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El renacer conjunto de Tià Zanoguera y Marcel Cranc

El pintor y el músico se unen, una vez más, para ofrecer un concierto en el que la música y la pintura digital dialogarán ? La propuesta se estrenará el 27 de junio, en el Aljub de Es Baluard, en el marco del ciclo Sons de Nit

De un experimento algo improvisado nació un proyecto musical y visual cuyas riendas manejan Marcel Cranc (Miquel Vicens) y Tià Zanoguera. Cada uno desde su disciplina -música y pintura digital, respectivamente- ofrecerán un concierto con proyecciones dibujadas en directo el próximo 27 de junio en el Aljub de Es Baluard, en el marco del ciclo de música en directo itinerante Sons de Nit que organiza Fonart.

La cita será a las 21 horas, cuando el sol empieza a perder fuerza, y cae la noche, para volver a salir radiante horas después. A algo similar suena la propuesta de los dos artistas: a un renacimiento, a otra oportunidad, a quemarlo todo para después empezar de cero. Las bases son el último disco de Marcel Cranc y la última exposición de Zanoguera; a partir de ahí, todo es nuevo, impredecible y experimental.

"Nos conocemos desde hace mucho tiempo, hace unos 20 años ya hicimos cosas juntos", explican, sorprendiéndose de que hablan del siglo pasado. Se reencontraron (artísticamente, porque nunca han perdido el contacto) y por las ganas, la curiosidad y la cantidad de cosas en común que tienen se animaron a trabajar juntos en algo. Así, el 22 de noviembre del año pasado, en el marco de la exposición de Zanoguera, El cos i la Cosa (diàlegs), que acogió Casal de Cultura Can Garau, ofrecieron un diálogo entre la música y la pintura digital.

"Lo que pasó en Sencelles podemos considerarlo el embrión de lo que será el concierto en el Aljub de Es Baluard. Desde entonces hemos trabajado sobre ello. Recordamos ese concierto (el de Sencelles) como algo muy especial, bestial. La gente se emocionó mucho, algunos se pusieron a llorar. Cuando fluyes con la persona con la que estás trabajando, cuando hay sincronía, es mucho más fácil conectar con el público", señalan.

Las sensaciones, comentan, llegan por los ojos y por los oídos, pero traspasan el cuerpo provocando que las emociones estén a flor de piel. "Durante el concierto hay muchas subidas y bajadas de intensidad, es muy dinámico, lo quemamos todo para que luego nazca otra cosa desde ahí", cuentan. Hablan de agresividad, de emoción y de optimismo: "La propuesta es emocional, pero no pretendemos ser emotivos. Hay mucha agresividad y también momentos de paz. El juego entre las imágenes que se proyectan y la música, junto y por separado, es tan potente y a la vez esperanzador que cautiva mucho a la gente. Además, que todo sea en directo ayuda a crear este entorno de sensaciones fuertes: es como un salto al vacío".

Durante el confinamiento han tenido que trabajar desde la distancia. Este tiempo, no obstante, les ha servido para sacar adelante o avanzar en otros proyectos. Hace poco que pudieron reencontrarse para volver a darle caña a la propuesta que podrá verse dentro del Sons de Nit, y con la que tienen la ilusión de ir de gira "si funciona".

"No es algo muy habitual, habrá que ver cómo responde la gente. Al hacer algo en directo, las sensaciones que te llegan de parte del público siempre tienen cierta afectación sobre lo que estás haciendo", señalan. Aunque si no funciona, siempre habrá la posibilidad de renacer.

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