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Directos en la retina

Selva folk: aires de montaña y de libertad

Como preludio a lo que fueron los Selva Rock, en 1976, durante el primer verano después de la muerte del dictador, se celebró el Selva Folk o Nit de la cançó per al poble

Vista parcial del campo de fútbol de Selva en el Selva Folk del 76.

Selva, el pueblo situado al pie de la montaña de Lluc, fue, durante unos años de la década de los 70 del siglo pasado, un lugar para el debate y la música, primero la popular y luego la pop y rock.

Por lo que a debate se refiere, y ateniéndonos a lo que se explica en el libro Selva Rock que escribieron Antoni Ordinas, Francesca Rotger y Gabriel Soler y que editó el ayuntamiento hace una década, fueron los jóvenes del pueblo "con muchas inquietudes políticas y culturales y críticos con el panorama social y político de aquella época" quienes hicieron posible la "revolución cultural vivida en el pueblo en los últimos años de la dictadura franquista". A través de la lectura de ese documento nos damos cuenta que entre los ideólogos de ese proyecto reivindicativo que tuvo la discusión y la música como ejes centrales, sobresale el nombre de Pere Sampol Vallori, conocido como "Píter Xot" o "Marquès de ses Rotes" que fue "un referente cultural para Selva y líder del movimiento antifranquista", según un texto de Margalida Sampol que se incluye en el libro. Y sigue: "Juntamente con Humbert Colom, Esperança Ramis, Llorenç Massutí, Arnau Amer (?) se dio a conocer el nombre de Selva por todo el mundo". Es Esperança Ramis quien, a sus ochenta años, recuerda hoy aquellos días: "Fue emocionante, era el primer concierto en el estado español con un grupo numeroso de cantautores comprometidos, luchadores y censurados por el franquismo hasta hacía muy poco. Luchábamos con mucha ilusión y fue una gran aventura. Añoro el espíritu de denuncia combativo y alegre de entonces. Creíamos en un futuro mejor".

La parte musical pasó por diversos estadios, desde la música popular al rock, con una primera cita titulada Nit de la cançó per al poble (el 7 de agosto de 1976) y otras más enmarcadas en un proyecto generalizado como Selva Rock, en años posteriores.

Escribía el entonces todavía estudiante de periodismo Andreu Manresa en Diario de Mallorca el mismo día de la velada popular de 1976: "Voces y músicas que darán testimonio de las culturas y realidades de los pueblos de España confluirán esta noche en Selva durante siete horas, en la "Nit de cançó per al poble", en un recital de proporciones inéditas en Mallorca, que este año no ha topado con las trabas gubernativas, como acaeció el verano anterior". Y es que un año antes, en 1975, siendo gobernador de Baleares Carlos de Meer, de ingrata memoria y uno de los represores más duros del tardo franquismo, se había tenido que cancelar una propuesta similar prevista para el 9 de agosto en el velódromo de Tirador de Palma, un recital de Elisa Serna en Selva y otro de Lluis Llach en Son Espanyolet. Y terminaba Manresa el reportaje, después de dar algunas notas biográficas de los ocho intérpretes participantes: "Las gentes de la isla tienen la oportunidad esta noche de estar presentes en una manifestación musical que tendrá que marcar un hito".

Cuarenta y cuatro años después, el felanitxer y ahora director de la corporación IB3 ve "aquel proyecto como una bella historia y que el tiempo ha guardado en la memoria".

Esa edición de 1976 congregó en el campo de futbol de Selva a un numeroso público (entre cinco y seis mil personas) venido de toda la isla. Desde Palma se organizaron autocares especiales para evitar una multitud de coches particulares que aun así colapsaron las carreteras y calles del pueblo. La también periodista de Selva, Margalida Solivellas, que formó parte de la organización tanto de la Nit de cançó per al poble como de los primeros Selva Rock piensa que "aquello fue como una ventana que se abría al mundo. Rompía con la monotonía de los veranos y nos ocupaba un espacio que no solo era el del día del concierto sino el de meses anteriores". Y añade: "Me queda la imagen de la gente llegando a media tarde y como se llenaban las calles y la plaza de un pueblo pequeño y monótono. Eso nos abría los ojos, era la ventana de un mundo que existía más allá de Selva".

Esta edición dedicada a la música popular empezó con un breve parlamento del escritor Alexandre Ballester para después iniciar las actuaciones de, por este orden, Daniel Vega, Pablo Guerrero, Elisa Serna, Enrique Morente, Miro Casabella, Mikel Laboa, Pi de la Serra y UC, además del grupo de teatro de calle S'Estornell que amenizó un breve intermedio que muchos espectadores aprovecharon para ir al bar a consumir los "cuatrocientos kilogramos de sandía, despachados en una hora y media, el récord de la noche", según otra crónica de Andreu Manresa publicada dos días después del acontecimiento. Y aunque el tono global era reivindicativo, no se produjeron incidentes. Así lo explicaba en portada Diario de Mallorca, el día 8: "Los grupos y partidos políticos que se encargaron de la instalación de los tenderetes también hicieron ostensible su presencia a través de numerosas banderas y pancartas. El acto se inició en un clima de absoluta normalidad sin que se observara ninguna presencia especial de fuerzas de orden público".

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