Llegan los desinhibidos años 60. Mallorca se acelera. Dos nuevos segmentos de publicidad entran en la prensa de la época: los televisores y la venta de pisos. Aterrizan los turistas. Cae el maná en forma de divisas. Empieza el desarrollismo. Bares y restaurantes abren sus puertas con la misma celeridad que el pasado mes de marzo las cerraron. Las nuevas urbanizaciones se anuncian a página entera. Son Sant Joan se convierte en el aeropuerto de Palma. Son Bonet se jubila.

Un año antes el presidente de Estados Unidos visita España. Dwight Eisenhower blanquea el gobierno dictatorial de Francisco Franco. Estrategia frente a la amenaza comunista. Las nuevas relaciones con las democracias traen unos turistas muy especiales: los marinos de la VI Flota. Solo en los meses de julio y agosto fondean los portaaviones Valley Gorge, acompañado de cuatro destructores, y el Forrestal. También el británico Ark Royal. Se desparraman por la ciudad. Buscan bares de estilo americano. La oferta se concentra en las calles Apuntadors y Sant Feliu. Con ellos arriban las gaviotas. No son aves. Así llaman a las prostitutas que rastrean los dólares de puerto en puerto.

Dolor y gloria podría ser un buen título para el verano de 1960. Pero lo fagocitó Pedro Almodóvar. Triunfo y muerte. Victoria y tragedia. Honor y horror son las alternativas.

El primer aviso de sangre llega desde Muro el 13 de agosto. Las noticias alegres vuelan desde el corazón de Europa. En la plaza de toros de la localidad costera y campesina, dos toreros son heridos de gravedad por el segundo astado. En Leipzig se disputa el Campeonato del Mundo de Ciclismo en Pista. La corrida se suspende. Chiquilín y Sanluqueño ingresan en el hospital. En la ciudad de Johann Sebastián Bach, Felix Mendelsohnn, Richard Wagner, Robert Shumann y de Clara Wieck-Shumann se encuentra Guillem Timoner.

La tragedia y el éxito confluyen a pasos agigantados. El ciclista de Felanitx se clasifica para la final sin esforzarse y sin ganar su serie. El 14 de agosto hay corrida en el Coliseo Balear. En el cartel destaca Salvador Guardiola. Timoner levanta los brazos en señal de triunfo. El caballo del rejoneador sevillano se encabrita. El de Felanitx se impone cómodamente al holandés Martin Wierstra. El caballero se fractura el cráneo. Ya no recupera el conocimiento. El deportista mallorquín se enfunda su tercer maillot arcoíris. El matador andaluz acaba envuelto en un sudario blanco.

Días después, una multitud recibe a Timoner en el aeropuerto y en Felanitx. El ciclista entrega, una vez más, sus trofeos a la Maredéu de Sant Salvador. Salvador Távora, que después fue famoso dramaturgo, mata el toro de Guardiola. El ermitaño Dionisio recoge las ofrendas del campeón. Guillermo Sureda Molina escribe con lenguaje ampuloso: "Don Salvador Guardiola caerá en su campo de batalla, frente a un toro, como dicen que caían en la Edad Media, los mejores caballeros del Cid". Avespa, seudónimo de Lamberto Cortés, cuenta: "Guillermo, además de un gran campeón, es un tierno devoto de la Virgen y un buen cristiano".

También fue verano de príncipes. Los de Mónaco. Rainiero y Grace Kelly llegaron al hotel Formentor el 11 de agosto. Navegaron en el yate Costa del Sol. Atracaron en Palma, recorrieron el Born, cenaron en el restaurante El Patio... y los llevaron a los toros. El lugar donde acababan todas las visitas de famosos sesenta años atrás. Los tiempos han cambiado. En el año 60 había corridas cada semana en el Coliseo Balear. Casi todos los pueblos celebraban sus fiestas con ritos de sangre. En 2018 fueron cero espectáculos en las islas. Aunque el Tribunal Constitucional se empeñe en preservar la barbarie.

Un sprint para finalizar. Balduino pone fin a la colonización belga del Congo. El país que explotó sin piedad su antecesor Leopoldo II. Hoy caen sus estatuas. Moise Thsombe desgajó Katanga del resto del país. Cuando fracasó su aventura secesionista se exilió en España. Fue un asiduo de la isla. Y de Tito's. Le secuestraron cuando volaba en un avión entre Eivissa y Palma. La conexión Mallorca nunca falla.

Las algas de Can Pastilla eran una "calamidad" para el turismo. Los taxistas se quejaban de que venía mucho visitante "de autobús". Hace algunos años lamentábamos el de "alpargata". Este verano deploramos su ausencia. En el alero de Cort encontraron un mensaje en una botella. El hotel Majorica anunciaba su piscina con una "instalación de filtraje e higienización de la marca Depurit". Libre de Covid, añadiría ahora. El profesor Abad admiraba a los palmesanos. Conducía un 600 con los ojos tapados por el centro de la capital. Un predecesor de Uri Geller.

¿Nuestras autoridades ya no se preocupan por la moralidad en las playas? Manda la divisa. Sus inquietudes son otras. Lean al alcalde Juan Massanet: "Combatid, por Dios, conductores, vuestra frecuente impaciencia para evitar toda suerte de peligros y molestias con que comprometéis a vuestros hermanos, usando las únicas armas seguras para alcanzar la victoria: la caridad, la prudencia y el dominio de sí mismos". Quizás a Pere Navarro, director general de Tráfico, podría inspirarle su campaña anual contra los accidentes.