El artista Jaume Salvadiego (Barcelona, 1956) murió ayer por la mañana a consecuencia de un ictus a los 64 años en Palma. El creador era muy conocido en la escena alternativa artística de la isla desde mediados de los 80, cuando se trasladó a vivir a Mallorca.

En estos momentos, tenía una exposición en curso en Can Pieres de Montuïri comisariada por Magdalena Aguiló, una muestra donde se establece un diálogo entre las esculturas de Ferran Aguiló y sus propias pinturas de animales submarinos.

Salvadiego estaba muy ligado al Bar Rita de Palma, pues se encargaba de la programación artística. Allí organizó exposiciones de Lluís Juncosa o Miquel Àngel Llonovoy. También coordinó algunas muestras del bar Sa Travessa.

Uno de sus próximos proyectos era una exposición en la galería Dionís Bennàssar de Pollença, prevista para mayo pero que tuvo que posponerse por la crisis sanitaria.

El artista, diseñador gráfico, docente de talleres y fotógrafo rastreador de imágenes urbanas, trabajaba en su taller-vivienda de Palma, en el barrio de ses Veles. Siempre se movió en los círculos artísticos fuera de la oficialidad y estaba viviendo actualmente un momento creativo pletórico repleto de ideas y proyectos.

En los últimos tiempos, también impartía talleres de Gyotaku en Casa Planas.

Salvadiego cursó en Barcelona estudios de Artes aplicadas y Oficios artísticos. Fue diseñador gráfico e ilustrador en diferentes estudios y agencias de Barcelona y Mallorca.

Expuso en San Lorenzo de El Escorial, en Barcelona, en el Centre de Cultura Sa Nostra, en el bar Rita, en el Espai Xocolat, en Rata Corner, en el Festival de Jazz de sa Pobla, en la església vella de Ses Salines, en Can Gelabert o en el Taller d'Antònia Camia, a quien le unía una gran amistad.

Fue el responsable del diseño gráfico de la exposición Andreu Vidal. Restar per sempre en la cosa mirada, comisariada por Magdalena Aguiló e instalada en la Misericòrdia de Palma. Una muestra en la que también participó como artista reinterpretando poemas de Andreu Vidal.

Salvadiego, además de una gran personalidad artística, tenía una destacable faceta como ciudadano comprometido. Como exvecino de Es Molinar, donde estuvo viviendo hace 20 años y barrio al que continuó estando muy ligado después, fue autor de los logos de Port Petit y Salvem Es Molinar, y medió junto a otras personas para conseguir el dibujo de Miquel Barceló para la campaña.