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Arte

Galería Maior, tres décadas alimentadas por una pasión

Artistas como Campano, Eva Lootz o Gordillo han estado vinculados a este espacio expositivo

Galería Maior: 30 años de pasión por el arte

Galería Maior: 30 años de pasión por el arte

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Galería Maior: 30 años de pasión por el arte Maria López palma

Jero Martínez cumple tres décadas al frente de la Galería Maior, un proyecto que comenzó movida por su pasión y tras dar la vida algunas vueltas. Cuenta la galerista que por circunstancias de salud familiar tuvo que aparcar sus estudios de derecho. Aunque los motivos que la llevaron a dejar la universidad eran sombríos, lo cierto es que de aquella mala racha surgió la oportunidad: "Todo se complicó y ya no volví a estudiar, pero quizás fue por esto que me di cuenta de que el derecho no era para mí. A veces, tras una desgracia se abre un camino, aunque en ese momento lo ves todo negro". La luz del arte ya había iluminado el camino vital de Jero. Junto a su pareja, el también artista Amador, ya viajaba para visitar galerías, ferias y museos, mucho antes de abrir su propio espacio. "Tenía inclinación aunque no había estudiado nada relacionado con el arte y en mi familia nadie estaba vinculado a este mundo". Al liquidar el negocio familiar el local en el que se ubica Maior quedó disponible. El gusanillo empezó a trabajar y la idea de montar una galería empezó a perfilarse: "Lo hice de una manera inconsciente, no teníamos contacto con ese mundo, era muy arriesgado porque empezábamos de cero". Pero sí había algo, quizás más importante que todo eso: "Teníamos una gran pasión y muchas ganas de trabajar y de conocer a más artistas. Todos los viajes que hacíamos eran para aprender y para ver".

Pollença, año 1990. Ya había en el pueblo otras galerías y en los libros de historia la llamada escola pollencina. Nada de esto estaba en la mente de Jero Martínez cuando decidió abrir su sala: "Tenía muy claro que quería centrarme en el arte contemporáneo, traer artistas que no hubieran estado en Mallorca". Esa norma la rompió con dos grandes artistas: Antoni Tàpies, de quien expuso obra original; y Joan Miró, que estuvo presente en la Maior con una muestra de grabados. "He tenido la suerte de trabajar con artistas muy buenos a los que he admirado y de los que he aprendido mucho", reflexiona.En este punto menciona a Gordillo, Susana Solano, Eva Lootz, Broto, Sicilia, Xavier Grau, Campano o Chema Alvargonzález. Sin olvidar a Amador, Eulàlia Valldosera, Joan Cortés, Darío Urzay, Carla Farren, Núria Marquès, Anett Stuth, Jürgen Partenheimer, Edward Lipski, Penck... entre muchos otros.

Cuando el mundo todavía funcionaba en analógico, montar una galería en un pueblo pequeño como Pollença presentaba muchos inconvenientes, algunos de ellos todavía están ahí: "Te cuesta llegar a las grandes ciudades y a los museos. A nivel de prensa, muchas veces te encasillan como noticia de part forana. Pero eso es un poco lo mismo que le puede pasar a part foranaPalma. Y si Pollença ha sembrado algunos obstáculos, también ha resultado ser un lugar con una energía especial. En la plaza Major, con vistas al puig de Maria, una ubicación que Jero considera mágica y que sin duda ha aportado, y mucho, a la personalidad del espacio. "Algunos artistas se sorprendían al venir aquí y ver lo que habíamos montado en un pueblo pequeño". En el año 2004, un nuevo momento de espontaneidad la llevó a abrir una sede en Palma.

