En el mundo de la antropología, la cultura se entiende de una forma distinta a la de la lengua común. De entrada, se aplica a colectividades, no a individuos, y así carece de sentido hablar de "una persona culta". Es el grupo entero el que dispone de cultura y tampoco cabe comparar, en sentido estricto, niveles de aculturación como no sea para hablar de etapas dentro de la evolución de un grupo concreto. Así, antropólogos y arqueólogos han establecido los modos 1, 2, 3 y 4 para calificar las técnicas de tallado de piedra; una conducta que, en el linaje humano, se tiene por la primera manifestación cultural. El género Homo se asocia a la fabricación de herramientas líticas que permitieron a sus primeros miembros el adaptarse al ecosistema aunque tampoco es raro encontrar quienes defienden que los australopitecos, un género anterior, eran capaces de tallar piedras.
Puede que la mayor revolución respecto del concepto antropológico de cultura llegase cuando autores como Jane Goodall y Jordi Sabater Pi presentaron evidencias acerca del uso cultural de útiles por parte de los chimpancés. Pocos son quienes niegan hoy que nuestros primos vivos más cercanos usan bastones y piedras para procurarse alimento. Pero una de las características más interesantes de la cultura es su capacidad de propagarse, ya sea por enseñanza o imitación, dando lugar a una diversidad notable: lo que se denomina "tradiciones" diferentes propias de distintos grupos. Pues bien, Christophe Boesch, investigador del Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology (Leipzig, Alemania), y colaboradores han publicado en la revista Nature Human Behaviour un trabajo en el que analizan el grado de diversidad de una actividad cultural particular de los chimpancés: la de la preparación y uso de palos para la "pesca" de termitas. Se trata de deshojar una rama recta para introducirla luego en un termitero: los insectos se agarran a ese intruso para atacarlo y, al sacar la rama plagada de termitas, el chimpancé puede comérselas.
Se conocían hasta ahora 8 grupos de chimpancés que llevaban a cabo hasta dos técnicas diferentes de pesca. Pero Boesch y colaboradores, tras analizar los distintos elementos técnicos implicados en esa conducta cultural, han identificado 9 grupos más que la poseen revelando hasta 38 detalles técnicos distintos. Tales elementos se combinan, dependiendo de cada comunidad, para dar lugar a una diversidad cultural notable. Y los autores confirman que la tradición propia de cada grupo permanece por medio de un mecanismo de aprendizaje social que mantiene de manera fiel las combinaciones técnicas utilizadas. Sin embargo, no parece que se produzcan innovaciones en esas técnicas, salvo pequeños detalles como los que permiten una pesca más cómoda. Aún no sabemos lo suficiente para poder hablar de una evolución cultural en los chimpancés.
