El hallazgo en el yacimiento de la Gran Dolina de Atapuerca (Burgos) de dos piedras talladas cuya edad se estima entre 500.000 y 600.000 años añade interés al que es, con Sterkfontein en Sudáfrica, uno de los registros paleontológicos y arqueológicos más importantes por lo que hace al linaje humano. Con restos que alcanzan 1,2 millones de años —1,4 si contamos las tallas— procedentes de la cercana Sima del Elefante, y los 850.000 años del Homo antecessor de la Gran Dolina, existía después un salto de tiempo considerable hasta llegar a los cerca de 400.000 años de los homininos de la Sima de los Huesos. Sin embargo, ese vacío no tiene nada de misterioso, que es como lo han calificado en la prensa no especializada. En primer lugar, la hipótesis más probable es la de una ocupación intermitente de los distintos yacimientos de Atapuerca, con oleadas sucesivas de nuevos homíninos que cabe esperar que fueran incluso de distintas especies. Por otra parte, las piedras ahora halladas hacen que la secuencia que conocemos sea de 1,4-1,2-0,6-0,4 millones de años. Unas fechas muy separadas entre sí, que no prueban en absoluto la presencia continua de poblaciones humanas.