Como mujer galerista, durante muchos años estuvo "sola" en Mallorca junto con Lluc Fluxà: "A nivel nacional, en Madrid las mejores galeristas eran mujeres, pero aquí teníamos otra mentalidad". Aunque no recuerda haber tenido especiales problemas, sí que muchos se sorprendía cuando ese tal Jero resultaba ser una mujer y no un hombre. Como recién llegada al mundo del arte recuerda un camino plagado de dificultades. "Vivimos la crisis del 93 que fue muy fuerte, que duró muchos años y supuso un antes y un después". Aunque ya ha vivido varias como galerista, ninguna como la generada por la Covid-19: "Ésta ha sido la más fuerte, nadie la esperaba y no podías imaginar que se fuera a parar el mundo entero".

Ojo crítico y muchas ganas de aprender y de conocer. Jero reconoce que ha ido aprendiendo del día a día y de la relación que ha mantenido con los artistas: "Ellos son los que hacen la galería. Hay que saber elegirlos bien, al igual que las obras de una exposición". Jero introduce también la figura del coleccionista, un puntal decisivo para el mantenimiento del negocio: "Sin ellos tampoco hay galería porque vivimos de lo privado, no somos un museo. Y no estoy hablando solo de personas con un alto poder adquisitivo. También hay coleccionistas con menos presupuesto. Hay muchas maneras de coleccionar". En este sentido reconoce que las tendencias están cambiando y que si bien su generación y las anteriores eran más propensas a coleccionar, no ocurro lo mismo con los jóvenes: "Sentimos amor y obsesión por el arte y lo queremos poseer. Creo que los jóvenes no son tan posesivos, quizás porque no tienen tanto espacio". Pero para mover el engranaje del arte se necesitan más piezas: "Críticos, comisarios, instituciones, museos. Dar a conocer a los artistas para que puedan llegar a los museos. Todas las bienales y las ferias se mueven gracias a esta gente".

Aunque Jero dice que la labor de la galerista no ha cambiado en los esencial y sí que señala la irrupción de las nuevas tecnologías como la gran revolución. Aquí ya entra en juego el arte virtual y el papel de la redes en su difusión: "Me interesa mucho, aunque me cuesta llegar. Las nuevas tecnologías están cogiendo una fuerza brutal y ves cosas muy interesantes. Ahora no se necesita tanto un espacio físico para mostrar arte." Reconoce el auge de esta tendencia que la irrupción de la Covid-19 ha acelerado: "Muchas cosas que dábamos por supuestas tendrán que cambiar y las nuevas tecnologías estarán más enraizadas". Sin embargo duda de que una muestra digital pueda sustituir al placer de ver y tocar el arte.

Después de tres décadas de recorrido, varias crisis superadas y un panorama actual inédito configurado por la pandemia, Jero Martínez plantea que es éste "un momento de reflexión. Estoy recordando muy buenos momentos, mirando el pasado y viendo hacia dónde tenemos que ir. Se abre un interrogante, pero lo que es seguro es que siempre estaremos vinculados al arte. Es una pasión y una obsesión que siempre tendré".

Edicions Maior

Movidos por esa pasión que dio origen a la galería Maior, desde el espacio han surgido iniciativas destinadas a difundir nuevas tendencias o a facilitar la investigación y la creación. Así, Maior impulsó sus propias residencias artísticas, aunque nunca recibieron ese nombre y en muchas ocasiones acudían a ellas artistas ya consagrados. Poco tiempo después de inaugurar el espacio expositivo, Amador puso en marcha un taller de grabado por el que pasaron, además de él mismo, artistas como Broto, Campano, José Pedro Croft, Xavier Grau, Eva Lootz, A.R. Penck, Jürgen Partenheimer, Charo Pradas, Susana Solano, Darío Urzay, Mónica Fuster, Joan Cortés, Núria Marquès, Aina Perelló y Nicholas Woods, entre otros. Todos ellos pudieron investigar y desarrollar diferentes técnicas en ese espacio cuyos resultados han ido conformando Ediciones Maior. La galería publicará en breve un catálogo con texto de Josep Maria Nadal Suau que dejará constancia de todos los creadores que pasaron por el taller. Suau destaca que la línea de edición surgida "acabaría siendo una referencia en el ámbito nacional".

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