Maika Makovski se hizo esperar pero arrancó su concierto de ayer de la mejor manera: con un tema que estará en su próximo disco -cuya publicación se ha retrasado por la pandemia- y entre unos ruidosos aplausos que le brindó el público. El escenario era inmejorable. Una luna casi llena acunaba el Puig de Maria, ofreciendo una mágica imagen que podía verse desde las últimas filas de sillas que abarrotaban el claustro de Sant Domingo de Pollença.

Nada mejor podría haber acompañado a Makovski, responsable total del hechizo final. Cogió, primero, su guitarra para interpretar un tema nuevo, aunque ya grabado. Apareció visiblemente nerviosa, algo inevitable teniendo en cuenta la emoción que suscitaba el momento (tanto para ella como para muchos de los presentes). Lo dijo al acabar la primera canción: "No me esperaba esto. Qué emocionante, gracias por estar aquí, a los que no tenéis miedo y a los que, a pesar de tenerlo, estáis aquí".

Explicó que no suele empezar los conciertos "agradeciendo", pero la ocasión lo merecía. Así que no dejó pasar la oportunidad de dar las gracias a Fonart por la organización de la cita, enmarcada dentro del ciclo Sons de Nit. La segunda canción también fue un tema inédito, y uno de sus versos rezaba "Lucky me to be by your side" (qué suerte teneros al lado) algo que le sirvió para, de alguna manera, dar las gracias al público por estar.

La multiinstrumentista y compositora mallorquina se soltó rápido. Reía, hablaba y hacía reír a todos los presentes, que le correspondían muchas veces con aplausos y carcajadas, y con silencios cuando tocaba. Repasó su discografía y ofreció novedades. Tocó y mimó la guitarra y se fundió con el piano. Derrochó talento, fuerza, soltura escénica, proximidad y una espectacular potencia vocal. "Había hambre de esto", dijo la protagonista. Y brindó un banquete de brujería musical que dejó a todos hipnotizados, pero más despiertos que nunca.