La pintora mallorquina Dolores Sampol Guasp falleció durante la noche del pasado domingo a los 65 años por complicaciones de un problema de salud que padecía, según informó un familiar en redes sociales.

El velatorio se celebrará hoy en el tanatorio de Son Valentí de 17 a 21 horas y, previsiblemente, no se realizará ningún funeral por el fallecimiento de la artista ya que al parecer habría dejado bien claro en vida que no quería se oficiara.

Nacida en Palma en 1954, Sampol estudió entre los años 1970 y 1975 Bellas Artes en la Escuela Superior de Sant Jordi, Barcelona. Un año después, en 1976, empezó en el mundo de la conservación y restauración de pintura, al que dedicó diez años de su vida.

Precisamente, Rosa Capllonch, presidenta de la Associació Festivals Chopin de Valldemossa, en la que la malograda artista participó con la exposición individual titulada Rojo en el año 2000 así como en varias muestras colectivas, resaltó que su labor como restauradora de obras de arte le confirió "una base técnica formidable que no todos los pintores modernos tienen". Ignorante del fallecimiento de Sampol, lo que más valoró una desconsolada Capllonch de su relación con la artista fue "su amistad".

Su compañero José Manuel Menéndez Rojas destacó que Dolores era "una de esas personas que ensanchan la puerta que otras han entreabierto", señaló aludiendo a la incorporación de la mujer al mundo del arte, "y que ningún uniformado, civil o militar, pueden ya volver a cerrar". De su relación personal con la malograda artista resaltó que se trataba de "una persona muy íntima con la que se podía hablar de cualquier cosa".

La también pintora María Carbonero se declaró en shock por la noticia y se refirió a Dolores como "una persona muy elegante, pero con una elegancia natural que trasmitía a sus pinturas. Discreta, culta y muy amable y, por descontado, muy buena pintora", fueron otros de los adjetivos que dedicó a una persona a la que conocía desde hace muchos años y con la que participó en varias exposiciones colectivas.

Patricia Estrada, de la galería Pelaires, ubicó a Dolores como coetánea de una importante generación de artistas mallorquines y habló de ella como "una mujer que siempre aportaba tranquilidad e insuflaba poesía a su obra", ante la que nadie quedaba indiferente. "Era una persona muy amable y muy querida en el mundo del arte", concluyó desolada.

La presidenta Francina Armengol también quiso sumarse al homenaje póstumo con un tuit en el que resaltó que "Mallorca y Balears decimos adiós a una gran pintora. Una pérdida muy sentida para el arte y la cultura de nuestras islas. Descansa en paz".

Al galerista Bernat Rabassa, con el que Sampol participó en hasta tres exposiciones, el inesperado fallecimiento le pilló fuera de la isla. "Era una excelente pintora y, sobre todo, una excelente persona", destacó apelando a su doble conocimiento, personal y profesional, de la artista fallecida. "Porque era una artista, no únicamente una pintora", abundó recordando sus impresionantes montajes. "Es una pérdida muy importante para el mundo del arte en Mallorca", zanjó.

El pintor Ramón Canet tenía sobrados motivos para no hallar palabras con las que expresar su tristeza por el fallecimiento de una persona que, aunque ligeramente menor, le ha acompañado en todo su periplo artístico.

"Estudiamos juntos Bellas Artes en Barcelona y siempre estuvimos muy unidos. Estoy muy afectado porque ahora mismo todo son recuerdos. Era una persona súper discreta, muy culta y muy sensible que, además, sabía trasmitir esa sensibilidad a su obra. Yo la admiraba como pintora porque era muy buena", concluyó un abatido Canet.