Álvaro Rico (Toledo, 1996), uno de los actores del momento gracias al éxito de la serie Élite, se encuentra en Mallorca para rodar La Caza. Tramuntana de la mano de DLO Producciones. El confinamiento le cogió, por muy poco, en su pueblo natal. Está tranquilo y feliz de poder volver a rodar después de tanto tiempo: "Lo he pasado un poco mal porque soy muy nervioso. Creía que iba a acabar conmigo y con mi salud mental", dice mientras ríe. Su estado de ánimo es bueno y está ilusionado con los nuevos rodajes que vienen: "Ahora estoy muy bien. Si me hubiera quedado en Madrid hubiese sido diferente".

El joven actor vive con preocupación la situación actual en el sector de la cultura: "El mundo cultural está sufriendo muchísimo ahora mismo. Siempre ha estado desprotegido y vivimos en una crisis constante. Es una cuestión de creer o no en la cultura. No se trata de que se de más dinero al sector, que también, sino de confiar en él como proyecto de sociedad. Se minusvalora la cultura, algo que no pasa en Francia, por ejemplo. La cultura no es solo entretenimiento como algunos creen, sino también es un cuidado del alma de la sociedad. Es nuestra identidad". Dice que es un privilegiado dentro de la industria por la situación que está viviendo: "Yo soy un afortunado y un privilegiado absoluto dentro de este mundo porque no paro de trabajar, pero mi amiga que está en su casa y le han cancelado las dos funciones de teatro que tenía pues se queda sin ningún ingreso, y eso es muy duro. Hay que hablar de ellos, no de los cuatro privilegiados que estamos aquí", aclara el toledano mientras gesticula para dar el énfasis necesario al mensaje.

Rico reflexiona sobre su posición y la necesidad de usarla de la mejor forma posible: "Cuando tienes ese privilegio debes utilizar tu voz para ayudar a los que no la tienen. La gente con repercusión, que es mi caso por ejemplo, debemos sumarnos a las reivindicaciones que se hacen desde el sector para que se escuchen las peticiones. Si de algo tiene que servir ser tan conocidos es para convertirnos en altavoces y referentes de muchos otros temas. No me gusta que los seguidores vean nuestra vida como algo frívolo y superficial". Se muestra rotundo a la hora de posicionarse en este tema. Quiere usar su privilegio para defender a los que están peor.

Élite es uno de los grandes éxitos de la ficción española de la última década y él, que interpreta a Polo, se muestra muy orgulloso de su trabajo: "Es muy complicado definir qué ha supuesto la serie para mí porque ha sido un cambio muy grande tanto en lo profesional como en lo personal. A esa pregunta solo me ocurre una respuesta: todo. Ha supuesto un trampolín profesional enorme, pero también un desarrollo personal importante". Sigue manteniendo la relación con sus compañeros en la serie a pesar de que cada uno ha emprendido nuevos proyectos tras la última temporada. Dice que su vida ha cambiado mucho, sobre todo en algunos aspectos más íntimos: "Sobre todo he notado un gran cambio a nivel de privacidad. Lo llaman fama, pero a mí no me gusta mucho ese término. Antes éramos unos críos desconocidos y ahora somos unos críos muy conocidos". Durante la entrevista el actor desvía la mirada y se fija en el vuelo de una paloma que planea por encima de la piscina. A pesar de ello, retoma la conversación sin ningún tipo de problema: "Fuera de España era mucho peor. En esos momentos tu cabeza se vuelve loca pensando dónde puedes ir que no te conozcan". Añora los tiempos de antes, cuando podía hacer locuras sin sentirse vigilado.

