El verano de 1955 se parece a 2020. Pocos turistas y menos fiesta. Los famosos escaseaban. Hacía una década que las ametralladoras habían callado en Europa. La mayoría de los países todavía curaba las heridas de guerra. Igual que hoy pretendemos taponar las de la Covid-19. El desenfreno debía esperar. España vestía de gris. Mallorca ofrecía un aspecto sombrío.

La autoridad se preocupaba por la moralidad pública. Y por la privada. El alcalde de Palma era Juan Massanet. Advertía contra la relajación de costumbres. "Quedan prohibidas todas las manifestaciones de desnudismo y provocación en las playas y sobre todo en las calles, obligándose a no separarse de la playa sin su albornoz, como tampoco sentarse en bares y demás sitios públicos en traje de baño o indecorosa indumentaria". ¿Qué entendía por 'desnudismo'? ¿Qué era una 'provocación'? ¿Cómo vestir de forma decorosa?

Las páginas de Diario de Mallorca dedicadas a la mujer lo mostraban todas las semanas. Falda ancha. Tipo bailarina. Por debajo, cuanto más mejor, de la rodilla.

No parece que la autoridad competente logrará un éxito arrollador. Sucedía en Sóller. Lean una crónica de la época. "Las señoras extranjeras pueden permitirse circular por las calles con brevísimo pantalón... Sin que se les llame la atención. Circulan otras señoras también impunemente por estas calles exhibiendo casi completa desnudez de cintura para arriba". ¿Cuán breve sería el calzón? ¿Quién incumplía la labor amonestadora? ¿Qué entendía el cronista por completa desnudez?

Afortunadamente, algunas luces iluminaban las tinieblas del nacional catolicismo. La más refulgente era la de Luis Miguel Dominguín. Se había cortado la coleta. Solo participaba en capeas. Su boda con Lucía Bosé hacía apenas tres meses le mantenía en el candelero. O en el candelabro. "Se acabó la aventura, me he vuelto un hombrecito formal". Se lo decía al reportero de Diario de Mallorca. Aterrizó en la isla para participar en un festival en Pollença. Se alojaba en el Formentor. La historia le desmintió. Ava Gardner era pasado reciente. Apenas un año. Vendrían nuevas conquistas en el futuro. Su prima Mariví Dominguín fue la causante de la separación.

En la habitación del Formentor se sinceró con el periodista. Había perdido interés por los toros. Primera sorpresa: "Ni ella (Lucía) me ha visto torear nunca ni yo he visto una película suya". Segundo chasco: "Dentro de un par de meses me iré a cazar leones con Ernest Hemingway". Para el torero, el escritor americano era "un hombre encantador y muy inteligente". La actriz no tenía la misma opinión. "Se parecía más a un empleado de la Renfe", declaró años después. No he encontrado constancia de la cacería africana. En cualquier caso Dominguín fue un experto cazador. De perdices, de ciervos... y de mujeres.

No fue la única estrella del verano mallorquín de 1955. Aquí aterrizó un 23 de julio el actor americano Douglas Fairbanks. Simbad, el marino, en el cine. Héroe de la marina americana durante la Segunda Guerra Mundial. Vino con su esposa Mary Lee Hartford. Carolina Matilda de Dinamarca iba para reina. Una reforma constitucional apartó del trono a su marido y primo Canuto. Se alojó con sus tres hijos en el hotel Alcina, en el passeig Marítim. La llevaron a los toros y a ver bailes mallorquines. El gran Helenio Herrera se repuso de los avatares de fútbol en Portopetro.

Los príncipes de Dinamarca acompañados por don Lorenzo Alcina.

El dominico Bartolomé Torres ofició su primera misa en su pueblo natal, Alaró. El futuro le deparó un papel secundario en el papel cuché. Fue confesor de Juan Carlos I. Cuando los famosos bautizaban a sus hijos, allí estaba él, vertiendo agua sobre la cabeza del recién nacido.

Este verano, Carmen Laforet ganó el premio Menorca. Los marroquíes se levantaron contra el protectorado franco-español. En el Teatro Lírico bailaba Maruja Blanco. La india se encaminaba hacia la independencia. En Alaró se descubrió una importante falsificación de moneda (esta història me la contaba de primera mano mi padre; era herrero y fue conminado por la Guardia Civil a abrir la puerta del taller con unas llaves falsas). Radio Mallorca inauguró nuevas instalaciones. Un productor americano de nombre Henry Cervantes anunció una superproducción sobre Junípero Serra (los tiempos cambian más de lo que pensamos). La llegada de 1.107 pasajeros en un barco se consideraba excepcional. Juan de Vidal y Salvá, un personaje que llegó a presidente del Mallorca, inauguró Casa Radio Telefunken. Un hidroavión con sus tres tripulantes se estrelló en la bahía de Pollença...

Pero un suceso conmocionó más que ningún otro a los mallorquines. El ciclista Francisco Alomar se cayó de la bicicleta en Orense. Murió por una fractura de cráneo. Miles de ciudadanos abarrotaban las calles de la ciudad el día que su cadáver llegó a Palma.