Aunque parecía que no llegaba nunca, al final llegó el día: Rossy de Palma estrenó anoche su Resilienza d'amore en el Teatre Principal. Una única función que también fue víctima de la covid-19, ya que tenía que estrenarse el pasado mes de mayo en el marco del Festival de Poesia de la Mediterrània, que tuvo que suspenderse. No obstante, el festival estuvo muy presente en el espectáculo de la actriz, ya que el organizador de la cita poética, el escritor Biel Mesquida, subió al escenario a recitar unos versos, un canto contra las injusticias y una reivindicación del amor y la ternura.

Durante la hora y media que dura Resilienza d'amore, Rossy de Palma cantó, lloró, rió, hizo reír al público, se puso mil objetos -incluso panes y cojines- en la cabeza, charló con el público y con sus amigos que estaban en las butacas, y habló en catalán, en castellano, en inglés y en italiano. La obra, de cuya dirección artística se ha encargado Pi Piquer, transita por diferentes piezas cortas, todas con tonos, escenografía, niveles de intensidad y recursos distintos, en las que la actriz mallorquina es la auténtica protagonista.

Salió al escenario vestida de Sibil·la y empezó así el show, advirtiendo que llegaba el juicio final. Desde el principio quedó claro que la música es uno de los platos fuertes de esta producción, detrás de la cual está el Piccolo Teatro de Milano. La actriz también invocó a Dalí y brindó al público sus reflexiones más personales sobre el amor, mostrando su parte más intensa y dramática.

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La Rossy de Palma más surrealista y divertida, ovacionada en el Teatre Principal

En otras escenas la artista tomaba el pulso al surrealismo de sus grandes maestros, en especial Dalí y Picasso, entrando y saliendo del escenario con una jaula en la cabeza, con el rostro tapado, o después de probarse muchos pares de zapatos; quizás era algo desconcertante para el público, pero Rossy de Palma estaba sobre las tablas como pez en el agua.

Entre escena y escena se proyectaban imágenes en blanco y negro, y los presentes aplaudían. La ovación del final del espectáculo a la actriz resonó fuerte entre las paredes del Principal, y el chef Tomeu Arbona puso la guinda a la noche cuando llegó, al final, con una ensaïmada.