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Crítica de música

Gran pequeño Mahler

Cuando una obra musical es grande, en el sentido de transcendente, permite múltiples lecturas. Pasa con todo el opus de Bach, que bien puede interpretarse utilizando formas y formatos diversos y siempre acaba sonando bien. Con Mahler pasa algo parecido, sus ciclos de canciones y sus sinfonías bien pueden adaptarse a un formato pequeño, que si los intérpretes son buenos, el resultado también lo es. Lo pudimos comprobar el pasado viernes en Bellver, dentro del ciclo que la Simfònica ofrece este verano, utilizando formaciones reducidas de músicos. En el programa, las canciones que forman el conjunto d' El camarada viajero y la Cuarta Sinfonía, adaptadas a un grupo de pocos músicos (un máximo de catorce) por Arnold Schonberg (nada menos) y por Klaus Simon, respectivamente. Deliciosas versiones que conservan todo el espíritu y la sonoridad del original, remarcando, si cabe, esos típicos momentos de cierta decadencia sonora, tan mahlerianos (Joan Roca dixit).

Precisa y preciosa la aportación instrumental, donde cada músico se convirtió en auténtico solista. Es de justicia citarlos a todos: Jose Miralles, Jordi Miralles, Silvia Insa, Josep Sanchis, Miriam Merino, Smerald Spahiu, Manel Barrios, Sonia Krasnova, Emmanuel Bleuse , Philip Dawson, Yuko Mizutani, Sorkunde Olivares, Armando Lorente y Susana Pacheco. Mielgo, que es un convencido defensor de Mahler, acertó en los tempi y en las combinaciones sonoras.

Por su parte los dos solistas vocales mantuvieron el listón muy alto durante todas sus intervenciones. José Antonio López, a quien nunca nos cansaremos de escuchar en vivo, sea para un ciclo de canciones o para un oratorio, tiene una gran presencia y una voz delicada y potente, que suena bien en todo el registro de barítono. Lo que dice, lo dice convenciendo, tanto si se trata de un fragmento profundo y doloroso ("Tengo un cuchillo caliente en mi pecho") como si hay motivo para la esperanza ("Y entonces, bajo los rayos del sol, el mundo repentinamente comenzó a resplandecer; todo se llenó de sonido y color"). Los mismos calificativos servirían para comentar la aportación de Irene Mas en el último movimiento de esa obra impactante y llena de esperanza que es la Simfonia número 4, una canción en la que se alternan el lirismo con la contundencia, el casi decir con la exaltación. Intervención llena de matices, la de la soprano mallorquina, que ya no es una joven promesa, sino una firme realidad. Como bien dice el poema que cierra esa obra, "las voces angélicas despierten los sentidos para que todo renazca con la alegría".

Grup de cambra de l'Orquestra Simfònica de Balears

Castell de Bellver

****½

Irene Mas (soprano), José Antonio López (barítono), Pablo Mielgo (director). Obras de Mahler. Viernes 26 de junio.

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