi padre estaba sometido a muchas contradicciones, pero tenía la gracia de hacerse querer. Y creo que ha provocado lo mismo en los lectores.

P Esa tormentosa relación entre sus padres ahora mismo sería tildada de tóxica. 

R Ahora parece que todo está definido, amor saludable frente a amor tóxico, cuando los sentimientos de las personas son muy difíciles de controlar. Es normal que en ocasiones el amor sufra con los avatares de la vida. El amor siempre tiene algo de toxicidad. Las personas somos complicadas. Lo que sí es cierto es que mis padres estaban muy pendientes el uno del otro. En las familias, los niños son ahora los protagonistas, antes eran los personajes secundarios. Eso me permitió observarles mucho. Y creo que ahora, con lo que ya he vivido, puedo verlos con serenidad: ver sus errores y reconocer los míos. 

P Otro aspecto es el lenguaje empleado para referirse a los valores o a la relación entre hombres y mujeres. 

R Sí, no uso palabras actuales para hablar de según qué: por ejemplo, misoginia o heteropatriarcado. He preferido dejarlos estar en su época. 

El progreso económico de España depende de que se apueste por un futuro sostenible

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P Mallorca también aparece en el libro, un lugar que se presentó como una epifanía cuando vinieron a vivir aquí.

R Mallorca fue crucial, fue la entrada de la belleza por los ojos. Fue un lugar muy diferente a los que habíamos estado antes en la península. Mallorca fue el descubrimiento de la belleza mediterránea, de la sensualidad, de un paisaje prodigioso. Siempre he tenido relación con Mallorca, hemos estado muchas veces de vacaciones. Mantengo a una amiga de la infancia, Assun Planas, a cuya boda pude asisitir. Mallorca por entonces era la modernidad por la presencia del turismo. Fue en Mallorca donde mi padre pasó del coñac al whisky. De hecho, antes de irnos a vivir a Nueva York, Antonio [Muñoz Molina] y yo barajamos vivir aquí. Queríamos comprar una casa en Sóller.

P Esa Mallorca de la que habla en el libro ha cambiado mucho. Y la pandemia está siendo especialmente dura en la isla. 

R Sí. Tenemos que replantearnos un cambio como sociedad. Hay gente que es reacia a ese cambio y es un debate que está en muchas ciudades europeas. Por ejemplo, que el futuro ha de ser verde es algo en lo que debemos trabajar todos, derechas e izquierdas. El medio ambiente es lo más urgente. El propio progreso económico de España depende de que se adopten otro tipo de energías, que se apueste por un futuro sostenible, por la educación y que se invierta en nuevas formas de vida. 

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