Mallorca ya no es un destino exótico. Los famosos que aterrizan en el aeropuerto son legión. Con los futbolistas en vacaciones podría formarse uno de los mejores equipos del mundo. El reparto de una superproducción podría seleccionarse aquí. Cantantes y grupos que encabezan las listas de éxitos incluyen en sus giras las discotecas de moda.

¿Un futbolista? Sin duda Johann Cruyff. En 1970 ganó el doblete de Liga y Copa de Holanda con el Ajax. Le esperaba su primer balón de oro. Tenía 23 años y elegía Mallorca para sus vacaciones. Una fidelidad que mantuvo durante décadas. Prácticamente hasta su muerte en 2016. Después del fútbol dedicó cientos de horas a jugar al golf en los campos mallorquines. Otra conexión con la isla. En 1991 fue operado a corazón abierto en Barcelona. El cirujano que le salvó la vida, y le convenció para sustituir el cigarrillo por una piruleta, se llamaba Oriol Bonnín. Fue fichado por Miquel Dalmau para la Policlínica Miramar. Se convirtió en el primer cirujano cardíaco que ejerció en Mallorca. Se pasó a la sanidad pública y creó escuela.

Otros futbolistas de lujo se dejaron ver por la isla. Benito, el contundente central del Real Madrid; Giancarlo de Sisti, jugador de la Fiorentina y de la selección italiana; Velázquez, el elegante centrocampista merengue; Luis Suárez, el gallego, no el uruguayo, el único jugador español con balón de oro; Telmo Zarra, el goleador nacional con más trofeos Pichichi...

¿Una actriz? Optemos por Jean Seberg. La santa Juana de Arco cinematográfica fue ingresada en una clínica palmesana. Estaba embarazada y sufrió una complicación. La prensa sensacionalista aseguró que se encontraba en coma. La intérprete de Bonjour Tristesse recibió a la prensa local para explicar desde la cama que estaba bien. Que todo obedecía a una complicación de su embarazo. La muerte le llegó nueve años después. En París. Oficialmente se trató de un suicidio con ingesta de barbitúricos. Otros vieron la mano del FBI. Seberg había sido una defensora de los derechos civiles en EE UU. Los servicios de inteligencia norteamericanos se dedicaron a desacreditar e incluso asesinar a la disidencia.

Aquí se reconciliaron Anita Ekberg y Rik Von Nutter. Ella actuó en Guerra y paz y La dolce vita. Él, en Ivanhoe y Operación trueno. La crónicas contaban que protagonizaron una monumental bronca en un hotel de Roma. En la isla recondujeron su relación. Se mantuvo hasta 1975. Peter Ustinov participó en un rastrillo del Pueblo Español en su calidad de embajador de UNICEF. Mantuvo durante décadas su fidelidad a la isla. Y a Formentor.

¿Una cantante? Mireille Mathieu. Las discotecas de la época competían por la contratación de cantantes y conjuntos de moda. Tito's fichó al Ruiseñor de Avignon. Estaba en lo más alto de su longeva carrera gracias a Le dernière valse. No se corta ante las preguntas incómodas de los periodistas. ¿Qué hace con el dinero que gana?: "En casa somos siete chicos y siete chicas". No había alternativa. Era hija de un humilde cantero que labró la tumba de Albert Camus.

Este verano fue prodigioso también en Tagomago, Jack el Negro, Zorba's, Rosales, Jartans o Barbarela. Cada fin de semana había que elegir. The Platters, Los Bravos, Z66, Karina, Miguel Ríos, Arthur Conley, Josephine Baker, Lionel Hampton... por no alargar la lista. Música en directo. El pinchadiscos, lejos de ser una estrella, era el encargado de rellenar huecos entre actuaciones.

La isla atraía individuos de toda ralea. Mobutu Sese Seko era el cruel dictador del Congo. Pretendía pasar sus vacaciones en Mallorca. Se quedó con las ganas. Los hoteles estaban repletos y ninguno pudo garantizarle habitaciones para los cincuenta integrantes de su séquito.

William L. Laurenc era reportero gráfico en el B29 que lanzó la bomba atómica de Nagasaki. Tenía apartamento junto al Meliá Mallorca: "La bomba puso fin a la peor guerra que ha sufrido la humanidad". Es una forma de verlo. Daniel Bernabé protagonizó parte del verano. Le apodaron El navegante solitario. Desapareció durante casi una semana. Atracó sano y salvo en Pollença. Explicó su peculiar receta de supervivencia: "Un dedo de agua potable, un dedo de agua salada, un poco de vino y terrón de azúcar".

Los nuevos tiempos se notan en la publicidad: almacenes La Primavera, Lavauto, edificio Minaco, Hilo Musical, cubitos de hielo, compras a plazos en Radio Borne. Helga, el misterio de la vida es la película de arte y ensayo más exitosa del Rialto. El Caso Matesa, la más conocida de las corrupciones del franquismo, copa los periódicos. Con censura. Las carreteras de las islas se convierten en una trampa mortal: entre tres y cinco muertos en accidente en los fines de semana. Huelga (la prensa lo denomina conflicto) en la Sociedad de Tranvías. Después fue Salma y hoy es la EMT. Edwin Aldrin, uno de los tres astronautas de primer alunizaje, descansa en Cala Blava. En Chile triunfa Salvador Allende y en Portugal muere Oliveira Salazar. Uno de cada cuatro mallorquines ya tiene el carné de conducir.

Hay cosas que no cambian. Cada 18 de julio se conmemora el Alzamiento Nacional y se loan los logros del dictador. Otras están a punto de dar un giro trascendental. Y buena parte de sus protagonistas pasan por Mallorca. Juan de Borbón y su yate Giralda se convierten en habituales del Club de Mar. Los monárquicos se reúnen a bordo. La Policía controla sus pasos. El cardenal Vicente Enrique y Tarancón liderará el tránsito de la Iglesia española hacia la democracia. Elige un convento de la isla para descansar.