Su vida siempre ha estado relacionada con el espectáculo: "Toda mi vida ha estado vinculada al mundo del escenario. Yo me he criado con una guitarra porque toda mi familia la toca. Incluso mi tío es profesor de guitarra. Siempre he estado muy unido al mundo del arte". Además, recuerda con melancolía aquellos años de adolescencia. "Me encantaban los carnavales. Muy poca gente lo sabe, pero yo he estado durante muchos años en un grupo de jotas. Incluso hacíamos giras por toda España. Además, siempre he hecho teatro así que ha sido un proceso natural". El actor colaboró con su amiga Luna Uzazu en su último proyecto: "Me encanta la música y he estado asociado a ella durante toda mi vida, pero esto solo ha sido para ayudar a una muy buena amiga mía. Fue algo puntual. Lo disfruto pero en la intimidad". Afirma, a modo de acotación, que es un amante del flamenco por encima de cualquier otro género: "Suelo sacar la guitarra y cantar algo de flamenco en las sobremesas".

Nunca ha tenido claro que quería ser actor, aunque podía intuirlo: "Creo que ha sido algo a lo que iba encaminado sin saberlo. Internamente siempre he querido serlo, pero nunca creí que acabaría así. Hice el bachillerato de ciencias, imagínate. Es más: me presenté a las pruebas de acceso de la RESAD pensando que no me cogerían y poder entrar fue una alegría total. Mi madre, en el fondo, no quería que entrara pero al final le salió rana y lo conseguí. Ahí empezó todo", explica mientras suelta una carcajada.

Esta es su primera vez en Mallorca y lamenta no poder disfrutar de la isla como le gustaría: "Me da mucha pena que sea en estas circunstancias en las que, por cuestiones de rodaje, no puedo quedarme más tiempo. Además, cuando acabo aquí me voy directo a Alicante para rodar Alba". Afirma que se sintió raro al volar porque solo encontraba incoherencias: "En cuanto a medidas de seguridad y protocolo al viajar se hace lo que se puede. Hay un punto de contradicción porque, mientras te ponen medidas estrictas para rodar, te meten en un avión lleno sin distancia alguna. Además, tienen los teatros cerrados por ese motivo y no tiene sentido. Entiendo que es una cuestión puramente económica y de interés, pero me parece un contrasentido".

Cuando se le pregunta qué le caracteriza como persona, el actor da una respuesta clara: "La autenticidad. Soy una persona muy de la tierra. Esto de ponerte por encima de alguien no va conmigo. Necesito tocar, mirar, hablar. Eso es lo que más me define. Me gusta la gente que se muestra tal y como es. Odio las caras inventadas. Las personas tenemos taras y locuras, y enseñar eso nos hace más auténticos".

Intenta obviar las producciones en las que aparece, pero acaba sucumbiendo: "Trato de evitarlo, pero no puedo. Al final siempre acabo viéndome. Creo que es bueno verse porque así ves si has hecho un buen trabajo. Aunque cuesta mucho verse. Choca bastante". La pregunta de con quién le gustaría trabajar tiene una respuesta clara: "Luis Tosar, sin duda. Es un referente para mí. Sería un orgullo. Igual hasta pagaría por mirarle a los ojos y que me de una réplica", declara con tono bromista.

La ficción española, según cuenta, ha cambiado mucho desde hace 20 años. Cree que ya no tiene tanto desprestigio por parte de la crítica y la sociedad: "Estamos gozando de un buen momento. La llegada de las plataformas ha supuesto un gran cambio. Ves que tanto ellas como las productoras nacionales e internacionales buscan crear ficciones en nuestro país. La única crítica que podría hacerse es que nos estamos acostumbrando a hacer productos con poco presupuesto. Eso es muy bueno para el que pone el dinero pero el sector se resiente en ese sentido. Debemos reclamar unas mejores condiciones para poder hacer más producciones grandes. Al final la inversión genera más inversión. No hay que caer en la tentación de hacer las cosas con el mínimo presupuesto, porque eso nos ayuda". Está muy comprometido con la cultura y defiende la necesidad de cuidar a los trabajadores porque, al fin y al cabo, son los que generan el producto.