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Crítica de música

Cantó

El Festival de Música Clàssica d'hivern, que llega a los veinticinco años de vida, sigue su curso después de una parada obligada por la situación...

El Festival de Música Clàssica d’hivern, que llega a los veinticinco años de vida, sigue su curso después de una parada obligada por la situación creada por el Covid-19. Algunas propuestas, de las que inicialmente se habían anunciado, han tenido que suspenderse definitivamente mientras que otras han seguido su curso o se han programado para otra fecha.

Con el título de El sacrifici dins l’òpera, la premiada soprano madrileña Guiomar Cantó ofreció un recital de arias de heroínas musicales que acaban muriendo sobre el escenario. De hecho son muchas las protagonistas de títulos operísticos que mueren ante los ojos del espectador, cantando. De entre ellas, de entre esa multitud, Guiomar eligió a Medea, Ana Bolena, Lucrezia Borgia, Julieta, Norma, Violeta y Liú, aunque bien podrían haber estado Isolda o Mimí, por citar algunas más.

Acompañada al piano por Francesc Blanco, quien se encargó también de justificar la inclusión de cada una de las piezas, la cantante ofreció fragmentos del repertorio, algunos más conocidos como Casta Diva o Addio del passato y otros menos populares como Dei tuoi figli de Cherubini o Eccomi, in lieta vesta de Bellini, todos ellos pero interpretados con mucho sentimiento y buen hacer.

Poco público y convenientemente distanciado entre sí (poco más de veinte personas) para un concierto que bien merecía más atención por parte de los aficionados. Pocos pero, eso sí, muy satisfechos, pues aplaudieron hasta conseguir un bis, que no fue otro que el siempre agradecido O mio babbino caro de Puccini.

El Sacrifici dins l’òpera

Pati de l’Arxiu del regne de Mallorca

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Guiomar Cantó, soprano

Francesc Blanco, piano

Àries d’òperta

12-06-20

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